ASTRONOMÍA CÁDIZ
Media verónica de un torero a la astronomía
Juan José Grado Peinado, novillero con picadores, es un joven portuense que dedica su tiempo libre a explorar el firmamento
Entre sus pasiones se encuentran la astrofotografía, la meteorología, la electricidad o la poesía
Observar a los astros del firmamento es lo más cerca que está el ser humano de contemplar el pasado. El brillo que proyectan las diferentes estrellas que se divisan desde la Tierra parecen –aparentemente– alcanzables, pero se encuentran en realidad a una distancia ... de millones de años luz.
Una verdad científica que abruma y despierta la curiosidad de los más intrépidos. Aquellos que desean explorar todo lo que el espacio les ofrece desde su pedazo de cielo hacia el que dirigen sus miras. Es el caso de Juan José Grado Peinado, un joven portuense aficionado a la astrofotografía que persigue sus –muchos– sueños a la vez que trata de capturar el pasado.
Esta afición afloró «durante la pandemia» , explica. «Durante el confinamiento, comencé a ver la serie documental 'Cosmos: Una odisea de tiempo y espacio', presentada por el astrofísico Neil deGrasse Tyson. Esto me causó mucha curiosidad. Yo vivo en el campo y, aunque no podíamos salir, desde mi casa comencé a fotografiar el firmamento».
No obstante, desde temprana edad, recuerda Juan José, «siempre mostré interés por la meteorología». Curiosamente, esta pasión se despertó en su niñez a pesar del temor que sufría al presenciar algunos fenómenos atmosféricos. «De pequeño me daban miedo las tormentas, era muy asustadizo», confiesa. Sin embargo, con el paso del tiempo supo transformar esa fobia en filia . «Ahora, cada vez que hay tormenta, intento estar en mitad de cualquier campo para echar fotos y observarlas».
Desde la irrupción del coronavirus, «me volvió a picar el gusanillo y la bola se ha hecho cada vez más grande». Tanto es así que Juan José, que se inició en la astrofotografía contando solo con la ayuda de un trípode y una cámara, ha invertido progresivamente sus ahorros hasta adquirir «un buen equipo de astrofotos, aunque sea básico».
Su punto de inflexión, motivo por el que cada vez le dedicó más y más de su tiempo a la astrofotografía, fue presenciar el paso del cometa Neowise en julio de 2020 , circunstancia que no volverá a ser posible hasta dentro de casi 7.000 años dada su distancia respecto a la Tierra. «Esto te hace replantearte muchas cosas. Un humano vive, de media, unos 70 años. Eso comparado con 7 milenios no es nada».
Divulgación a través de las redes sociales
En pocos meses, Juan José comenzó a adquirir nuevos conocimientos, no solo sobre la astrofotografía. Todo gracias a la pasión con la que vive su nueva afición y al apoyo de diferentes contactos que ha ido haciendo en el camino, como el Grupo Astronómico Portuense (GAP).
En aquel momento, a Juan José le surge la impetuosa necesidad de compartir todas estas experiencias. «Tenía un antiguo perfil de Twitter dedicado a la meteorología, pero estaba en desuso, había que darle una vuelta». En la actualidad, su nueva cuenta responde al nombre de @AstronomiaCadiz y atesora más de 1.500 seguidores amantes de la astrofotografía en tan solo un año de existencia.
Entre sus principales éxitos, de los que se siente más orgulloso, se encuentran la nebulosa del árbol de Navidad, la nebulosa de Orión o la nebulosa de reflexión IC 444. Todas estas fotografías son resultado de montar imágenes obtenidas de forma consecutiva durante más de una decena de horas. El equipo básico del astrofotógrafo se compone de una montura, una cámara y un telescopio; sus aliados a la hora de explorar el universo .
La latitud a la que se encuentra Cádiz y su provincia define y encorseta a la mayoría de astros que se pueden llegar a inmortalizar. La contaminación lumínica de la Bahía , aunque inferior a otras zonas de España, impiden o dificultan la tarea de los astrofotógrafos gaditanos, quienes señalan que los cielos más agradecidos con esta afición se localizan cerca del municipio de Benalup y en otros puntos de la Sierra, mientras que los peores son los del Campo de Gibraltar.
Novillero con picadores
Además de la astronomía, entre sus principales pasiones se encuentran la astrofotografía, la meteorología, la electricidad, la poesía, el carnaval o el fútbol , siendo fiel seguidor del Atleti. A su vez, compagina todas estas actividades con sus estudios de CFGS Técnico Superior en Automatización y Robótica Industrial que cursa en la Casa Salesiana Manuel Lora Tamayo de Jerez.
Entre toda esta variada ristra de pasatiempos destaca su verdadera vocación. Juan José Grado Peinado es novillero y debutó con picadores el pasado 5 de agosto en la Plaza de Toros de El Puerto.
Aunque pueda sorprender, el toreo y la observación del firmamento esconden muchas similitudes . Entre ellas el carácter necesario para triunfar. «La dedicación y el trabajo duro son condiciones innegociables, nada se consigue rápido y sin esfuerzo». También se encuentra una barrera de entrada similar para ambas aficiones. «La astrofotografía es cara, el toreo también. No llevo ni dos años, he adquirido un equipo muy básico y ya he invertido más de 3.000 euros. Me gustaría comprarme una cámara dedicada. Ese es mi próximo objetivo, pero los precios superan los 1.000 euros. Del mismo modo, el traje de luces más económico puede costar justamente unos 3.000 euros».
Por contra, entre sus diferencias se debería mencionar la metodología en el trabajo de campo. «Mientras que cualquier astrofotógrafo, antes de salir a observar el cielo, tiene muy claro qué quiere ver y cómo podría lograrlo y, para ello, planifica con exactitud su ruta aunque puedan surgir algunos fenómenos; en el toreo todo es improvisación. El torero depende de un animal. Obviamente, no vas al ruedo sin haber practicado miles de horas, pero no puedes salir con una idea fija. Harás lo que tengas que hacer en función del toro. El maestro Rafael de Paula dice que todos los toreros se retiran sin haber hecho su faena soñada ».
Asimismo, a pesar de que Juan José ha sido completamente autodidacta en su proceso de aficionado de la astrofotografía, es consciente de que sus dotes como novillero se deben, en buena parte, al resultado de la práctica en la escuela taurina. «Hace varias generaciones, los niños se tiraban de cabeza al ruedo y aprendían a base de volteretas. Todo eso ha cambiado. El mundo del toro ha avanzado mucho ».
Su afición por el toro, inicialmente, vino heredada de su padre quien fue mozo de espada del matador portuense Celso Ortega . «Siempre me había llamado la atención, pero no fue hasta el mano a mano de José Tomás y Morante de la Puebla en 2008, era algo mágico», rememora.
Para Juan José, la sensación que provoca torear «no se puede comparar a nada que exista». Por ello, si tuviera que elegir entre sus muchas aficiones, «no dudaría en escoger el toreo como aquella a la que dedicarle toda la vida» .
Convertirse en torero es su sueño, algo por lo que pelea a pesar de las dificultades del camino. «Es un mundo muy complicado, más para alguien como yo que no tiene apoderado. No hay nadie que haya llegado a ser torero sin merecérselo, porque hay muchísimo sacrificio detrás». Para 2022, Juan José espera volver a pisar el albero de la plaza. Mientras, el joven contempla el firmamento gaditano persiguiendo a los astros. Quién sabe si este novillero alcanzará el estrellato .