CULTURA

El Puerto termina la plaza de toros que proyectó en 1878

El domingo será reinaugurado el coso diseñado por Mariano Caldera que nunca se llegó a ejecutar al completo

LORENA MUÑOZ

Han pasado 138 años desde que el arquitecto e ingeniero de Caminos Mariano Calderera diseñó la plaza de toros de El Puerto . Fue el ganador del concurso convocado por Thomas Osborne, que rechazó otros tres proyectos al tener claro que quería hacer un gran edificio para sustituir al coso que había sido pasto de las llamas. Pero el proyecto original de 1878, que concebía un monumental edificio realizado con arquitectura de hierro y decorado con vivos colores, no llegó nunca a completarse. Cuentan las crónicas que en 1879 el barco Balboa, cargado en Amberes con el hierro destinado para el nuevo coso portuense, naufragó en la costa de Lisboa. La comisión encargada de promover la plaza tenía previsto inaugurar el 30 de junio de 1880. Y así se hizo, pero sin realizarlo en toda su magnitud.

«Parece que Osborne quiso al mismo fundidor del Puente de Triana pero el precio elevado hizo que se encargase en Bélgica gracias a un protocolo internacional entre la compañía Gutiérrez y Parish», asegura José Carlos Galán Jiménez, el arquitecto que ha realizado la recuperación.

La nueva plaza estaba basada en la que se hizo en Madrid en 1874, conocida como la de Goya y demolida en 1934 . Los arquitectos Emilio Rodríguez Ayuso y Lorenzo Álvarez Capra fueron los creadores del arquetipo de plazas de toros de estilo mudéjar que impregnó también a otros edificios públicos a finales del siglo XIX como el Gran Teatro Falla, o las plazas de toros de Sanlúcar, Las Ventas, las Arenas de Barcelona o la de Bogotá.

Ese es precisamente el valor del coso portuense, que se aleja de este estilo para ser una plaza precursora que Galán Jiménez encaja en el protomodernismo. «No existe en España esa impronta de color mezclada con la arquitectura del hierro que sí se ha visto en las exposiciones universales europeas. Calderera debió hacer su viaje de estudios a Francia o Inglaterra. Él vive en Madrid y conoce la plaza de Goya, porque ha sido compañero de carrera del constructor. De hecho, copia los sesenta lados y las dimensiones del ruedo, la estructura es idéntica pero no es neomudéjar», argumenta.

Se trataba de una idea «original y rompedora» de la que sólo se llegó a ejecutar un 60%. «Se sabía de la existencia y del valor que tenía el coso que estuvo vivo hasta 1971 año en el que adolece ruina. La remodelación de entonces deja una plaza que es la que han conocido los portuenses hasta ahora», señala Galán.

Lo s planos de Calderera se encontraban en las bodegas Osborne, que los ha cedido para su estudio en profundidad . «Con la reforma de los años 70 la plaza perdió la ornamentación artística y se echó mucho forjado de hormigón de manera que siempre quedó en el aire la pregunta de qué pasó con aquella plaza que tuvimos y ahora hemos redescubierto». En esto, señala Galán, ha tenido mucho que ver el arquitecto municipal, Humberto Jiménez y el que fuera alcalde de la ciudad Fernando Gago «que ya tenía en mente recuperar la antigua plaza».

Plazos

Ha habido que esperar a 2016 y a una ayuda europea –los fondos Jessica–, al impulso del Ayuntamiento y la colaboración de Equltauro, empresa que gestiona el coso desde hace tres años. Las obras se han ejecutado en «tiempo récord» ya que comenzaron el 24 de agosto de 2015 y finalizaron en junio. En lo que respecta a las intervenciones realizadas, la fachada ha recuperado la bicromía de ladrillo ocre en las dos primeras plantas y rojo en la superior; las carpinterías de madera y las cerrajerías de sus celosías además de la cerámica perdida, romántica y simbólica del escudo de la ciudad, la estela maris, la torre, el caballo y el toro, elaboradas de forma artesanal por Cerámica Rocío Triana.

En el interior, la principal transformación ha sido la rehabilitación del palco real y la construcción de un centro de interpretación con nuevos usos (exposiciones y espectáculos). Con 60,5 metros de ruedo y casi 100 metros de diámetro de perímetro en su fachada, el edificio está formado por 60 pabellones sobre los que descansan sus doce mil localidades. Con la actuación llevada a cabo se han reconvertido bodegones vacíos en salas de exposiciones, sala de proyecciones e investigación y un archivo de plaza en la zona museística además de la construcción de camerinos y aseos en el área de espectáculos. En la zona taurina, el coso ha recuperado la ubicación original de la capilla y la sala de diestros, se ha mejorado la enfermería y el cuerpo de la azotea de toriles ha vuelto al estado de 1880. Por último, se habilitarán los doce bodegones vacíos para uso comercial que en el futuro enlazarán con el casco histórico de la ciudad.

En la actualidad, el edificio no está catalogado como Bien de Interés Cultural aunque sí tiene el título de Plaza Real. Para José Carlos Galán, profesor de la Universidad de Sevilla y experto en urbanismo y plazas de toros, «el resultado es maravilloso». Ahora es el edificio más visitado de la provincia de Cádiz, aunque aspira a más. «He encontrado mi Troya, mi batalla es poner en valor el estilo protomodernista de una plaza que se hace antes de que la Real Maestranza tenga cubierta su arquería al completo. Solo por hacer este proyecto ha merecido la pena estudiar Arquitectura», señala orgulloso.

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