Urbanismo y patrimonio

La desidia se come la historia del centro de Jerez

Decenas de fincas abandonadas, expoliadas y sin rehabilitar, acompañadas por solares sin uso y el éxodo de la población, principales preocupaciones de los vecinos del corazón de esta ciudad

Son muchas las fincas que aparecen apuntaladas durante el paseo con los vecinos E.C.

Elena Carmona

Fincas apuntaladas , calles cerradas para evitar males mayores, casas expoliadas, solares llenos de basura, insectos y jaramagos en un centro histórico repleto de historia. Esa es la imagen con la que se queda uno cuando va de ruta por el corazón de Jerez . Mucho abandono por parte de propietarios y del propio Ayuntamiento de Jerez en unas calles que evocan a siglos anteriores y con un patrimonio que si se pusiera en valor supondría un revulsivo a la hora de invertir y de optar por una residencia. Palacios y cascos de bodega y mucha historia que ponen de relieve desde la asociación de vecinos del Centro Histórico de Jerez . Su presidenta, Tamara Jiménez, acompañada por el secretario del colectivo, Juan Manuel Oca y por el vocal, Jesús Manuel Zulueta, se convierten en los guías de la Voz de Cádiz para poder entender qué está ocurriendo en el Casco Histórico jerezano.

Son muchos años de «abandono, de reivindicaciones que no tienen respuesta y de mirar hacia otro lado». Esa es la sensación con la que se encuentran estos representantes vecinales que buscan mover conciencias y llamar la atención del Consistorio jerezano, de tal forma que se actúe de manera contundente ante esta situación. Las opciones que plantean estos vecinos van desde rehabilitar las fincas y crear viviendas con alquileres asequibles para rejuvenecer la población hasta que se tomen medidas que verdaderamente hagan cumplir la normativa municipal . Ese halo de esperanza ha aparecido con la reciente configuración del Registro de Solares , que por lo menos intentará poner las pilas a esos propietarios que no se ocupan de sus fincas e incluso al propio Consistorio, que tendrá que atender a los plazos que marca dicho registro. La asociación considera que con el Registro se actúa lento pero se actúa, «pero te encuentras con la paradoja de que uno de los titulares de muchos edificios es el propio Ayuntamiento, que no da ejemplo al resto de propietario».

La ruta comienza en la plaza Belén. Un espacio que en la temporada de Navidad es visitado por jerezanos y turistas, pero que el resto del año se convierte en una explanada de solería gris, sin apenas vegetación, con un parque infantil que sólo es visitado por algunos niños de la zona. El perímetro de la mayoría de la plaza es un claro ejemplo de esa situación de abandono que denuncian los vecinos.

Los vecinos han reclamado en varias ocasiones la intervención del Consistorio E.C.

«La única diferencia entre años anteriores y lo que tenemos hoy en día es la apertura de la plaza Belén , que comunica la zona de Benavente con el resto del centro, el resto continúa exactamente igual». Los vecinos llevan desde 2012, en especial, reclamando que se tomen medidas por parte de la Administración y de los propietarios para hacer frente a un urbanismo desprotegido y que se va desmoronand o. Fincas con siglos de historia que solo ofrecen desconchones o donde a través de los huecos de ventanas pueden verse los destrozos en su interior y cómo han sido desvalijadas con el paso del tiempo.

En la plaza Belén, cuentan los vecinos, iba a ir ubicada la Ciudad del Flamenco . Con mucho dinero invertido al final todo quedó en un espejismo que ninguna administración consiguió convertir en realidad. La razón de ese fracaso fue el presupuesto. La falta de dotación económica y la situación de crisis que afectó a todo el país años atrás tacharon del listado de prioridades la Ciudad del Flamenco de Jerez. Un proyecto que habría reactivado esta zona del centro, afirman desde el colectivo vecinal, que «habría atraído a vecinos y visitantes, que convertirían esta zona en visita obligada para quienes quisieran conocer Jerez». Y este simple hecho provocaría el efecto rebote en la inversión privada .

La finca donde se iba a ubicar la Ciudad del Flamenco sigue mostrando una estructura de «prueba» de cómo iba a ser el proyecto, pero está totalmente abandonada, al igual que las tres fincas colindantes, donde, por ejemplo, se encontraba antiguamente la Comisaría de la Policía.

Si se sigue repasando el perímetro de la plaza, está el Palacio de Montegil , que aunque la fachada aparece en buen estado, tras ese lavado de cara que se le hizo hace algunos años, la finca colindante, que es municipal, y que presenta un aspecto ruinoso, aún tiene colgado el enorme cartel de la empresa que construyó la plaza Belén, que se inauguraba hace ya varios años. Un ejemplo de que ni tan siquiera se está pendiente de los detalles, como son algunas de las vallas municipales que se supone que debían evitar el paso de personas a algunas de las fincas y que aparecen tumbadas, con destrozos de las mismas fincas, sin que nadie se haya dignado a limpiar la zona derruida.

«Nuestra reivindicación histórica es la repoblación de intramuros , queremos que la gente venga a vivir al centro, es lo que pone en funcionamiento la maquinaria», explica Tamara Jiménez, que destaca que «el Ayuntamiento dentro de intramuros tiene inmuebles que son de propiedad municipal que tendría que rehabilitarlos con rentas que fueran asequibles y permitieran el uso residencial de las mismas». Entre los datos que maneja el colectivo vecinal, está un documento que se denomina «Diagnóstico Intramuros», que indica que en los últimos 50 años el centro perdió un 64 por ciento de su población , mientras que incrementa el censo de la ciudad. Actualmente, residen en el corazón de Jerez unos 800 vecinos cuando en realidad podría acoger a unas 12.000 personas, según las cifras que manejan los representantes vecinales.

Las raíces de esta situación se encuentran en el « diseño de ciudad que ha potenciado el desarrollo de la periferia , y eso fue para el centro histórico, que ya había iniciado hace décadas, un periodo de decadencia, la puntilla y el remate para que se fueran los ciudadanos a zonas más abiertas», añade Zulueta, mientras repasan el paso de los distintos partidos políticos por el Consistorio jerezano, y cómo se desvanecía el proyecto de la Ciudad del Flamenco.

De ruta por el centro

Desde la plaza Belén, callejeando, pasamos por delante de la iglesia de San Lucas, cascos de bodegas antiguas con pilares, que aparecen llenos de humedades y con desconchones, camino de la plaza del Mercado , junto al palacio de San Blas , totalmente expoliado o lo que se llamaba la casa del cura, que de dos plantas ha pasado a tener una y donde han desaparecido infinidad de materiales y elementos arquitectónicos de su interior. Desde el actual equipo de Gobierno se presentó en su momento, delante del palacio de Riquelme , un Plan Director para el Centro Histórico , «fantasma porque cuando preguntamos por él no había nada».

Tras cruzar la plaza del Mercado, con un adoquinado lleno de «parches de alquitrán» y con muchas casas a su alrededor que no tienen vecinos, estos guías se trasladaron al Rincón Malillo , donde los escombros aparecen en medio del camino y «cualquier día de estos ocurre una desgracia».

Después aparecen las Bodegas Tradición , que devuelven esa imagen de ensueño de un Jerez con aroma a botas y vino, que le devuelven ese aire señorial a la zona, pero que al doblar la esquina te devuelven a la cruda realidad con los restos de una muralla de origen andalusí que nadie cuida o un solar lleno de basuras y jaramagos, sin uso.

También llama la atención cómo en la calle Justicia, desde la plaza del Mercado camino del Carmen, se entremezclan fincas rehabilitadas, con proyectos que quedaron olvidados en el tiempo y que se quedaron a medio camino, con finca hundidas. Ya en la calle Liebre aparecen establecimientos como El Embrujo , un ultramarinos, que ofrece una imagen peculiar de un balcón de madera, mientras que en el interior de la finca está totalmente hundido, aunque aún se recuerda ese tentadero de pollos que hubo en su momento.

Durante el paseo por el centro de Jerez también se constató cómo la rehabilitación que se está viviendo está dirigida a la creación de apartamentos y viviendas turísticas, que «afectan al propio alquiler», e incluso hay algunas de esas viviendas que «no están reguladas y tienen su repercusión en los usos residenciales».

Solar abandonado que está sirviendo incluso para 'dar cuerda' a caballos E.C.

Casas del siglo XIX, con azulejos, que deberían estar protegidos y sufren ese expolio. Los vecinos cuentan con documentación gráfica día a día de cómo «se saquean esas casa y las destrozan», matizan. El problema es que la autoridad «no actúa hasta que el mismo propietario denuncia el expolio y como el propietario no se interesa, desde el Ayuntamiento no se determina tapiar las puertas y ventanas que eviten esos destrozos», declara uno de los vecinos.

Una de las calles más afectadas es Juana de Dios Lacoste , donde lugares como el tabanco El Duque o el Cine Astoria , emblemáticos durante años en la ciudad, se mantienen a la espera de su uso. El Ayuntamiento de Jerez planteó el pasado año rehabilitar y adaptar el inmueble del Tabanco del Duque para convertirlo en un edificio de uso de equipamiento público, contemplando labores de reconstrucción de elementos en mal estado, el arreglo de las cubiertas o la redistribución del espacio interior, entre otras.

Denominada por los vecinos como la « zona cero », a la altura de la escultura dedicada a santa Ángela de la Cruz, un solar esquinero, alberga a una importante colonia de gatos, además de multitud de insectos y basura que son la peor pesadilla de los vecinos del entorno. Dos fincas contiguas aparecen con las puertas abiertas, con azulejos arrancados, miles de escombros, incluso alguna fuente de hormigón…, mientras que siguen conservando unas cubiertas de madera dignas de mantenerse. Sigue tapiada la calle Pilar , que unía Juana de Dios Lacoste con Francos, como medida para evitar algún incidente, puesto que tiene todo un lateral de una manzana apuntalado.

A nivel patrimonial «se están perdiendo casas que tienen ese valor, pero que se abandonan por sus propietarios, que en ocasiones no son físicos, sino empresas, que en su momento fueron especuladoras con lo que se suponía que iba a generar la Ciudad del Flamenco». Después se quedaron muchos inmuebles sin salida, porque costaron bastante en su momento, y ahora con su venta perderían dinero, relatan unos vecinos que mantienen su preocupación por el paso del tiempo y la falta de acción en la recuperación del caserío del centro de la ciudad.

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