Las vocaciones, hijas de su tiempo
En los últimos años, la orden dominica ha protagonizado un notable descenso
Actualizado:El culto y la dedicación absoluta a la vida contemplativa no pasan por su mejor momento. Desde hace bastantes años, las vocaciones religiosas han sufrido un detrimento notable en España. Con el paso del tiempo son muchos los interrogantes que cuestionan el sentido de este modo de vida. Además de que la juventud de la época ya no rinde tributo a la llamada de Dios se le junta que la comunidad eclesiástica consagrada empieza a envejecer.
Fray Pascual Saturio Medina es el único dominico que afronta la orden en la capital y reconoce que las vocaciones no están precisamente en auge en la actualidad y, por consiguiente, la dominica tampoco. A su juicio, «la sociedad ha sufrido una crisis de los valores tradicionales en los que se había sustentado la sociedad occidental como son la familia, la entrega, sacrificio y, sobre todo, aquello de para siempre». Además, recalca que, naturalmente, las vocaciones no son más que hijas de su tiempo y por consiguiente, si la sociedad se tambalea también lo harán los cimientos de este árbol. «Las órdenes religiosas hemos sufrido una crisis pero en esta parte del mundo, porque en países de África y América del Sur las vocaciones están creciendo».
El dominico se muestra esperanzado con que la situación cambie también en esta zona, porque algunos países como Suiza o Bélgica ya están resurgiendo de esta crisis religiosa.
Cuando Pascual entró en la orden en el año 1978, había alrededor de cinco mil frailes en el mundo, ahora 34 años después, son cerca de seis mil, lo que pone de manifiesto que a nivel mundial sí ha aumentado la Orden de Predicadores. En cambio, en España los dominicos han tenido que reagruparse para que los conventos volvieran a funcionar como antiguamente, porque si no cuentan con una presencia significativa no pueden propagarse. Por todo ello, tal y como asegura el fraile afincado en Cádiz, el 1 de enero de 2016 volverán a reagruparse los dominicos españoles. Asimismo, «las tres provincias españolas en las que la orden está dividida nos vamos a agrupar para ver si manteniendo mejor las presencias podemos también superar este bache que nos ha tocado vivir y que esperamos que sea circunstancial».
La familia dominica es una orden clerical donde, ya que es requisito indispensable para poder realizar la tarea que la orden tiene encomendada que es la predicación de la palabra.
Cádiz, en sus inicios contó con varios frailes, ahora solamente queda uno ejerciendo, ya que los restantes, de edad avanzada, se encuentran ingresados en la Residencia de ancianos de San Juan de Dios. Estos dominicos están a la espera de que la Junta de Andalucía concierte plazas con la Fundación Gerón para que puedan residir en el convento, que ya fue rehabilitado para esta función. Desde hace dos años, las instalaciones están utilizándose como hospedería, mientras que los dominicos confían en que la Junta los devuelva pronto a casa.
Finalmente, a pesar de la crisis del momento, la orden dominica no peligra en Cádiz, porque «esta ciudad y su clima son un atractivo para cualquier fraile que quisiese venir, por lo que podemos seguir funcionando como siempre, en una pequeña comunidad con cuatro personas porque no se necesitan más en la casa y así, se puede seguir manteniendo el santuario y la presencia de la orden», concluye Pascual.