Jesús Aguado abre nuevo ciclo de la Fundación Ory, ‘Música de lobo’
Dedicado a la poesía contemporánea, el programa se estrena con las ‘Cartas al padre’ del autor sevillano
La Fundación Carlos Edmundo de Ory, con la colaboración de la Fundación Municipal de Cultura, acoge hoy la presentación de ‘Carta el padre’ (Vandalia, 2016), del prestigioso escritor sevillano Jesús Aguado. El acto, enmarcado en el ciclo permanente ‘ Música de lobo ’, consagrado a la poesía contemporánea, tendrá lugar a las 19.30 horas en el Centro Cultural Reina Sofía. El autor estará acompañado por Javier Vela, quien se hará cargo de la introducción, y Laure Lachéroy, presidenta de la Fundación, Carlos Edmundo de Ory, encargada de presentar el acto.
Jesús Aguado es un poeta, traductor y antólogo español nacido en Madrid en 1961. Aunque vivió desde los dos años en Sevilla, después pasó a Benarés, India, más tarde a Málaga y Madrid, y en la actualidad reside en Barcelona. Su obra está contenida en las siguientes publicaciones: ‘Primeros poemas del naufragio’ (1984), ‘Mi enemigo’ (1987), ‘Semillas para un cuerpo’ (1988), ‘Los amores imposibles’, ganadora del Premio Hiperión en 1990, ‘Libro de homenajes’ (1993), ‘El placer de las metamorfosis’ (Antología 1984-1993), de 1996, ‘El fugitivo’ (1998), ‘Piezas para un puzzle’ (1999), ‘Los poemas de VikramBabu’ (2000), ‘La gorda y otros poemas’ (2001), ‘Lo que dices de mí’ (2002), ‘Heridas’(2004), ‘La astucia del vacío’ (2005); ‘Verbos’ (2009) y ‘Carta al padre’ (Vandalia.Fundación José Manuel Lara) (2016).
Esta última obra es la que el autor viene a presentar a Cádiz. Las cuatro partes de Carta al padre (dos escritas en prosa poética y dos formadas por poemas) asedian la figura intimidatoria del padre desde distintos ángulos.
En la primera parte el padre real se difumina detrás de otros padres soñados, deseados, ajenos, prestados o leídos. En la segunda, la más autobiográfica, el padre verdadero se alza, aplastador, sobre un hijo que hace lo que puede para construirse una vida propia. En la tercera el padre agoniza en la cama de un hospital y el hijo mira los objetos a su alrededor, testigos de lo que siente. La última está formada por dos largos poemas en los que también se habla del padre: un canto de agradecimiento a la vida y una reflexión sobre los efectos de la muerte desde una mentalidad supuestamente primitiva. Muchos padres, todos los padres: Jesús Aguado recorre los tantas veces sombríos laberintos de las relaciones padre-hijo no tanto para proponer un ajuste de cuentas como para recrear un territorio lleno de malas hierbas que alguien tiene que procurar limpiar, regenerar, abonar y sembrar con buenas semillas (con buenas palabras) antes de que sea demasiado tarde.