Semana Santa
Jueves Santo en Jerez: las velas de los templos relucieron más que el sol
Confortación ante los Titulares el día del Amor Fraterno
Uno de los Jueves que relucen más que el sol tuvo luz en Jerez , aunque fuera de velas en el interior de los templos. Suficiente para colmar los corazones de los devotos que buscaron el refugio de las Imágenes para transmitir su plegaria o dar gracias por, al menos, estar. Suficiente, pero no pleno. Jornada dura para los cofrades, porque la Semana Santa es ese tiempo de fe en el que convergen una amalgama de sentidos y sentimientos.
Sentidos como el del olor a azahar en las calles, el olor de la espera para el cofrade. De la espera en una noche de vísperas soñando lo que está por llegar, de la espera en una plaza cuando asoma una Cruz de Guía o de la espera, este año, a las puertas de los templos en una cola que dictaba que era la hora, aunque no la hora de lo soñado.
Porque si las hermandades cada año acercan al pueblo al Señor y su Madre, este año fue todo dispuesto para que fuera el pueblo quien se acercara a Ellos. Como en la Basílica de El Carmen Coronada , donde la Hermandad de la Lanzada abrió las puertas a las 10,30 horas, para que los devotos pudieran postrarse ante la imagen del Crucificado en pleno centro de Jerez.
Porque el centro de la ciudad era protagonista en la jornada del Jueves, donde en la Iglesia de San Dionisio la Hermandad del Mayor Dolor daba la bienvenida a sus hermanos recordando con alegría que era Jueves Santo y en San Juan de los Caballeros la Hermandad Marianista de la Vera Cruz presentaba una estampa novedosa a los ojos de muchos jerezanos, ya que en el paso de Misterio, además de Cristo, acompañado de los dos ladrones, se encontraban la Virgen de las Lágrimas junto al Discípulo Amado. La sencillez al servicio de la catequesis plástica.
Igual que en Humildad y Paciencia , donde el gusto por lo simple en la Hermandad Trinitaria presentaba al Señor silente, paciente y humilde sentado en la piedra en el centro del altar. Nada más, simplemente Él, para una jornada en la que se estrenaban, un Jueves Santo que ya, pese a todo, es una página de la historia de la Cofradía.
Jueves de Amor Fraterno, Jueves de Oración. Orar para sentirse confortado, para sentir consuelo y ánimo. Y para ello los cofrades buscaron entre los muros de Santo Domingo al Señor que tallara Juan Luis Vasallo Parodi con la mirada clavada en el cielo buscando respuesta. «Que se haga tu voluntad», fue la frase del Jesús en Getsemaní, más viva que nunca para los cofrades este año, porque la resignación no tiene gozo sin pasar ante la imagen del Señor del Olivo y comprender su gesto.
Porque el Jueves es el día de la enseñanza en los gestos del Redentor. Y de Redención saben en el barrio de Icovesa, donde su Hermandad abrió las puertas al pueblo para contemplar al Señor y su Madre y recoger las plegarias de un barrio que se hace cofradía en el Día del Amor Fraterno.
Madrugada a la luz del sol
Desde el Domingo de Ramos se escucha que esta Semana Santa es diferente, lo cual nadie pone en duda, pero si hay un hecho en el que se ha podido constatar ha sido en ver a los hermanos de las diferentes corporaciones de la Madrugá viviendo una Madrugá a la luz del sol.
Y es que a las 11 de la noche, sin que ni siquiera fuera la hora soñada por los que anhelan todo el año La Noche de Jesús , ya no se podía ni estar en la calle. Es por ello por lo que el cofrade de la Madrugá vivió su Hermandad en una jornada atípica, con el cielo azul, pero no el de las claritas del día tras un largo camino, sino el azul de Jueves Santo.
Aún así, la plazuela de la Yedra fue la de la Hermandad de la Esperanza, la del gentío y el bullicio, la de la alegría, la que nunca se torna gris porque sabe que la Reina Coronada de manto verde siempre está ahí. Como Jerez sabe que en San Juan de Letrán nunca se camina solo, porque si el Señor tiene a su Marquillo, los jerezanos lo tienen a Él, como tienen a la Muerte Buena de Santiago , la serenidad del crucificado de Castillo Lastrucci .
Madrugá nazarena a la luz de la tarde. Silencio blanco por San Francisco , como silencio en las colas de unos cofrades que aceptaron que la noche no era para capirotes y el día era para venerar ante ellos. Madrugá con luz, Madrugá para recordar en Picadueña, donde los cofrades de La Misión buscaron ante el Señor nazareno que los dote de Salud, como en San Miguel , donde el marienismo de José de Arce regaló a Jerez su Cristo Crucificado .
Noticias relacionadas