El fervor previo a la noche más larga
Huerto, Afligidos, Nazareno y Medinaceli salen a la calle en la gran jornada cofrade de la Semana Santa
Actualizado: GuardarItinerario del Jueves Santo y Madrugada
Dolores no sabe de polémicas sobre la calle Botica. A ella le da igual, dice que el Nazareno está en toda Santa María. Y, si por si acaso no lo estuviera, ella va a verlo cada viernes, «a rezarle y a desahogarse un poco». También por si acaso, la montaña va a Mahoma y, desde la noche del miércoles, la misma silla con las que agota los rayos de sol cada día del verano en su playa de Santa María está apostada en la cuesta de Jabonería, no vaya a ser que se quede sin sitio. Dolores no entiende de formas de carga 'gaditas' o 'sevillitas', de Carreras Oficiales, de cortes en la Madrugá, de exornos florales y estrenos.
Solo sabe que «el Jesú» está guapo como siempre, «da cosa con solo mirarlo». Y su rezo contenido de cada viernes será hoy emoción desbordada, vivas y oles para el Nazareno de Santa María, el Señor de Cádiz, el ‘Greñúo’. La gran devoción de Cádiz, pero no la única.
Al gran Jueves Santo que se ha vivido en la calle en la tarde de este Jueves ha contribuído no solo el Nazareno, sino también otra gran devoción como Medinaceli, la fiesta y la bulla venida desde Puertatierra con Oración en el Huerto y el clasicismo barroco de Afligidos. Todas han puesto su grano de arena a una tarde única que se alargará hasta la Madrugá.
Oración en el Huerto (VER FOTOS)
La hermandad beduina por excelencia fue la primera en pisar la calle el Jueves Santo. No había grandes algarabías en torno a San Severiano. Esta no es una cofradía que arrastre masas, pero sí respeto. Respeto ante el misterio que representa, el preludio de una noche aciaga, el último respiro antes del martirio. Respeto por los penitentes y sobre todo por los cargadores. A sus espaldas llevan dos pasos que hacen uno de los recorridos más largos de la Semana Santa gaditana.
Puntuales salieron a la calle Tolosa Latour para poner rumbo fijo, sin prisa pero sin pausa, hacia la Carrera Oficial. El paso de misterio, con Jesús orando en el huerto y sus apóstoles Pedro, Juan y Santiago velando su dolor, fue portado por la cuadrilla de Francisco Álvarez Márquez. «A hombro. Menos mecido y con pasitos cortos». Así salía de su templo y era recibido por la Agrupación Musical Polillas, que interpretaba como primera marcha 'Primer Misterio', a la que seguía 'Alma de Dios'. El público veía por primera vez la túnica del Señor terminada, lo que se ha podido hacer gracias a la donación de José María Reyna Cabrera.
Había preocupación en la Junta de Gobierno por el levante, pero la calle Acacias resguardaba al cortejo antes de regalar una de las más bellas estampas de su recorrido al pasar por debajo de las Puertas de Tierra camino de la Cuesta de las Calesas.
Detrás del Cristo salía el palio de Nuestra Señora de Gracia y Esperanza, rodeada de rosas color champán y acompañada por la música de la Banda Municipal Ciudad de La Línea de la Concepción. La primera marcha que tocaron fue ‘Oración de Esperanza, expresamente creada para esta Virgen y que se estrenaba en la tarde de ayer.
Colores vivos, rojos, azules y verdes, contrastan con el fulgor del oro y la plata. Una nube de incienso empaña la visión tan teatral como real, tan barroca como clásica. Todo es madera tallada y dorada, plata repujada, oro bordado. Todo es artificio y, a la vez, es fervor. El templo de imponente barroco que impulsó el sabio obispo Lorenzo Armengual es el escenario de esta singular y cuidada representación. Nada escapa al azar, ningún objeto está colocado por casualidad. Todo sigue un ritual, un porqué, un simbolismo en Afligidos.
Solo así se explica la presencia del muñidor que avisa del inicio del espectáculo que se desarrollará ante los ojos del espectador, la cartela con el escudo de la hermandad, la bula papal, los símbolos de la Pasión, la espada y el cirio votivo escoltando al simpecado (como símbolo de la defensa con la vida al Dogma de la Inmaculada Concepción) e incluso la presencia encarnada de las tres virtudes teologales: la Fe, la Esperanza y la Caridad.
Todo un espectáculo barroco en pleno siglo XXI el que se ha vivido este Jueves Santo en las inmediaciones de la iglesia de San Lorenzo. Un cuidado artificio que partió del templo a partir de las 18.00 horas para iniciar su camino a la Catedral.
El esfuerzo de la cuadrilla de José Julio Reyeros, en una complicada maniobra que obliga a que el paso quede en volandas en unos segundos justo a la salida, entregó a Afligidos a una repleta calle. Centenares de gaditanos aguardaban para contemplar el cortejo clásico que, un año más, no defraudó en su puesta en la calle. Compostura y detalles cofrades componían un total de 206 hermanos de fila (en total fueron más de 400 hermanos los que hicieron estación de penitencia) que precedía a las andas, bellamente exornadas con rosas rojas y espinos.
El impresionante misterio, presidido por Jesús de los Afligidos y la Virgen de los Desconsuelos, brilló en la calle gracias a su amplio patrimonio en forma de orfebrería y ricos bordados, además del valioso grupo escultórico de Peter Sterling. Un conjunto que resaltó con los sones de la Banda de Música Pedro Álvarez Hidalgo que tocó para la salida 'Afligidos'. Todo ello en un callejero de marchas que casó bien con el carácter de la hermandad.
Además de todo el artificio barroco, la hermandad presentó destacados estrenos en la calle tales como el guion corporativo de la hermandad, obra de Juan Carlos Romero y Francisco Piñero. También lució en la calle la restauración de un simpecado al que se le ha incorporado una Inmaculada de escuela sevillana, el atuendo del servidor de luz del misterio y el paño de la Verónica. Un esfuerzo que fue refrendado por un amplio apoyo en la calle en un recorrido que se desarrolló sin incidentes en las primeras horas de la tarde.
Para cuando Afligidos ya estaba a punto de entrar en la Catedral, Dolores empezaba a vislumbrar la Cruz de guía en la iglesia de Santa María. La señora no podía ocultar sus nervios y emoción, mientras pasaban frente a ella los más de 250 penitentes que componían el cortejo de la señera hermandad. A eso se sumaron los 400 hermanos que salían de penitencia tras el paso del Nazareno, los cargadores o los servicios de paso en un número de cofrades y devotos que se acercaba al millar de personas. En el cortejo del Señor de Cádiz también figuraba una larga lista de representaciones de colegios oficiales y del propio Ayuntamiento en una cifra que alcanzaba la treintena.
Lo hacía desde la presidencia, donde figuraba la junta de gobierno «mentalizada para lo que pudiera ocurrir». Así se expresaba el propio José Manuel Verdulla, hermano mayor de la corporación, poco antes de salir a la calle. Se refería a la campaña puesta en marcha por vecinos del barrio, en represalia por la decisión de no tomar la calle Botica a la recogida. Una polémica que tuvo momentos oscuros, como los gritos al paso del Nazareno por la calle Botica, durante el Vía Crucis parroquial de la pasada Cuaresma.
Aunque el que inició la campaña anunció una tregua durante la Semana Santa, lo cierto es que en días pasados se han podido ver pancartas con el mensaje: «La Junta del Nazareno traiciona al Greñúo, a su Madre y al barrio de Santa María». Acusaciones que colgaban en la plaza de la Candelaria y en distintos puntos del barrio de Santa María. Este Jueves, Verdulla estaba «mentalizado para los gritos» que pudieran llegar. Aunque sí manifestó su deseo de que «fueran a la Junta, no al paso del Señor».
El Señor de Cádiz partió minutos después de las 20.00 horas, cuando el sol de la tarde dibujaba ya sus últimas siluetas doradas. Sin grandes complicaciones, la cuadrilla de José Luis Peñalver superó el dintel de la iglesia conventual. Con la destacada ausencia de las monjas concepcionistas, un año más el señor de Cádiz se reencontró con un barrio entregado que profería en aplausos y vivas emocionados.
Con un exorno cuidado, a base de claveles rojos, rosas rojas y flores de cera, se engalanaba el paso del Señor. A sus plantas, el bastón de mando de la ciudad, aunque con una nota característica. En esta ocasión, no era el de la actual regidora, sino el del alcalde Cayetano del Toro, del que se cumplen este año los 100 años de su fallecimiento. Se da la circunstancia además que Del Toro fue hermano mayor entre 1893 y 1915.
Precisamente, la descendiente suya y presidenta de la asociación de Amigos de Cayetano del Toro, Lilian del Toro, fue la encargada de dar la primera levantá en el paso del Nazareno. Con ella ya se consumó un rosario de piropos, gritos y vivas a su caminar. Lágrimas de emoción se veían en las caras de muchos de los presentes, mientras que el acompañamiento musical del palio interpretaba una única marcha para el Nazareno. Sonó 'Regidor Perpetuo' por parte de Banda Municipal de Música Maestro Enrique Galán de Rota.
Comenzaba un largo silencio, arrullado por cadenas que sonaban en su arrastrar por los adoquines. Cruces, pies descalzos y velos componían una larga penitencia que se hacía infinita en la bajada por Jabonería. Aproximadamente una hora después, irrumpía en el mismo escenario la Virgen de los Dolores. En su palio, se congregaba uno de los estrenos más destacados de la hermandad: la restauración y enriquecimiento de la bambalina delantera del palio. De esta forma, la cofradía busca recuperar el diseño que realizó Antonio Accame para las andas de la señora y que quedó inconcluso. El brillo del oro recién estrenado contrastó con el blanco de las rosas del exorno del palio de maya.
Aunque con una emoción algo más contenida, Santa María también rindió pleitesía a la Señora con «guapas» a los Dolores. Para ella sonó 'Rosa de mis Dolores', como primera marcha, mientras que la cuadrilla, con caminar gaditano iniciaba su camino hacia la Catedral, bajo las órdenes de Antonio Ramírez Durán. Por delante aún quedaban horas y horas de fervor, antes de llegar de nuevo a su templo, más allá de las cinco de la madrugada, cuando estaba prevista su recogida.
Medinaceli (VER FOTOS)
Pasadas las diez de la nohe, la emoción y el fervor aún está lejos de terminar. Medinaceli la última hermandad de la jornada, ha iniciado su estación de penitencia. Lo ha hecho en silencio y con otra larga fila de penitencia. En total unas 250 personas guardaban fila en la trasera del impresionante paso de plata, exornado con claveles morados y que lucía limpieza y restauración de alguno de sus elementos. Un largo rato después, ha sido el turno de la Virgen de la Trinidad, acompañada en su palio por San Juan y bellamente exornada por rosas blancas. Santa Cruz se mantenía en silencio pero a la espera.
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