AEROPUERTO DE JEREZ
«Ahora lo que quiero es un bocadillo de jamón»
Los pasajeros españoles que venían en el vuelo de Ryanair califican como «controlado y bien organizado» su viaje y el paso por el aeropuerto
Antonio Ortiz dice que es de Barbate , pero tiene procedencia cordobesa a través de sus padres, que llevan 40 años viviendo y trabajando en el municipio gaditano. Este viernes se bajaba de un avión Ryanair que venía de Londres . Aunque viene con cierta frecuencia esta vez venía pisando fuerte y con muchísimas más ganas que en otras ocasiones. Sufrió un accidente de bicicleta y tuvo que someterse a dos intervenciones quirúrgicas en medio del confinamiento : rota la meseta tibial y otra operación en el antebrazo. La muleta, la cojera y la venda elástica no impidieron que casi saliera corriendo a abrazar a sus padres, que les esperaban con sus mascarillas puestas. Antonio, que portaba una imagen de lo más veraniega, es gerente del Meliá más grande que hay en el centro de Londres y que suma un total de 700 habitaciones y apartamentos, además del bar. «Estoy acostumbrado a coger vuelos, he percibido muchas medidas de seguridad y he visto bien los aeropuertos», explica el joven, que estaba deseando llegar a su pueblo.
«Debe ser una cuestión de mentalidad colectiva donde tenemos que poner todo de nuestra parte para que vayamos a mejor». Considera que el reencuentro con sus padres ha sido extraño y que su vivencia en el hospital en pleno confinamiento ha sido dura: no podían visitarle los amigos, ni llevarle comida. Dedicado al sector de la hostelería cree que el más perjudicado será el pequeño empresario, que aunque lleve decenas de años al frente de su negocio se va a encontrar una situación muy dura a la que hacer frente».
Tras los besos y abrazos , lo primero que pidió a sus padres fue un bocadillo de jamón. Su vuelta la tiene prevista para el 10 de agosto, así que aprovechará al máximo este mes de vacaciones y de recuperación.
También se bajaba del avión, Fernando, que venía desde Londres a visitar a su familia de El Puerto . Se había encontrado una situación muy controlada y «muy bien organizado. Por ejemplo, en Londres el aeropuerto estaba casi vacío», al igual que el de Jerez, donde los familiares esperaban a sus seres queridos en el exterior de las instalaciones. No obstante, el viaje en el avión sí que se le hizo un poco raro: «Al estar tan cerca del resto de las personas durante el viaje, te sentías como un poco aprisionado».
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