SELECTIVIDAD

«Es necesario un cambio en la forma de acceso a la universidad»

José Manuel García Gil, director del colegio Argantonio, apuesta por una legislación estable que fomente «la formación integral del alumno» en lugar de la nueva LOMCE

JESÚS A. CAÑAS
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En estos días sus alumnos se enfrentan a una prueba clave que, para él, no es nueva. Son unas cuantas Selectividades las que ha afrontado José Manuel García Gil, aunque desde una perspectiva diferente. El director del colegio concertado Argantonio y profesor valora este momento clave para sus estudiantes que coincide con un final de curso candente por los cambios en la ley.

-Desde ayer se enfrentan sus alumnos a Selectividad, ¿qué consejos les ha dado para enfrentarse a la prueba?

-Los consejos, un boxeador argentino lo decía, son peines que nos dan para cuando nos vamos quedando calvos. De todos modos, aunque la experiencia sea personal e intransferible, a los alumnos se les aconseja durante todo el Bachillerato sobre cómo afrontar la prueba.

Desde lo más obvio, como leer atentamente cada pregunta o no precipitarse al elegir cuál de las opciones les es más favorable, hasta cómo preparar cada uno de los ejercicios, según qué materia. Sin embargo, en los últimos días, los consejos van dirigidos a que mantengan las rutinas de sueño y alimentación adecuadas y, sobre todo, lo más difícil, a que estén tranquilos.

-¿Cómo diría que es el nivel, que en general, llevan los alumnos a la prueba?

-El nivel de los alumnos se ajusta al nivel que marca la prueba ya que, nos guste o no, ese es el objetivo, superarla y hacerlo de la mejor forma posible. Y como suele ocurrir con casi todo, generalizar en estos asuntos no es justo para nadie. Podríamos volver a repetir que los alumnos cada vez van peor preparados para la universidad pero, realmente, una valoración así no puede hacerse a la ligera sino con datos contextuales y fiables obtenidos con el suficiente recorrido como para marcar una tendencia que nos permitiese llegar a conclusiones, con la complejidad que esto supone.

-Selectividad se mantiene durante años, pese a que el debate sobre si es la mejor prueba de acceso siempre ha estado sobre la mesa, ¿cree que es la mejor prueba para evaluar y decidir quién accede o no a la universidad?

-Probablemente no sea la mejor porque sólo valora conocimientos y deja de lado capacidades de los alumnos que no se miden con esta prueba y qué seguramente serán fundamentales para su futuro desarrollo profesional. La reforma educativa prevé la eliminación total de la Selectividad y su sustitución por otra clase de prueba. Si de verdad se quiere mejorar la forma de valorar a estos alumnos no se puede cambiar solo de tipo de prueba sino que sería necesario un cambio radical en los métodos de acceso a la universidad en general y a cada carrera en particular, empezando a valorar también otras competencias y durante toda la escolaridad, no sólo en el Bachillerato.

-¿Y el nivel de los exámenes en sí? ¿Abogaría por endurecerlos o facilitarlos?

Ni una cosa ni la otra, abogaría por sistemas alternativos donde la diferencia no se penalice sino que suponga un enriquecimiento. Un sistema rígido donde se nos valore a todos por igual corre el riesgo de convertirse en profundamente injusto. El nuevo modelo, por ejemplo, prevé una prueba tipo test que, lejos de adecuarse a lo que la sociedad pide, estandariza aún más la prueba.

-¿Qué opina de la LOMCE que parece que entrará en vigor en breve?

-Los sistemas educativos que funcionan tienen leyes consolidadas y aceptadas por casi toda la comunidad. Necesitamos de una legislación estable que permita a los centros y al profesorado desarrollar proyectos encaminados a potenciar la formación integral del alumnado y procurar la mejora del rendimiento escolar. Sin embargo, la LOMCE no puede garantizar dicha estabilidad porque es una ley incapaz de generar consensos. De hecho, en pleno calendario de implantación, el resto de grupos políticos diferentes del Gobierno está pensando en derogarla.

-En las últimas semanas han saltado a los titulares de prensa duras informaciones sobre casos de acoso escolar, ¿se está viviendo un repunte?

-En mi opinión, nuestra preocupación debe ser la misma, exista ese repunte o no. Son realidades que causan un sufrimiento insoportable y suelen dejar secuelas mentales graves en las víctimas. La violencia escolar se produce en un momento muy delicado de la maduración de la persona y afecta gravemente a su autoestima. Se trata de un problema difícil de abordar, pero la misma estrategia de vigilancia y prevención que ha permitido reducir el maltrato infantil debe aplicarse en los colegios para afrontar el acoso escolar.

-¿Cree que las nuevas formas de socialización digitales han agravado estos problemas?

-Sin entrar en demonizar las redes sociales por ello, la realidad es que sí. La potencia de su adicción y su utilización delincuencial como medio de agresión resulta relevante en los casos de acoso por la mayor gravedad de sus consecuencias, la dificultad de su prevención y el alto grado de prevalencia que tiene actualmente esta forma de acoso. No mirar hacia otro lado en este sentido es esencial y tenemos que enseñar a nuestros hijos y nuestros alumnos un uso adecuado de estos medios, tan beneficiosos bien utilizados como peligrosos cuando son usados de forma perversa.

-¿Y la agresión a profesores como el reciente caso de Algeciras? ¿Cree que el profesorado está suficientemente protegido?

-Que existan medidas de prevención y protección para que este tipo de situaciones no se den es importante en cualquier ámbito y, por supuesto, también en el escolar. De hecho empiezan a existir medidas concretas y servicios de atención al profesorado aunque como en muchos otros aspectos tendremos que ir avanzando. En la última reforma del Código penal, agredir a profesores cuando trabajan es atentado contra la autoridad y conlleva hasta cuatro años de cárcel. Pero la solución no está en el Código Penal, sino en mejorar los protocolos de intervención e implicar a profesores, familias y autoridades. Hacer pedagogía y evitar casos como el de Algeciras.

-Dirige usted un colegio concertado que, previsiblemente, hará que en breve muchos padres inicien su guerra personal por conseguir matricular a sus hijos en Argantonio, ¿cual cree que es la solución a este conflicto que se repite año tras año?

-La baja natalidad en la ciudad de Cádiz hace que este problema haya descendido sensiblemente y que la mayoría de los padres consigan llevar a sus hijos al centro educativo que han elegido en primera opción. En cualquier caso, siempre deberíamos de conciliar el derecho constitucional de los padres a elegir el centro que quieren para sus hijos con la necesaria normativa en materia de ordenación y planificación, así como con la garantía de una oferta educativa diversa y heterogénea. 

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