Sueños rotos en Los Chinchorros
La ejecución hipotecaria ordenada por el juez deja a los afectados sin casa y sin dinero
Actualizado: GuardarLos afectados de Los Chinchorros se han encontrado con el peor escenario posible. Hace un año consiguieron paralizar la ejecución hipotecaria por parte de la entidad financiera que en su día concedió el crédito a la empresa para la construcción de los pisos en el solar, pero esta vez, aunque lo han vuelto a intentar, no han podido.
La noticia recibida por parte del Juzgado de lo Mercantil de que su recurso era rechazado y que La Caixa se queda con la propiedad de la parcela y de todo lo que hay en ella cae como un jarro de agua fría. «Hemos perdido todos nuestros derechos después de quince años», se lamenta el portavoz de la Asociación de Afectados de Los Chinchorros, Marcelo Villacorta.
Era él quien explica, claramente afectado, que el juez ha dado el visto bueno a la ejecución hipotecaria y La Caixa se ha hecho con el solar, en el que se levanta el esqueleto de los edificios de viviendas que nunca se terminaron, «por menos de la mitad de lo que valía, unos 13 millones de euros por una parcela y algo más de un millón por la otra».
Los afectados creen que la clave a la hora de no conseguir un tiempo extra para negociar con las partes implicadas en el conflicto se debe a «la falta de interés de la empresa». Hay que recordar que la promoción de Los Chinchorros, ubicada en la trasera del cementerio de San José, en una zona de gran atractivo por su cercanía a la playa y, sobre todo, ante la perspectiva del pronto derribo del camposanto gaditano, se componía de 171 viviendas, 78 de ellas VPO y 93 de renta libre y permutas, y tendrían que haberse entregado hace ya una década.
Algunos de los afectados compraron una de las viviendas sobre plano, otros entregaron sus casas a cambio de un piso en los nuevos bloques que se iban a levantar en el mismo lugar. Muchos han perdido los ahorros de toda una vida, y otros incluso el único techo que tenían. La promotora, Arrecife 2010, estuvo durante unos años pagando el alquiler de un piso a los permutantes, a la espera de entregarles su nueva vivienda, pero hace ya años que dejaron de hacerlo, con lo que su situación actual es desesperada en muchos de los casos.
Estas personas seguirán ahora con el proceso paralelo del concurso de acreedores al que se acogió la empresa, a la espera de que la misma se liquide y se reparta su patrimonio. Aunque las esperanzas en este sentido, según Villacorta, «también son mínimas». «Si alguien recupera algo ni por asomo será comparable a su inversión», sentencia.
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