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La primera empresa de cría legal de pepinos de mar en España está en Chiclana
La Junta de Andalucía concede por primera vez una licencia para cultivar esta especie a un grupo de especialistas que llevan años estudiando esta posibilidad
Cádiz es un «punto negro» en la captura ilegal de holoturias, una especie con gran rentabilidad en las ventas a China
Una empresa ha conseguido la licencia para criar holoturias y aprovechar su rentabilidad económica en la exportación a los países asiáticos. Se trata de un grupo de investigadores que, con financiación privada, ha adquirido una finca en Sancti Petri.
Es algo inédito en la comunidad autónoma , donde de momento no se permite la pesca de estos carajos de mar hasta que no haya estudios sobre la capacidad de repoblación que avalen la sostenibilidad de la especie.
De sobra es conocida la rentabilidad de esta especie. En 2016, año del 'boom' de este marisqueo en Cádiz provocado por su desaparición en otros lugares, la Policía Local llegó a incautar más de una tonelada de holoturias en apenas unas semanas . Desde entonces, las incautaciones han sido una constante. La última, hace unos días: 340 kilos en un restaurante chino de Cádiz .
Juan Lucas Cervera , catedrático en Biología por la Universidad de Cádiz, ha investigado la evolución de la población de holoturias en la costa gaditana. Desde Biocaleta realizaron varios censos: muchos en la Caleta y uno de ellos, tras pedir permiso, en una Zona de Especial Protección (ZEC) a la que no se suele tener acceso. En este lugar, las holoturias, a pesar de que «se tendrían que hacer muchos más muestreos comparativos», eran de un mayor tamaño que las encontradas en la Caleta.
Mercedes Wanguemert y su equipo eligieron Cádiz, «un punto negro en las pescas ilegales de esta especie», para desarrollar un proyecto pionero. En los terrenos de Sancti Petri han rehabilitado un lugar donde hasta ahora se cultivaba langostino para hacer lo propio con pepinos de mar. «Para esta especie la acuicultura es una buena opción porque reduce presión pesquera y tienes producción con una demanda muy alta» , explica, en un planteamiento compartido por el experto Juan Lucas Cervera.
La operación no ha sido sencilla. Tras la fórmula hay años de investigación . De hecho, Mercedes Wanguemert, doctora en Biología, ha investigado durante 17 años las posibilidades comerciales que brindan las holoturias en distintas partes del mundo. Por aquel entonces los chinos empezaban a buscar otros mercados en el Mediterráneo tras acabar con sus reflujos. El potencial exportador de los pepinos de mar era prácticamente desconocido en Europa
En el sur de Portugal consiguió financiación de la Unión Europea y el Gobierno luso para realizar un estudio profundo sobre las holoturias comerciales en el Mediterráneo. Detectaron las posibilidades de la alimenticia a través de la acuicultura , una opción que, por su dificultad, no se había planteado hasta entonces en el viejo continente.
Con el paso del tiempo dieron con la tecla: consiguieron criar pepinos de mar juveniles , todo un reto teniendo en cuenta la alta mortalidad en larvas. Llegados a ese punto, llovieron las ofertas de distintas empresas.
De Portugal a Chiclana
El dinero llegó desde Galicia. Una compañía dedicada a la exportación de pescado congelado a China aportó financiación para investigar la posibilidad de incorporar las holoturias de crianza a su red de distribución . Y buscaron una parcela amplia -el cultivo de holoturias, a diferencia de la mayoría de peces, requiere de una gran superficie- con niveles de temperatura, calidad y salinidad del agua similares a los de la costa portuguesa donde habían realizado las pruebas.
La encontraron en el caño de Sancti Petri, donde han instalado los laboratorios de genética, investigación o ecología. Ya disponen desde larvas hasta pepinos de mar de cuatro años del anterior proyecto de investigación y esperan empezar en un mes. «Disponemos de licencia de cultivo experimental y permisos para capturar reproductores; en julio queremos inducir la reproducción» , explica la coordinadora del proyecto.
¿Una alternativa?
«Cuando hablas con caleteros todos dicen que ya casi no se ven ni cogen pepinos de mar» , incide Juan Lucas Cervera, quien ha coordinado actividades de concienciación para frenar la captura masiva de esta especie.
El catedrático apuesta por la opción del cultivo , teniendo en cuenta que la captura descontrolada en zonas abiertas puede minar la población de unos animales que realizan una labor «fundamental» en el mar. «Estos animales hacen una función parecida a las lombrices de tierra en el campo: una labor de bioturbación muy importante porque remueven la superficie en el fondo para oxigenarla. Toda la materia orgánica en descomposicion la van a reciclar», explica el catedrático.
Mercedes Wanguemert reconoce la rentabilidad, conocida por muchos, de un producto que se consume de formas muy diversas en varios países asiáticos. «De la holoturia aprovechamos todo» , concluye.
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