La sonrisa va por barrios

Márquez recupera el humor ante tanta tensión con Rossi, Lorenzo y las Ducati dispuestos a amargarle la fiesta

J. M. Aguilera

‘Wanted’. Se busca. No un forajido sino un nuevo Sheriff. El corral anda revuelto y ya no hay líder que imponga su ley, que maneje los destinos de MotoGP con mano firme, rápida y certera. Años ha que ‘Il Dottore’ reinaba sin oposición con el 46 en su carenado. Jorge Lorenzo le arrebató el trono y el pequeño Márquez birló la corona al balear y el título de campeón.

Y ahora, como en un juego de trileros, la bola se pasa de un lado a otro y nadie es capaz de vaticinar de qué lado caerá la suerte esta vez. El Mundial ha recuperado la emoción con esta terna que vuelve locas a las casas de apuestas. Experiencia, sobriedad y descaro apuntan como señas de identidad de estos tres titanes que suman 12 campeonatos, lo que prueba su hegemonía durante más de una década.

La irrupción de Michelín en la fabricación de neumáticos, las continuas caídas sobre el trazado, los distintos picos de forma física y emocional durante una temporada eterna... mil y una circunstancias impiden efectuar un pronóstico fiable cuando la igualdad es absoluta. No obstante, Jerez se reencontrará con la sonrisa de Marc Márquez, que supera su temporada más difícil a golpe de triunfos.

El de Cervera ha campeonado en los dos últimos grandes premios, colocándose su primer colchón de puntos ante unos adversarios que en numerosos casos perdieron la verticalidad y se estrellaron con el asfalto. Hizo el indio en Argentina y el vaquero en Texas. Subidón de autoestima pues llegaba tocado después de una campaña irregular, con accidentes infantiles lejos de las pistas y esa escena con Valentino Rossi que ya forma parte de la historia de este deporte. Ya no todos los días son de vino y rosas para el jovencísimo campeón que está obligado a librar batalla continua con los ‘tifossi’ en un ambiente enrarecido.

La ‘ Catedral del Motor ’ es templo de milagros y siempre guarda una sorpresa. Lorenzo aparecía agobiado, angustiado, deprimido en 2015 y se nutrió de moral con su triunfo incontestable, con un dominio de principio a fin. Si Pedrosa corriera en Jerez, ya habría ganado algún Mundial, mientras que Marc y Rossi también disfrutan a lomos de su cabalgadura en el trazado con más ambiente del Planeta Motor.

Más protagonistas que nunca

Cuatro son multitud, pero es que además no están solos en esta orgía motera. Al festival se unen las Ducatis de los ‘Andreas’ Ianonne y Dovizioso, a la espera de controlar su tremenda velocidad punta y reducir el número de tropiezos (el pobre ‘Dovi’ ha sido embestido en las dos últimas pruebas). Y otros dos hispanos se unen a la fiesta: Maverick Viñales y Pol Espargaró buscan la confirmación como relevos de quienes aún no están dispuestos a la retirada.

El sonido ensordecedor de las máquinas en la cilindrada más potente, el olor a goma chamuscada, el tacto gastado del mono de cuero, el preciado sabor de la victoria, el espectáculo visual de la serpiente culebreando en cada curva... Un Mundial para seguirlo con los cinco sentidos, porque todo puede cambiar en un viraje, o en la recta de meta. Miles de kilómetros y el todo en un instante. Como la vida misma.

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