La titularidad de la antigua Escuela de Náutica pasará a manos del Ayuntamiento de Cádiz
La titularidad de la antigua Escuela de Náutica pasará a manos del Ayuntamiento de Cádiz - Francis Jiménez
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Cádiz, condenada a estrellarse con dos muros administrativos

Numerosos proyectos que dependen de la Junta o el Gobierno central peligran ante el previsible bloqueo a Podemos

Antonio M. de la Vega
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Si trabajo costaba sacar adelante cualquier proyecto en la ciudad de Cádiz, más complicada se puede poner la cosa. No es una afirmación gratuita o un presagio apocalíptico, es simplemente el argumento que nace de la experiencia, o al menos de la experiencia que nos han contado a lo largo de las últimas décadas.

Se pueden contar por decenas los proyectos aplazados, fallidos o directamente olvidados en la capital gaditana, en muchísimas ocasiones como consecuencia de la falta de entendimiento entre administraciones o la ausencia de compromiso por parte de alguna de las mismas.

En los veinte años de gobierno del PP en Cádiz la constante han sido las acusaciones a los gobiernos socialistas en la Junta de Andalucía, sobre todo, y en el Estado en periodos alternos, por su postura de bloqueo a proyectos que sin duda son o fueron tenidos por fundamentales para el desarrollo de la ciudad.

En estos momentos hay varios en cartera y si en los últimos años ha costado trabajo sacar adelante apenas unos pocos, pintan bastos de cara al próximo mandato. Está claro que ni al PSOE, gobernando en la Junta de Andalucía, ni al PP, ostentando la Presidencia del Gobierno, les interesa que Podemos se luzca en Cádiz. Más aún teniendo en cuenta que hay elecciones generales en noviembre y la mejor campaña que pueden ir haciendo de cara a esta cita, que se presenta más abierta que nunca, es la del fracaso de quien viene pisándole los talones.

El primer clásico con el que se va a topar de frente el Ayuntamiento es el bloqueo sistemático de la Junta de Andalucía a muchos de los proyectos que tienen que ver con Cádiz. Durante las últimas décadas el PP lo ha repetido hasta la saciedad, acusando a los socialistas de sectarios, y nada hace prever que la actitud del gobierno regional vaya a ser distinta con un ayuntamiento de Podemos.

Hay proyectos como el del nuevo hospital o la Ciudad de la Justicia cuya paralización depende, fundamentalmente, de la falta de recursos económicos. De momento tampoco parece que puedan salir adelante en los próximos años. Pero más allá de eso, uno de los asuntos que más perjuicio han causado a la ciudad en los últimos años ha sido la congelación de las políticas activas de empleo en lo que se refiere a la concesión de escuelas taller y talleres oficio, que no funcionan en la ciudad desde el año 2011. Este tipo de iniciativas son fundamentales para la mejora de la formación de los desempleados y la creación de puestos de trabajo. En ese sentido, hay que recordar que la Junta tampoco ha accedido a sellar con el Ayuntamiento un pacto por el empleo en la ciudad.

Acuerdo firmado

Mención aparte merece el acuerdo firmado hace unos meses entre las dos administraciones para el cambio de titularidad de diversos edificios y parcelas de la Junta, que pasan a manos del Ayuntamiento. En estos momentos se están desarrollando los trámites urbanísticos necesarios para poder ejecutar proyectos como la demolición de la Residencia de Tiempo Libre y la construcción de un complejo hotelero; la construcción de viviendas en Puntales o del Museo del Carnaval en la plaza de la Reina. Estos trámites, ya en marcha, no deben pararse, pero los proyectos futuros podrían verse modificados.

Otro campo de batalla para el Consistorio gaditano será que salgan adelante proyectos que dependen del Gobierno central como la construcción del nuevo edificio de la Subdelegación del Gobierno, también en el aire por carecer de consignación presupuestaria; o la terminación e inauguración del segundo puente sobre la Bahía de Cádiz.

Este segundo caso es el más simbólico. Durante años el Ayuntamiento, directamente Teófila Martínez, se han estado arrogando el mérito de que el proyecto siga su curso. Es la obra pública más importante de cuantas están en marcha en el país y las caras de las personas que van a cortar la cinta el día en que la obra se de por concluida incluso han inspirado chistes. Era el emblema de la gestión de Teófila Martínez y ahora debe ser el nuevo alcalde el que acompañe a las máximas autoridades del Estado en su apertura. Pero tampoco el Gobierno se lo va a poner en bandeja a Kichi. Con el fin de los trabajos (no su apertura al tráfico) previsto para los próximos meses, la conclusión de la obra se podría retrasar, especialmente con vistas a visualizar el mérito del Gobierno central, lo más cerca posible de las elecciones del mes de noviembre.

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