
Las otras grandes obras que transformaron Cádiz
El nacimiento de la Barriada de la Paz, la construcción del puente Carranza o el soterramiento de la vía del tren también marcaron un antes y un después en la ciudad
Actualizado: GuardarAntes de que el puente de la Constitución de 1812 entrara en nuestras vidas, otras obras y actuaciones urbanísticas de envergadura han dejado una profunda huella en este rincón, cambiando buena parte de la fisonomía de Cádiz para convertirla en la ciudad que hoy conocemos.
En este sentido, el nacimiento de la Barriada de la Paz o del barrio de Astilleros, la construcción del puente José León de Carranza o el soterramiento de la vía del tren son algunos de los hitos que han marcado un punto de inflexión en la historia más reciente de Cádiz.
Una metamorfosis que, en su práctica totalidad, ha tenido lugar en la zona de extramuros y cuyo detonante no fue otro que la devastadora explosión de 1947.
Un hecho que marcó un antes y un después en Cádiz, ya no solo por las víctimas que trajo consigo el estallido del polvorín que la Armada tenía en el actual barrio de San Severiano, sino por la revolución urbanística que llegó a continuación en el área de Puertatierra.
El arquitecto gaditano Julio Malo de Molina recuerda que tras aquel trágico acontecimiento «la ciudad sufrió una transformación de gran calado gracias a la fuerte inversión pública en vivienda social, urbanizándose toda la zona afectada por la explosión, donde antes apenas existían edificios. Entre 1950 y 1970 la ciudad vive una de sus etapas más prósperas, en la que van apareciendo la Barriada España, San Severiano, Puntales o Loreto».
Es durante esos años cuando tiene lugar una de las actuaciones urbanísticas más revolucionarias que ha experimentado la ciudad en el siglo XX, con el relleno de la zona de corrales que existía entre Astilleros y Puntales, más de 40 hectáreas de terreno ganado al mar donde se levantaría, entonces con alrededor de un millar de viviendas, la actual Barriada de la Paz.

Nos situamos a mediados de los años 60, una década en la que la Bahía acababa de estrenar sus dos colosales torres de alta tensión –156 metros la de Puntales y 160 la de Matagorda– y en la que se fue fraguando una de las infraestructuras más emblemáticas para la ciudad en el ámbito de las comunicaciones: el puente José León de Carranza, inaugurado el 28 de octubre de 1969.
El primer proyecto para la construcción de un viaducto que uniera la capital con la vecina localidad de Puerto Real se remonta a 1928, pero no fue hasta finales de los 50 cuando esta opción fue tomando verdadero peso. Proyectado por los ingenieros Tirado Cruz, López Jamar y Janini Cuesta, la construcción tuvo un coste de 680 millones de pesetas –casi el doble de lo presupuestado en un principio– y se ejecutó en apenas dos años y medio.

«Fue un gran paso para ciudad, sin duda, pero durante muchos años funcionó mal a causa de los parones en la circulación por el paso de barcos y sobre todo por el peaje. Me parece un disparate que hubiera que pagar para entrar o salir de la ciudad», recuerda Malo de Molina.
Mediada la década de los 70 y en plena crisis del sector naval, la capital se paraliza. La llegada del primer gobierno democrático, el del socialista Carlos Díaz, viene acompañado de palabras, pero no de actos. Las arcas públicas no están para muchos trotes y hubo que esperar hasta el aterrizaje de Teófila Martínez en el Ayuntamiento, en junio de 1995, para toparnos de frente con otros dos grandes cambios que ha sufrido la ciudad: el soterramiento de la vía férrea y el nacimiento del barrio de Astilleros después de que la ciudad lograra la titularidad de los terrenos ociosos de la factoría naval para construir 1.500 viviendas.

El soterramiento fue una de las grandes promesas electorales de la líder popular, la que sin duda le dio el bastón de mando. Y se hizo realidad el 8 de marzo de 2002 después de años de dura gestión. Cádiz suturaba la herida que dividía a muchos de los barrios de extramuros, derribaba su particular muro de Berlín y enterraba pasarelas como las que conectaban La Laguna con Loreto.
Más de dos años de trabajos y unos 75 millones de euros de inversión hicieron posible el soterramiento y, por ende, el nacimiento de la avenida Juan Carlos I, que liberó 45.000 metros cuadrados de espacio para la ciudad y otorgó mayor fluidez al tráfico de la ciudad.
Muchos gaditanos confían en que el nuevo puente, inaugurado hace apenas tres días, no se convierta en la última gran obra que experimente la ciudad en los próximos años para seguir creciendo, desarrollándose y mirando al futuro.