CRISIS DEL CORONAVIRUS
La Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre ya trabaja en su reapertura al público
Los jinetes profesionales y los mozos no han dejado de cuidar y entrenar cada día a más de un centenar de caballos durante el Estado de Alarma
La Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre de Jerez de la Frontera es sinónimo de tradición, disciplina, cultura y pasión. Estas instalaciones albergan en su interior a unos 120 caballos pura raza española que cada día entrenan y siguen riguroso proceso de formación hasta alcanzar la excelencia en su espectáculo 'Cómo Bailan los Caballos Andaluces'.
Pero detrás de esta exhibición que cada año atrae a más de 200.000 personas venidas de todos los rincones del mundo hay, fundamentalmente, vocación y amor hacia los caballos por parte de las 83 personas que componen la plantilla de trabajadores de esta fundación entre personal técnico y administrativo.
La crisis sanitaria del coronavirus les ha llevado a cerrar sus puertas al público de manera temporal. Pero de puertas para adentro, la actividad no ha cesado en ningún momento . Al igual que el resto de la ciudadanía, los jinetes, mozos y demás personal de mantenimiento realizan ahora sus labores ataviados con mascarillas y pantallas de protección. Y es que la atención, cuidado y entrenamiento de los equinos es fundamental en estas semanas sin exhibición para no echar por tierra el trabajo de tantos años.
«Los caballos tienen en el día a día el mismo cuidado que pueda tener una persona. Son muchos años de trabajo juntos. Llegan a ser prácticamente parte de tu familia . Tenemos una comunicación con ellos a través de los sentidos de la vista, el oído y el tacto», explica Ignacio López, uno de los 14 jinetes profesionales con los que cuentan la Real Escuela tras concluir el entrenamiento con Fauno, un potro de seis años de edad con el que se trabaja para que sea «uno de los caballos estrella de la escuela».
Los caballos están repartidos por las cinco cuadras que hay en estas instalaciones. Cada una lleva el nombre de uno de los cinco equinos que participaron en la primera exhibición que se realizó: Ruiseñor, Valeroso, Garboso, Vendaval y Jerezano.
«Los caballos llegan a ser prácticamente parte de tu familia, son muchos años de trabajo juntos»
«Hay un trabajo de mantenimiento, que es la doma base y de conservación, y luego la doma de presentación. Son ejercicios que van unidos y enlazados que buscan principalmente la musculación y el equilibrio del caballo », explica López.
El trabajo y entrenamiento diario de estos animales apenas ha variado pese al Estado de Alarma y la cancelación de los espectáculos: «Se les intenta ayudar un poco mentalmente puesto que no tienen tanto trabajo de presentación. Se trabaja un poco más suave pero sin perder la forma y sin dejar de avanzar en el proceso de formación» señala.
El Picadero suele ser el lugar donde habitualmente entrenan a diario los caballos. En este mismo escenario es donde llevan a cabo su espectáculo estrella. Con una capacidad para 1.600 personas, la dirección de la Real Escuela ya trabaja en una limitación del aforo para cumplir con las medidas de distanciamiento social para cuando se reanuden tanto las visitas a las instalaciones como los espectáculos para el público en general.
Este recinto cuenta con una gran amplitud, por lo que no existe problema a la hora de mantener las distancias entre los propios jinetes para practicar sus ejercicios. Rafael Soto es otro de los jinetes de la Real Escuela. Es medallista olímpico en doma clásica y cuenta en su palmarés con numerosas medallas en campeonatos mundiales, europeos y nacionales. Junto a Fernando Ariza, también jinete profesional, ensayan con un caballo uno de los movimientos más complicados del espectáculo: la cabriola. En este ejercicio, el equino llega a elevarse medio metro en el aire con las patas traseras totalmente estiradas y las delanteras flexionadas. Un verdadero espectáculo para el espectador.
Por otra zona de la pista, también está Belén Bautista. Ella es la única amazona de la Real Escuela Andaluza de Arte Ecuestre de Jerez. El género no es ningún obstáculo para hacer de tu pasión tu profesión. Y es que a esta sanluqueña le viene de familia el amor por los caballos.
«El lenguaje del caballo es el equilibrio», explica Francisco José García, otro de los jinetes de la Real Escuela mientras prepara a un caballo para realizar una corveta, otro de los movimientos más llamativos y complejos del espectáculo.
La complicidad entre jinetes y caballos es máxima . Con un simple chasquido o un silbido, el equino sabe perfectamente qué tiene qué hacer, cómo ejecutarlo y cuando parar. La paciencia, el trabajo y la búsqueda de la perfección son las premisas con las que se trabajan en esta escuela ubicada en Jerez de la Frontera que, junto a las de Lisboa, Viena y Saumur, son únicas en el mundo.
Más allá de los propios jinetes o mozos, hay otras personas cuyo trabajo es fundamental dentro del funcionamiento cotidiano de estas instalaciones. La guarnicionería es probablemente uno de los lugares más simbólicos e interesantes para aquellos quieren la visitan. Casi un viaje atrás en el tiempo. Florencio Ruiz es el maestro guarnicionero de la Real Escuela desde hace 30 años. Aquí, de manera totalmente artesanal y con herramientas manuales, se fabrican y se arreglan todos los complementos que se necesitan para montar a caballo.
Un trabajo tradicional y minucioso que también se enseña a un alumnado que, debido al Estado de Alarma, también ha visto interrumpido sus clases en estas semanas . Para la fabricación de una sola montura inglesa se puede tardar entre cinco y ocho días, e incluso quince días si se trata de una montura vaquera, rellenas como antaño con pasto de centeno. Aquí se elaboran también los zahores, los estribos, las cabezadas y todo el material que necesitan los jinetes.
Además de la propia formación que se imparte durante todo el año y los espectáculos semanales que se ofrecen al visitante, otro de los objetivos de esta Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre es contribuir al conocimiento, mantenimiento, estudio y difusión del arte de la equitación y del enganche.
Para ello, cuenta con el Museo del Arte Ecuestre y el Museo del Enganche, dos espacios a través de los cuáles se hace un recorrido por los orígenes y la historia del patrimonio ecuestre andaluz. Pese a que los espacios museísticos podían abrir con una limitación de aforo al tercio de su capacidad a partir de la Fase 1, las instalaciones de la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre no prevén su reapertura al público hasta que concluyan todas las fases de Plan de Desescalada.
Reapertura prevista para julio
Si bien la actividad diaria con los caballos se ha mantenido prácticamente inalterable durante este Estado de Alarma, la crisis del Covid-19 sí ha alterado el día a día de la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre . Además del cierre de sus museos y la suspensión de los espectáculos, la actividad formativas con el alumnado y las visitas guiadas, se han aplazado diferentes eventos programados para los próximos meses.
«El verano estaba todo lleno de actividades. En los meses de abril y mayo también teníamos previstos eventos en Francia y otras ciudades españolas. Además de la Feria del Caballo y el mes de mayo en Jerez, la época de mayor actividad. Este año todo se ha ido al traste», reconoce Jorge Ramos, director de la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre.
Desde la dirección de la Real Escuela ya se viene trabajando en las diferentes medidas de seguridad e higiene que se implantarán para cuando se lleve a cabo la reapertura prevista en un principio para el próximo mes de julio.
«Estamos preparándonos para los distintos escenarios. Dentro de las fases de la desescalada, julio puede ser un mes donde ya este todo más normalizado», señala Ramos.
«Aquí hay que venir a recuperar la alegría de vivir y de disfrutar de la cultura de nuestra tierra»
La gran mayoría de las personas que visitan esta Real Escuela son turistas venidos de diferentes lugares del mundo. De ahí que el cierre de las fronteras aéreas y la cancelación de las escalas de cruceros en Cádiz hayan supuesto en varapalo económico importante: « Esto es un motor turístico para la economía de Andalucía y en particular de la provincia de Cádiz. El impacto económico está siendo muy fuerte para todos», sentencia.
El Recreo de las Cadenas es otro de los espacios más emblemáticos de la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre. Son decenas de parejas las que deciden casarse cada año en sus espectaculares jardines. Para este 2020 estaba prevista la celebración de en torno a 40 bodas. La mayoría de ellas también se han cancelado o se han aplazado para otras fechas ante la incertidumbre provocada por el Covid-19.
«Para julio y agosto ya tenemos algunas bodas programadas aunque todavía hay que mantenerse a la espera. Hay que ser muy cautos porque hay mucha incertidumbre. La idea es que todo esté perfecto para cuando reabramos», afirma el director de esta fundación.
Ramos se muestra optimista de cara a un futuro próximo: «Estamos convencidos de que todo volverá pronto a la normalidad y nosotros vamos a estar preparados para cuando eso ocurra. Aquí hay que venir a recuperar la alegría de vivir y de nuestra tierra. Disfrutar con el espectáculo de los caballos y de un entorno maravilloso donde se respira salud y seguridad».
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