Coronavirus

La Real Escuela Andaluza de Arte Ecuestre de Jerez sigue en pleno estado de forma

Tendrá que adaptarse a las restricciones tanto de aforo para el espectáculo ‘Cómo Bailan los Caballos Andaluces’ como a las relacionadas con el acceso a los museos, pero su director confía en que “poco a poco” se vaya volviendo a la realidad

Los trabajadores limpian la zona de cuadras y asean a los caballos E.C

Elena Carmona

El Estado de Alarma como consecuencia del Covid-19 fue como un «jarro de agua fría» para todos y en especial para aquellas instituciones o entidades que se dedican al turismo y al patrimonio de nuestra tierra. Jorge Ramos, director de la Real Escuela Andaluza de Arte Ecuestre , que se encuentra en Jerez , ha cumplido su primer año en el cargo con esta anómala situación. Tras el decreto del Estado de Alarma, durante ese primer fin de semana aprovecharon para trabajar en la organización de los servicios mínimos que habría que poner en marcha en las instalaciones.

A partir de ahí, la plantilla se organizó en turnos de trabajo que evitasen la coincidencia de personas en el recinto, mientras que un porcentaje de los trabajadores permanecía trabajando desde casa.

El director de la Real Escuela explica que a las instalaciones acude el personal que trabaja directamente con los caballos : «Los jinetes; los mozos de cuadra, que se encargan del mantenimiento, cuidado, limpieza y alimentación de los equinos; el personal de clínica veterinaria y el personal de enganche, además de los operarios de mantenimiento». Son muchas las labores que hay que realizar en las instalaciones para que estén en perfecto estado de revista, concreta Ramos. El personal acude totalmente adaptado a las necesidades con sus equipos de protección individual y los productos desinfectantes .

Los caballos requieren una atención diaria y «no pueden permanecer estabulados». La Real Escuela cuenta con casi 120 ejemplares en sus instalaciones que deben estar en movimiento y en muy buenas condiciones higiénicas.

En estas instalaciones además de ofrecer el espectáculo «Cómo Bailan los Caballos Andaluces», se imparten clases de equitación y de doma que se dirigen tanto a publico nacional como internacional, a la vez que cuentan con alumnos propios que durante cuatro cursos reciben formación de jinetes . Por eso, en estos momentos de confinamiento y de Estado de Alarma es más que necesario que los caballos se muevan: «Hay que sacarlos de los boxes, limpiar las cuadras, higienizarlas, duchar a los caballos y moverlos», explica el director. Los caballos se pasean por las pistas, se llevan al caminador, que es una especie de tiovivo, donde caminan sin parar, y se les da cuerda para que el caballo se mueva. También es necesario montarlos para que practiquen los ejercicios propios de la doma, que van desde saltos, al paso español, entrenando todas las actividades que realizan a diario.

De cara al futuro, al Real Escuela mantiene mucha cautela . El director de las instalaciones explicó que están «expectantes de ver cómo queda todo. Hay cosas evidentes como es que el turismo internacional va a tardar meses en volver con la repercusión de los cruceros o los touroperadores de Francia y Alemania ». Por eso ya están trabajando y enfocando sus campañas de comunicación hacia el público nacional, a la vez que planteando «qué se puede ofrecer en la Real Escuela con todas las garantías y premisas de seguridad que vendrá demandando el público ». La Escuela tiene más de 7 hectáreas de superficie y cuenta con mucho espacio abierto, así como buena luminosidad y distintos espacios por los que poder pasear y recrearse sin tener gente alrededor. En cuanto a la oferta turística irá acorde con las nuevas medidas. Por ejemplo, en el picadero se congregaban antes de esta situación unas 1.600 personas. Tras el confinamiento, «el aforo se verá reducido en base a las distancias que marque la normativa. En cuanto a las visitas a los museos se tendrá que dosificar la entrada y los accesos estarán más restringidos de tal forma que se puedan abrir las puertas con todo tipo de garantías».

En la Real Escuela, la estacionalidad «es mínim a y aunque hay meses más buenos en cuanto a visitas con la llegada del verano, sí es cierto que estos meses de enero y febrero fueron mejor de lo previsto y ese buen ritmo se podría haber prolongado hasta el otoño”. Ramos es consciente de que mientras en abril del pasado año fueron 18.000 personas las que visitaron la Real Escuela, el mes pasado se contabilizaban cero. «Sabemos que la recuperación será lenta pero las instalaciones llevan muchísimos años y saldrán adelante. Nos va a tocar sufrirlo como a la hostelería y la restauración pero, poco a poco, se irá volviendo a la realidad».

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