cádiz

Un paseo siniestro por el hospital Puerta del Mar

Residuos y material en desuso, estampas diarias del centro sanitario

cristina marzán
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. Manchas en las paredes, grabados en las escaleras, bolsas acumuladas en las esquinas, residuos en los suelos, gente y más gente en las salas de espera... Y así un largo etcétera de imperfecciones. Pero estas son las estampas que podemos observar dando un paseo por las instalaciones del Puerta del Mar; de arriba hacia abajo o de abajo hacia arriba, como se prefiera, porque la realidad es la misma. Y es que a plena luz del día, sin ni siquiera atascos, aguas fecales o colas en Urgencias, solo la primera apariencia del centro es siniestra.

Arrancamos el paseo en la planta 9, donde son atendidos pacientes con insuficiencia respiratoria y trasplantados de médula. La suciedad y el polvo son evidentes por algunas obras que se están realizando en la zona.

«Antes, contábamos con un personal adicional y se protegían los escombros para evitar mayor suciedad ya que esta desprende microorganismos que pueden afectar a los pacientes», nos comentan desde el sindicato Autonomía Obrera.

Bajamos a la planta 8, en la zona de Medicina Interna, y lo primero que vemos junto a los ascensores son bolsas y bolsas acumuladas en las esquinas pero tiradas en el suelo, con «sábanas sucias y ropa de enfermos». Y un poco más hacia delante, nos encontramos con una de las salas desde las que se reparte la comida. «Sabemos que ayer se hicieron 5 contratos por las quejas que ha habido pero hemos vivido el que solo una de nosotras haya tenido que repartir 20 carros con bandejas para la comida, así que perfectamente puede haber un retraso en la entrega de entre 45 y 60 minutos de media», nos relata una de las pinches.

A este respecto, desde el hospital niegan tales afirmaciones: «es totalmente incierto que las bandejas de comida estén más de una hora apiladas. Lógicamente, existe un decalaje de tiempo entre que las bandejas salen de la cocina y llegan a la cama del paciente, pero dicho tiempo está dentro de los márgenes normales y habituales de cualquier centro, sin llegar nunca a esos extremos denunciados y, por supuesto, sin que eso suponga ningún peligro para la salubridad de la comida».

Seguimos el paseo y llegamos a la planta 7, área de Pediatría, con controles cerrados, menos camas. «El SAS quiere reducir los ingresos para cerrar más controles; tener menos personal y así, reducir el gasto. Por lo que las habitaciones suelen estar compartidas por niños con diferentes enfermedades», relata el delegado sindical. Y evidente es que salvo la zona central de la planta, tanto el ala norte como el ala sur, están a oscuras, con puertas cerradas y la soledad en sus pasillos.

Un piso más abajo, el barullo de la gente nos llama la atención. Varias personas se agolpan en el pasillo delante de las consultas de Urología y otras tantas donde el otorrino. ¿Qué pasa? «La sala de espera es muy pequeña y hay una gran demanda. Como además no está a continuación de la entrada a consulta, la gente no quiere que se les pase la cita y se queda en la puerta esperando a ver si les llaman», añade el portavoz de Autonomía Obrera.

Lo cierto es que en todas las plantas seguimos viendo contenedores de basura en los pasillos cuando tienen incluso armarios adecuados para su ubicación en cada planta. Y poco más hacia delante, otra de las zonas cerradas del hospital: Ginecología, aunque ni siquiera se ve un pincel de pintura ni ningún resquicio de obras en las inmediaciones.

Volvemos a descender por las escaleras para llegar a la quinta planta y observamos restos de pañuelos en el suelo, envoltorios de chicles y algún que otro recipiente tirado. Aunque lo que más nos sorprende es ver distintos tipos de mobiliario desparramado por los pasillos, tales como mesas, camas, maderas. «No hay coordinación ninguna, es un caos todo; la gestión de la ropa sucia, la retirada de basura, el mobiliario desplegado y los directivos en sus despachos en lugar de salir y recorrer el hospital para ver las condiciones en las que se trabaja. Es evidente la dejadez por parte de los cargos directivos», recalcan los sindicalistas de Autonomía Obrera.

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Atasco de aguas fecales

Tras el lamentable incidente vivido en el hospital el pasado martes por un atasco de aguas fecales, que provocó la inundación de parte de la planta baja y filtraciones en los vestuarios femeninos en el sótano, la actividad en el Puerta del Mar volvió a la «normalidad». Eso sí, tras una jornada que se prolongó más de 12 horas para solventar el problema. «Desde las diez de la mañana y hasta las ocho y cuarto de la tarde, las propias limpiadoras estuvieron achicando agua. Y fueron los empleados de mantenimiento los que lograron paliar la situación ya que se quedaron hasta las once de la noche. Eso sí, tomando decisiones ellos mismos sin que nadie de la dirección diera órdenes. Si esto solo ha sido un atasco y hemos visto su incapacidad de respuesta, ¿qué ocurrirá en invierno cuando haya inundaciones?», contextualizaron desde AO. Por su parte, el hospital comunicó que «fue un atasco puntual y no afectó a planta de pacientes, sino a área administrativa y se solucionó en el mismo día».

Otro de los sectores afectados por los recortes de personal son los enfermeros, quienes relataron a este medio estar trabajando más horas de las señaladas por contrato y que el SAS también niega: «Eso es totalmente falso. Cada profesional tiene un número de horas de trabajo en función de la duración de su contrato y nadie trabaja más horas que las que establezca dicho contrato».

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