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entrevista a juan carlos campo

«Tenemos que potenciar el elemento revolucionario del concepto de ciudadanía»

Juan Carlos Campo analiza su candidatura como número 3 al Congreso de los Diputados por el PSOE en la provincia de Cádiz

j. landi
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Hubo un tiempo, en la última década del pasado siglo, en la primera del nuevo, en que los jueces se hicieron célebres. Siempre fueron figuras distantes y frías. Impersonales y herméticas. De repente, empezaron a recibir reconocimiento público por perseguir alguna forma de crimen con especial perseverancia. El aplauso llevó a la oferta. Los partidos políticos quisieron tenerlos en sus filas. Siempre con la etiqueta de «independientes» bien visible para resaltar que no eran afiliados. La mayoría de casos acabó en fracaso político, en colaboración efímera y complicada.

Años después de caducar aquella tendencia, aparece un nuevo caso. Quizás más natural, con precedentes y matices particulares. Más modesto, a escala regional, provincial. Con todo, pocos juristas andaluces tienen mayor prestigio, trayectoria más brillante que Juan Carlos Campo Moreno (Osuna, Sevilla, 1961). Toda su etapa como joven juez la desarrolló en la provincia (Sanlúcar, Jerez, Cádiz...), de ahí a la docencia universitaria y a empeños mayores.

Ha sido miembro del Consejo General del Poder Judicial, magistrado de la Audiencia Nacional y Secretario de Estado de Justicia con el Gobierno de Rodríguez Zapatero. Llegó a ser propuesto por el PSOE para el Tribunal Constitucional y actualmente ejerce como secretario de Relaciones con el Parlamento en la Junta de Andalucía. Un puente entre el ejecutivo de Sevilla y el de Madrid, un embajador de doble dirección.

Con todo ese aval, Campo aparece como número tres en la lista del PSOE al Congreso por la provincia. Salvador de la Encina y Miriam Alconchel le preceden en la papeleta. Se trata del fichaje estrella de los socialistas para impulsar su candidatura gaditana, justo cuando las perspectivas electorales en España (en la provincia remontaron algo en mayo) son más negativas.

Con ese perfil estelar y ese reto complejo afronta el jurista su camino hacia un escaño en la Carrera de San Jerónimo. Si el PSOE mantiene el mismo número de representantes por la provincia, ahora tiene tres, llegará hemiciclo más reconocible. Si los socialistas tienen opciones de Gobierno (probablemente en minoría o con algún tipo de coalición), Juan Carlos Campo tendrá lugar preponderante en las quinielas para formar parte de altos cargos, entre otros, en el Ministerio de Justicia.

- El PSOE provincial le define como un «fichaje potente»¿Cómo califica usted su presencia en la candidatura socialista por Cádiz al Congreso?

- Me parece recordar que fue Dante quien dijo aquello de que «los lugares más oscuros del infierno están reservados para aquellos que mantienen su neutralidad en época de crisis». No son tiempos de neutralidad, son tiempos para el compromiso. Nuestro modelo de convivencia está en crisis y eso reclama la implicación de todos. Poder participar en este proceso, si los ciudadanos me otorgan su confianza, es un auténtico honor y privilegio. Y a nivel provincial, contribuir a que nuestra provincia alcance mejores cotas de desarrollo, permitiendo que nuestra mejor generación no tenga que abandonar sus hogares para poder acometer quehaceres profesionales; que nuestros emprendedores encuentren facilidades y una tierra más amigable para sus proyectos; que nuestros cuatro campus universitarios sean de excelencia académica y que nuestra población activa encuentre trabajo.

- ¿Le molesta o le limita aparecer como un técnico experto que añade bagaje institucional al equipo socialista?

- No sé muy bien que se esconde bajo ese concepto de técnico experto. Lo verdaderamente importante es el proyecto colectivo y lo que entre todos podamos aportar. Tampoco piense que soy un ingenuo. Sé que los equipos se conforman con la suma de individualidades. Mi carta de presentación son 28 años de carrera judicial con todos mis destinos judiciales en nuestra provincia, desde Sanlúcar a Cádiz, pasando por Jerez. A ello se une mi activad docente de muchos años como doctor en Derecho Penal en nuestra universidad. Sin olvidar mis estancias en los ejecutivos autonómico y central con distintas responsabilidades y siete años en el gobierno del Poder Judicial.

- ¿En lo personal qué proyectos le gustaría ayudar a impulsar durante la próxima legislatura?

- Toca esperar a la conformación del programa electoral o político para determinar la estrategia política y las propuestas. Como gaditano ejerciente sé que nuestra mayor aspiración y proyecto conjunto sólo puede ser aquel que nos haga salir de los primeros puestos en las estadísticas del paro; de ahí que todos los esfuerzos han de pasar por ese objetivo. Es el empeño de todas las administraciones y lo será también del programa electoral.  

- En lo colectivo, como ciudadano ¿Qué desarrollo político espera en los próximos cuatro años? Esperar en el sentido de esperanza ¿qué debe cambiar?

- Espero un desarrollo político que nos permita a los ciudadanos reconocernos como tales. Cualquier crisis, y la que estamos pasando es de las peores, es siempre rompedora. Rompedora de ideas, de estructuras, de modelos de convivencia. Por eso necesitamos centrarnos en potenciar los derechos y en la recuperación de lo que nos ha hecho perder del estado del bienestar. Los ciudadanos han de ser el eje de toda la actividad económica y social. Hemos de romper y desterrar las causas generadoras de injusticia y desigualdad. Aunque suene extraño, debemos provocar que la economía genere igualdad y no desigualdad. Las posibilidades no pueden hacerse depender del éxito que unos u otros tienen en el mercado o en su situación laboral o económica. Tenemos que potenciar el elemento revolucionario del concepto ciudadanía, ese que pivota sobre la idea de igualdad de todos, con independencia del papel o rol jugado en la sociedad e independientemente del papel que desempeñemos en el sistema económico. Eso debe proyectarse en áreas tan diversas como la educación, la sanidad o a la justicia. Es el proyecto socialista.

- ¿Qué le gustaría mantener, y qué mejorar, de los diputados gaditanos a los que puede suceder en el Congreso?

- Espero que nadie se moleste, pero el referente de la actuación, de mi actuación, llegado el caso, y si así lo decide la ciudadanía, será la realidad de nuestra provincia, sus problemas e inquietudes, cómo resolver los primeros y cómo dar satisfacción a las segundas. Y ello, conforme al programa o proyecto de mejora con el que se concurre a las elecciones. Esas serán mis guías.

- Tiene usted una carrera muy prestigiosa en la judicatura (Consejo General del Poder Judicial, director general de Justicia, secretario de Estado de Justicia) y los precedentes de jueces que han integrado listas como independientes no tuvieron demasiada continuidad ¿Cómo se mete en este lío de nuevo?

- Gracias pero créame que desde luego no lo vivo como ningún lío, más bien todo lo contrario. Lo entiendo como la oportunidad y el privilegio de contribuir en un proyecto colectivo a la mejora de nuestra convivencia impulsando leyes, desde la serenidad y la reflexión. Leyes que lleven la felicidad a la gente o, como decía la Constitución gaditana de 1812, la felicidad de la nación, buscando el bienestar de los individuos que componen la sociedad. Siempre he dicho que en eso consiste la actividad legislativa o al menos, así debería ser. De poco sirven las leyes que se insertan en el BOE si no se traducen en redistribución de la riqueza o supresión de las desigualdades. No olvidemos que la sociedad es el lugar donde se producen los conflictos económicos, sociales, ideológicos o de cualquier género y que es el Estado el que debe remover los obstáculos para que la libertad y la igualdad de los individuos sean una realidad.

- Quizás por ser independiente puede usted permitirse algunas opiniones políticas más libres ¿Concurre como candidato en las elecciones que peor pintan para los socialistas desde 1978?

- No es cuestión de cómo pinten, sino de comprometerse con proyectos y al igual que en las elecciones de la Transición también en estas nos jugamos mucho. Soy de los que piensa que tras aquellas, ninguna tan importante como la que se nos avecina. Nuestro modelo de convivencia está sufriendo los peores ataques que recordamos. Un paro que amenaza con ser estructural, una precariedad laboral favorecida por una reforma sin escrúpulos, una evidente baja calidad del empleo, y ello, por citar sólo cuestiones internas y sin mencionar el terrorismo, cada vez más presente, de corte global o internacional que claramente se pretende dinamitar nuestro estilo de vida. La próxima legislatura será de valores y también de liderazgos y ofrecemos a la ciudadanía un proyecto en el que confiar para conseguirlo. 

- ¿Qué le parece positivo de la aparición de nuevas alternativas políticas como Ciudadanos y Podemos, con opciones reales de obtener un grupo parlamentario nutrido?

- En nuestra Constitución del 78, los españoles ya contestamos, de manera general, a esa pregunta. Los partidos expresan el pluralismo político y es un valor superior de nuestro ordenamiento jurídico. A partir de ahí, será la elección de nuestros ciudadanos, formados y convertidos en verdaderas y exigentes conciencias críticas de las prácticas políticas, los que decantarán la conformación del arco parlamentario.

- ¿Qué le parece negativo de la aparición de estos partidos, del posible decrecimiento del bipartidismo?

- Un arco parlamentario muy difuso dificulta la gobernabilidad, pudiendo convertirse en un obstáculo para la conformación de mayorías que den viabilidad a los proyectos de mejora. Si desde muchas ópticas se ha criticado el uso de las mayorías absolutas, y muchos lo hemos visto en esta legislatura, tampoco creo que podamos sacar por el momento grandes virtudes de un parlamentarismo multicolor.