Bomba para calentar Jerez
El balear se desvincula de Rossi y firma por dos años con la escudería italiana
Siempre Jerez. Jorge Lorenzo, actual campeón del mundo de MotoGP, guarda un idilio especial con el circuito gaditano. Un trazado que ‘muere’ en la curva, antes de llegar a línea de meta, que tiene el nombre del balear y un monumento a su grandeza.
Es talismán. El punto de inflexión del curso pasado, que le sacó de su profunda depresión para alzarse con su tercer campeonato, por estas fechas impensable en 2015. Quizás por ello ha apurado su sorpresa, ya cantada por los distintos medios especializados, y ha hecho oficial su ‘bomba’ en la antesala del Gran Premio de Motociclismo. Lorenzo cambia de equipo. Dejará Yamaha a finales de esta temporada para correr durante los dos próximos años a lomos de la Desmosedici GP 14.2. Sin riesgo no hay gloria, y el mallorquín entiende que la moto de Iannone y Dovizioso comienza a alcanzar el punto de madurez necesario para motivarle a dar el salto.
No podía decir que no. Al margen de las 25 millones de razones económicas, el reto es precioso para un ganador al que le gustan las emociones fuertes. Tiene ante sí la posibilidad de lograr lo que no consiguió Valentino Rossi, que precedió sus pasos para hacer campeón a la escuadra transalpina sin el éxito esperado. ««Para irse a Ducati hay que tener cojones», espetó ‘Il Dottore’ hace escasas semanas, y Lorenzo ha recogido el guante.
Abandona así a su compañero, con el que siempre ha tenido una relación tirante, sospechando que Yamaha siempre se pondrá del lado del piloto más grande de todos los tiempos en otra posible batalla por el título mundial. Y en el horizonte aparecen nuevas marcas por conseguir.
Lorenzo quiere ser el sexto en lograr el campeonato de la categoría reina con dos marcas diferentes, sucediendo a Geoff Duke (Norton y Gilera), Giacomo Agostini (MV Agusta y Yamaha), Eddie Lawson (Yamaha y Honda), Valentino Rossi (Honda y Yamaha) y Casey Stoner (Ducati y Honda). Carácter tiene para lograrlo, su capacidad de pilotaje está fuera de toda duda y falta que acompañe la máquina. La convulsa MotoGP se mueve y aparece por la Catedral del Motor en su punto de ebullición. Ambiente caldeado para disfrutar con la emoción de este deporte inigualable.