Esperando a Fran Gónzalez

Vladimir y Estragon esperan en un camino a que llegue Godot. Hablan, de todo y de nada, se quejan, discuten y siguen esperando. Godot no llega, pero ellos esperan. No se sabe a ciencia cierta por qué tienen que esperarlo, pero no se mueven. Godot no vendrá hoy, pero lo hará mañana por la tarde, les dicen. Es mentira. Godot nunca llegará, pero ellos esperan. Seguramente lo sepan, o quizá no, pero no tienen otra cosa que hacer.

Puede que Godot sea el único vínculo entre Vladimir y Estragon. Como puede que Fran sea el único vínculo entre Teófila y Kichi. Los dos le esperan, discuten entre tanto, pero esperan pacientes. No les queda otra.

Tienen mucho que ver el teatro y la política.

No solo porque en el fondo lo que más importa para muchos es la puesta en escena, sino porque, en ocasiones, pueden llegar a ser igual de absurdos. Si ‘Esperando a Godot’, de Samuel Beckett, pasó a la historia de la literatura, su versión política gaditanizada, que bien podría titularse ‘Esperando a Fran’, pasará a la historia de esta ciudad. Pero hay una diferencia: Fran llegará. No se sabe cuándo, pero llegará. Como muy tarde lo hará el sábado día 13 de junio.

A Teófila y a Kichi les queda una semana tensa, angustiosa, como los días que pasaron Vladimir y Estragon en medio de un camino. Esperan a Fran, pero Fran ni siquiera les hace un hueco en la agenda. Esa es la versión oficial que cuentan los portavoces de los dos alcaldables. «Aún no hay nada previsto. Nos han dicho que cuando puedan nos avisarán», dicen, y se lanzan mensajes a través de los medios, y esperan.

Pero el problema de Fran no es de agenda, sino de contenido. Para qué sentarse a escuchar si no se tiene nada qué decir. Ya está claro que no depende de él. Susana Díaz ha dicho claro que «de aquí al sábado se verá». En realidad ella es el Godot de esta historia, a quien todos esperan, por más que la cara la tenga que dar Fran.

Y precisamente eso, que dé la cara, es lo que están pidiendo sus propios compañeros. La militancia de base, la que no tiene acceso a las ejecutivas, la que aún no ha sido convocada a una asamblea para analizar la situación postelectoral, los resultados, los posibles pactos, insiste en ser escuchada, o cuanto menos en escuchar. Los socialistas de Cádiz quieren saber. Muchos están cabreados, a nivel interno las familias se reagrupan y son muchos los que ya anuncian que van a sumarse a la concentración «por el cambio» del día 12. «La ciudadanía quiere construir un nuevo Cádiz y nadie puede ser excluido en este momento histórico», dicen los convocantes del evento que se difunde a través de las redes sociales.

Los socialistas de base tampoco quieren ser excluidos de la toma de decisiones, pero tampoco a ellos hay de momento nada que decirles. Que se les quiera escuchar es otra cosa y la conclusión de esa charla puede ser dolorosa para quien tiene que recibir el mensaje.

Mientras, Teófila, Kichi, los invitados de piedra, seguirán esperando a Godot. Aunque sepan que no va a venir... hasta el sábado.