CHICLANA
«Se cancelaron muchas reservas por el miedo a no saber qué iba a suceder en verano»
Las inmobiliarias de Chiclana hacen balance de los alquileres vacacionales durante la época estival marcada por el temor al coronavirus y a un posible confinamiento
«Tras el confinamiento, cada vez que sonaba el teléfono era para realizar una cancelación », rememora Juan Antonio González , colaborador con la Asociación de Gestores Inmobiliarios de la provincia de Cádiz (GICA) y gerente de la inmobiliaria Costa y Mar de Chiclana. El verano de la pandemia ha supuesto un duro golpe para el sector inmobiliario. Con más de dos décadas de experiencia en el gremio, González declara que «2020, si lo comparas con anteriores, es el peor año para el negocio». No obstante, en su opinión, se trata de una oportunidad para «dar servicio y fidelizar clientes». « La incertidumbre y el miedo influyen a la hora de viajar y de gastar», resume el gerente inmobiliario a la hora de enumerar las principales dificultades que ha traído el coronavirus al mercado del alquiler vacacional. Entre estos obstáculos se encuentran los «vaivenes» en la toma de decisiones y los cambios en las restricciones durante la crisis, «todo esto nos afecta».
Cambio de tendencia en los alquileres
Manuel Grandal , gerente de la inmobiliaria Grandal, reconoce que «una vez que llegó el momento del confinamiento, hubo reservas que se cancelaron por el miedo a no saber qué iba a suceder en verano». Desde Inmobiliaria Grandal, aseguran que en un primer momento se llegó a cancelar «el 20%» de todas las reservas para la época estival, cuando en temporadas anteriores, «lo normal hubiese sido tener todo casi completo». El gerente asegura que el coronavirus ha cambiado «la tendencia» del mercado de los alquileres vacacionales. El producto estrella ha sido el chalet independiente y, si es posible, con piscina particular ya que los clientes «ahora se preocupan por mantener el menor contacto con otros vecinos y ya no buscan apartamentos con zonas comunes recreativas». Este tipo de inmuebles, explica Grandal, «se alquiló con gran facilidad» después del fin del confinamiento. Por otro lado, los pisos turísticos han bajado debido a la nueva tendencia, «han estado más flojos que otros años, de hecho, clientes particulares que no han conseguido cerrar el alquiler han contactado con nosotros para intentar encontrar inquilinos en verano». «Muchas veces, nos llegaban clientes de alquiler sin ni siquiera existir publicidad, ante la falta de ofertas y una alta demanda, eso este año no ha ocurrido», cuenta.
Agosto ha superado ampliamente a julio
«Julio normalmente es un mes más flojo que agosto», declara Grandal. Si realizamos una comparativa respecto a años anteriores, el gerente afirma que, «en el pasado, en julio se hubiese alquilado el 70% de todo lo que hay disponible y este año no alcanzó el 50% al principio del verano ». Sin embargo, pese a que las previsiones pudiesen ser desalentadoras, desde la inmobiliaria aseguran que, durante el mes de agosto, se produjo una gran subida de los alquileres vacacionales: «muchas personas no han tenido tiempo de organizar sus vacaciones en julio ya que terminamos el confinamiento en junio, casi todos los clientes se han volcado en el mes de agosto». Dada las particularidades de este tipo de alquileres estivales, los cuales generalmente se realizan por semana o quincena, la entrada en vigor de las recientes restricciones en el territorio nacional ha afectado a las últimas semanas de agosto: «muchos clientes han frenado sus intenciones de venir a Chiclana a últimos de mes» . No obstante –y pese a este contratiempo para el sector–, Grandal vuelve a hacer hincapié en que «julio fue peor mes para los alquileres».
Aumenta la demanda en septiembre
Históricamente, según comentan desde el sector, «septiembre nunca ha sido un buen mes» para los alquileres vacacionales en Chiclana: «la ocupación de La Barrosa desciende hasta el 30%», ejemplifica Manuel Grandal. Sin embargo, el cambio de tendencia augurado en el nuevo prototipo de inmueble de renta veraniega también coincide con una nueva inclinación a la hora de escoger fecha. «Resulta muy curioso. Debido a las nuevas medidas anti Covid-19, hay menos clientes de cara a la segunda quincena de agosto, pero existe un elevado número de demanda para la última semana de este mes y la primera quincena de septiembre», cuenta Carmen García , coordinadora de la inmobiliaria Beltrán y Bellido. Este hecho vendría acompañado de un «aumento de clientes procedentes de Andalucía y de la propia provincia de Cádiz», explica. La hipótesis que maneja García y que explicarían los motivos por los que ha crecido la demanda en septiembre es que « la gente podría estar preparándose para un segundo confinamiento y preferirían pasarlo en un lugar cerca de la playa o con piscina, en lugar de en sus apartamentos». La propia coordinadora afirma que el mercado del alquiler turístico ha podido sostenerse, en parte, «gracias al descenso de público hotelero que en este verano ha preferido rentar su propio espacio privado».
«Cláusula Covid»
Un estudio elaborado por la plataforma Live4Life asegura que «el 90% de los contratos de arrendamiento incluyen una 'cláusula Covid' en la que las partes acuerdan cómo actuarán en caso de producirse un segundo confinamiento». Juan Antonio González, celebra positivamente que «afortunadamente no hemos tenido que actuar por la ausencia de casos positivos por coronavirus» entre los inquilinos de los alquileres vacacionales en Chiclana. Ante el hipotético supuesto de que se pudiese producir algún contagio, González cuenta que «todas estas dudas las consultamos antes de verano con abogados y preguntamos cómo deberíamos actuar y existe un vacío legal ». «Lo más importante es que no ha pasado», destaca el gerente de la inmobiliaria Costa y Mar. «En caso de que se hubiese detectado algún positivo, lo hubiésemos comunicado inmediatamente y actuaríamos según el protocolo que marcasen las autoridades sanitarias », finaliza.
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