Juan Francisco Pereira Casas - TRIBUNA

Cuando la ilusión embiste a los sueños

Felicidades a todos los alcalaínos, Jorgino de los Santos somos todos. Feliz día de San Jorge

Momento durante la suelta de una vaquilla en la festividad de San Jorge de Alcalá de los Gazules L.V.

Juan Francisco Pereira Casas

Soñaba con la primavera, ese luminoso tiempo esperado por todos, muy especialmente por los alcalaínos, que nos hace comenzar la cuenta atrás para poder compartir con parientes y amigos la religiosidad, cultura, ritmo, color y desenfreno que cada 23 de abril nos deja San Jorge Mártir , nuestro patrón. Un natural fármaco, el que utilizamos para paliar la astenia primaveral.

Entre la transición de la vigilia al sueño disfrutaba pintando anécdotas y vivencias sobre una serie de hojas de papel en blanco, para contribuir con la edición del libro de “ Apuntes Históricos ”. Ese compendio, de versos y prosas, que cada año publica la Concejalía de Cultura del Ilmo. Ayuntamiento de Alcalá de los Gazules, donde se narran historia y costumbres, lo nuestro.

Conforme se ralentizaba mi respiración y mi ritmo cardíaco, un olor a tornillos y tuercas, a hierro, me impregnaba. En nuestros empinados y angostos callejones limítrofes con la altera principal, engalana ésta con una amalgama de banderolas, farolillos y luces, la brigada de la Delegación de Vías y Obras comenzaba a montar las vallas con las que determinar el recorrido de las vaquillas, tras las tradicionales capeas en el enclave más alto del municipio, la Plaza San Jorge.

Desde la legendaria Finca del Pradillo, con divisas amarillas, verdes y encarnadas; orejas rabisacos en la derecha y rajadas en la izquierda, con corazones pintados de fuego sobre sus pellejos, comenzaban a apartar esas hembras de los toros para sus inminentes embarques y partida dirección al cerro de la Coracha.

Una algarabía de alcalaínos foráneos comenzaban a llegar al municipio, mientras mi estado de relajación era cada vez más profundo. Los clubes deportivos, aquellos que durante todos los días del año, con viento fuerte de levante o la brisa de un helado poniente, trabajan incansablemente por los más jóvenes y por mantener viva la llama del bienestar que desencadena el ejercicio físico, comenzaban altruistamente a montar carpas y barras en la Plaza Alta . Refugio donde darán de comer a los hambrientos y de beber a los sedientos, tras la confluencia de bailes, saltos, risas y anécdotas compartidas con fuertes besos y abrazos.

Cuando bajo mis palpados el movimiento de mis globos oculares era constante, el estruendo de tambores y trompetas irrumpía mi nervioso silencio. Los ecos que emitían los blancos y añejos muros de piedra y cal del casco viejo de nuestro municipio esparcían una alegre diana floreada.

Pasodobles y música comenzaba a sonar, vecinos abrían los balcones y puertas de sus casas, invitaban a familiares y amigos a copear y tapear, la verbena ya comenzaba.

Mientras decidía donde ver la primera capea, si en el balcón de la casa de mis padres, en casa de mi amigo José Ramón, de mi amigo Jaime, en el extinguido Bar de la Rosa , a la altura del supermercado “ Coviran ” de mi primo Antonio Vela, desde el “ Territorio Flamenco ” de mi amigo Jorge “El Pavo” o sobre una barra de “ Cruz Campo ” de uno de los chiringuitos de la Plaza Alta, un pitido constante y agudo comenzó a golpear mi tímpano. Yo corría y corría, ante la llegada de la primera vaquilla, cuando una mano me golpeaba y una voz me decía: apaga el despertador.

Mi sueño se paralizó y una sensación de angustia me embistió. Había vivido, dentro del desorden que causa soñar, un día de San Jorge , un encuentro con familiares y amigos, cargado de visibles sonrisas envueltas en fuertes abrazos.

Rememorando cada momento vivido notaba como algo me faltaba, me lance de la cama, me calce las zapatillas y corrí a mi escritorio; allí estaba, celosamente guardado en el tercer cajón. En la portada de una carpetilla de color azul con líneas carmesí, rezaba: “Pregón a San Jorge Mártir y sus fiestas patronales, Alcalá de los Gazules”. Sobre el número cero del año 2020 se leía el número uno, el que taché con fuerza y a su lado escribí, con mucho más ímpetu, el número dos.

Volveremos a “Sanjorgear”.

Felicidades a todos los alcalaínos , Jorgino de los Santos somos todos. Feliz día de San Jorge.

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