«Tener una casa es lo más grande después de verme en la calle tirada»

Aún no tiene las llaves del que será su nuevo hogar, pero ya lo siente como suyo. Olga Toledano, una de las okupas que fue desalojada la semana pasada en el barrio de San Juan, en Cádiz, ha encontrado un piso de alquiler. Ha sido hoy cuando la inmobiliaria que gestiona su caso la ha llamado para decirle que hay un propietario dispuesto a arrendarle una vivienda. Se trata de un pequeño apartamento de una sola habitación, pero que a ella le ha dado la vida.

«Tener una casa, grande o chica, es lo más grande que me puede pasar después de verme en la calle», ha asegurado. No sólo por la seguridad, sino porque le da la oportunidad de volver a estar con su hija de 16 años , que habitualmente vive con su padre. Con 44 años de edad y una pequeña pensión de 300 euros, Olga quiere empezar de nuevo, pero aún le queda camino por recorrer. El Ayuntamiento de Cádiz le ha concedido una ayuda para pagar el mes de alquiler y otro de fianza, sin embargo, el propietario le ha pedido tres y el documento con la bonificación de recibirá de Servicios Sociales para hacerle frente a la renta.

Para reunir esa tercera mensualidad esta gaditana ha comenzado a pedir en la calle y espera que pronto se agilice su caso. «Me han dicho que se resolverá pronto, pero todavía no sé cuándo, espero que antes del miércoles que es cuando nos cortan la pensión», dice. Hasta entonces sigue alojada en el establecimiento junto a las que fueron sus vecinas en la finca de la calle San Juan. Elisa Catalán es otra de ellas que sigue a la espera de encontrar una nueva residencia a la que trasladarse con sus dos hijos. Explica que su caso es más difícil, porque necesita más espacio y el tiempo se echa encima. «A ver si nos llega una oportunidad antes del miércoles».