JUICIO | CHICLANA

«Lo estoy pagando y lo pagaré toda mi vida»

Los forenses descartan que el acusado de matar a su socio en Chiclana sufra algún trastorno mental

El acusado durante el juicio F.Jiménez

MARÍA ALMAGRO

«Estoy arrepentido desde el primer momento en el que me di cuenta de lo que hice». Fue pocos minutos pasadas las dos de la tarde del 14 de mayo de 2015 cuando José Antonio Mesa, El Mesi, sujetaba en su mano un cuchillo ensangrentado. Acababa de clavárselo por 19 veces a su socio Pedro Barragán. Este jueves desde el banquillo y haciendo uso de su derecho a la última palabra hablaba de arrepentimiento y de perdón . Según su defensa, aquel día actuó bajo la obcecación, al sentirse «atrapado» en el miedo que le producía que la víctima fuera quien le matara a él. Según el fiscal y la acusación particular, lo hizo de manera consciente, con sus capacidades volitivas intactas.

Los forenses han descartado que El Mesi sufra cualquier tipo de enfermedad mental. Así se lo han hecho saber al jurado que, tras valorar todas las pruebas aportadas durante el juicio, tendrán este viernes que emitir su veredicto. Los psicólogos que analizaron la conducta del procesado a través de entrevistas mantenidas con él, su mujer y su suegro, no percibieron en él ningún trastorno grave. Sin embargo, el informe forense elaborado por el Instituto de Medicina Legal (IML) sí revela que José Antonio Mesa sufrió una limitación temporal que le pudo producir una merma en sus capacidades. Como insistió su abogada, su miedo a morir como su padre (también muerto a manos de su socio) hizo que distorsionara la realidad, que tuviera una percepción errónea de lo que ocurría a su alrededor. “Su actitud no era la normal porque él tenía en su cabeza otra realidad”. Los peritos hablan de obcecación y que eso fue lo que le pudo llevar a tener tal estímulo de violencia. Y justo esta obcecación es uno de los atenuantes que pide la defensa que se tengan en cuenta para rebajar la pena al acusado.

Sin embargo, la postura de la acusación no contempla dicha posibilidad. Para el fiscal del caso, los testimonios aportados por los testigos han descartado que ‘El Mesi’ fuera amenazado por su socio, es decir, entienden que no hubo ningún detonante que le provocara el temor sobre el que él sujeta su versión. Tampoco contempla como base para este atenuante el trauma infantil depuesto por el procesado debido a que no se ha aportado a la causa ningún informe psiquiátrico que lo pruebe. Y además, descarta el hecho de que se sintiera amedrentado por Barragán ya que tras las supuestas amenazas que éste le vertió, José Antonio Mesa volvió al bar “y provocó él mismo la discusión” dirigiéndose a la víctima para pelearse por quien de los dos llenaba una garrafa de agua, como aseguró el obrero, único testigo presencial de lo que allí ocurrió.

Por otro lado, en su informe final el Ministerio Público destacó que aunque los forenses pudieran valorar un sentimiento de inferioridad en el acusado, los peritos médicos concluyeron que las heridas que presentaba el cadáver del socio estaban producidas desde una posición de superioridad .

Otro de los atenuantes que pide la defensa para su representado es la confesión. Según destaca, Mesa se dirigió de manera voluntaria al cuartel a entregarse y allí contó “de forma espontánea todo lo que había ocurrido”. El hecho de que su suegro hablara con el teniente al mando minutos antes o que ya se hubiera iniciado el dispositivo de búsqueda cree que fueron hechos paralelos y que, de todas formas, José Antonio Mesa ya iba a reconocer que había sido él. “Su búsqueda se había iniciado tres minutos antes pero él no lo sabía”, explica. Por tanto, considera que sí se dan las circunstancias para este atenuante porque hubo colaboración con la justicia antes de que se iniciara el procedimiento. Fiscalía y acusación creen todo lo contrario. Es decir, que su confesión fue “irrelevante” y no supuso un avance para la investigación ya que hubo muchos testigos de lo ocurrido, pruebas periciales suficientes y el autor estaba identificado, tal y como dijo en sala el jefe de la Policía Judicial de la Guardia Civil que llevó el caso. Además el Ministerio Público destacó el hecho de que el arma homicida se encontró a los veinte minutos por lo que su confesión “no tiene valor sobre la evidencia ya descubierta” .

El tercer atenuante solicitado para la rebaja de la pena es la reparación del daño. A este respecto su defensa ha valorado lo practicado hasta la fecha del juicio, un ingreso a la viuda de 17.000 euros y la puesta a disposición de dos locales valorados en 100.000 euros además de su vivienda familiar. Sin embargo para la acusación esta reparación del daño, por la que ellos solicitan 360.000 euros , sólo responde a una “maniobra desesperada y de última hora” del acusado por rebajar su pena de cárcel.

Tras practicarse todas las pruebas periciales, Fiscalía y acusación particular han elevado a definitiva su petición de doce años de cárcel para José Antonio Mesa al considerarlo autor de un delito de homicidio. La defensa pide la rebaja de la pena solicitada en un grado (de tres a cinco años menos) teniendo en cuenta tres atenuantes: confesión, perturbación mental con alternativa de obcecación y reparación del daño. Este viernes el jurado emitirá su veredicto.

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