PARRICIDIO EN JEREZ
«Nos ha cogido por sorpresa porque eran personas educadas que jamás tuvieron conflicto alguno»
Los vecinos del barrio de El Agrimensor, en la zona sur de Jerez, a las horas de tener lugar el parricidio, eran incapaces de entender qué había ocurrido
El Agrimensor, uno de los barrios de la zona sur de Jerez, se desayunaba en la jornada del miércoles con el parricidio cometido por un joven de 35 años , que se presentaba en Comisaría para declarar que había matado a su padre, durante el transcurso de una fuerte discusión, golpeándole la cabeza con una barra. Con nombres de poetas españoles como Góngora, Juan Ramón Jiménez, Larra, Plaza Pío Baroja, Lope de Vega, las calles se veían vacías al mediodía del miércoles.
A las horas de que hubieran acudido los efectivos de la Policía Judicial y del 061, el barrio permanecía tranquilo, poca gente por la calle. Como mucho alguna vecina con el mandil que relataba con otra por la ventana el episodio que había tenido lugar la noche antes. « Es un barrio tranquilo, donde vive mucha gente mayor », que lleva toda la vida viviendo en este barrio, así como familias más jóvenes que no consideran que la zona sea conflictiva ni que haya problemas. «Vamos, que lo que ha ocurrido ha sido algo extraño para nosotros. Nos ha cogido a todos por sorpresa ».
El joven detenido llevaba dos años viviendo en el número 3 de la calle Jorge Manrique, y al poco tiempo se le unía su padre. «Eran personas que siempre iban muy limpias, muy tranquilas, eran muy educados y que jamás tuvieron conflicto alguno». Apenas si se les escuchaba. Incluso en el momento de los hechos no hubo ninguna situación que alertara a los vecinos de lo que estaba ocurriendo.
«No son mala gente. Eran muy buenas personas». Llegaron a una c asa que estaba abandonada y «era un nido de ratas y bichos» y la arreglaron, la limpiaron y «allí vivían con sus animales. Cuidaban de perros y palomos y no se metían con nadie ». Todo el mundo se ha quedado «impresionado. Para nosotros ha sido una pena, porque venían muchas veces a la tienda a comprar el pan, la cerveza, algo para el bocadillo y jamás tuvieron una mala palabra ni un mal gesto», aseguraba Pepi, la dependienta de una pequeña tienda de alimentación que hay en la esquina.
La vecina de enfrente de la vivienda, donde tuvieron lugar los hechos y que ya estaba precintada por la Policía, aseguraba que «anoche cuando vimos y escuchamos a la Policía, no podíamos dar crédito. No sabíamos qué había pasado porque no se escuchó nada . De hecho, la Policía entró para verificar lo que había ocurrido si coincidía con la declaración y no sabíamos quién había muerto si el padre o el hijo».
La noche ha sido bastante «movidita. No eran mala gente y la pena que me da es que se empieza a especular con temas de droga ». Mucha tristeza había en las palabras de esta joven, que se mostraba apenada porque al vivir enfrente coincidía en muchas ocasiones con sus vecinos y no se podía explicar qué era lo que había ocurrido.
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