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Un padre pide al Ayuntamiento que aparte al funcionario que abusó de su hija

El Consistorio lo cambia de centro de trabajo tras conocer que el progenitor y el condenado coinciden a diario

silvia tubio
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Un día tras otro un padre se tiene que cruzar con el hombre que abusó de su hija. Esta grave afirmación no lo dice él, lo afirma una sentencia de la Audiencia Provincial de Cádiz fechada el verano pasado.

El fallo que condena a Francisco V. V. a siete años de cárcel por tres delitos de abusos sexuales no es firme. Ha recurrido al Tribunal Supremo y mientras se resuelve este procedimiento, esta persona permanece en libertad provisional y acudiendo a su puesto como funcionario del Ayuntamiento de Cádiz.

El padre de la víctima también trabaja para el Consistorio como empleado de una contrata municipal. Esta circunstancia laboral le obliga a encontrarse a diario con Francisco V. V, chófer del Ayuntamiento.

"Rezo por no hacer una locura un día de estos", afirma amargamente mientras su esposa lo contiene: "Yo siempre le digo que piense en su hija".

El matrimonio había decidido superar ese drama en silencio. Una amarga experiencia que además les ha costado una separación de la familia de él porque el abusador es tío político de la adolescente agredida.

Pero el vaso de la paciencia se ha ido llenando a diario con cada ocasión que se ven las caras el condenado y el padre de la víctima. "A veces me mira desafiante y hasta llega a reírse, pero lo hace cuando está acompañado. Cuando está solo no tiene narices".

La tensión que acumula esta persona, de la que se omiten sus datos personales para salvaguardar la identidad de la menor, es evidente con sólo estar unos segundos a su lado.

La gota que rebosó el vaso de su paciencia llegó cuando se enteraron que el condenado iba afirmando a conocidos y compañeros de trabajo que había salido absuelto. Fue entonces cuando decidieron romper con la discreción. "Acudimos al Ayuntamiento para que, al menos, supieran la verdad y para pedir que fuera apartado para que no tengamos que verlo a diario".

Escrito al Ayuntamiento

El pasado 23 de enero, el escrito con la petición acompañada de la sentencia de la Audiencia Provincial, fue registrado en el Consistorio. 13 días después, el director del área de personal les respondía que habían requerido a Francisco V. V. a que aclarara su situación procesal.

El trabajador entregó la documentación acreditativa del recurso interpuesto en el Supremo. Al no ser una sentencia firme, "puede permanecer en situación de servicio activo", explica el escrito que tienen en sus manos.

El Estatuto Básico del Empleado recoge en su articulado la posibilidad de suspender a un funcionario condenado en una causa criminal. A preguntas de este periódico, fuentes municipales explicaron que existe una abundante jurisprudencia que establece que no se puede aplicar esa medida mientras no exista un fallo firme y que existe una excepción cuando el delito que se le imputa está relacionado con sus funciones laborales; "en ese caso si se puede apartar para evitar que pueda continuar" actuando de manera irregular.

Este portavoz oficial añadió que desde Personal, tras enterarse de las circunstancias penales y personales que rodean al funcionario, se ha ordenado su traslado al parque móvil para que no tenga que coincidir con el padre de la víctima. Si bien, en estos momentos, "este trabajador se ha dado de baja".

Tres episodios de abusos

En la sentencia, a la que ha tenido acceso este medio, se consideran probado tres episodios de abusos que cometió el condenado hacia su sobrina. El primero y más grave, ocurrió cuando la adolescente contaba con 13 años (2011) en un chalet familiar de Chiclana. La niña estaba acostada en un sofá cuando notó que su tío le acariciaba hasta introducir un dedo en su vagina.

A partir de esos primeros tocamientos, el procesado comenzó a obsequiar a la menor "con cantidades generosas de dinero y a girar más visitas a su domicilio". Los abusos se prolongarían hasta 2013 en el domicilio de la joven o coincidiendo con reuniones familiares.

Un día, la niña "asustada y sobrepasada por los acontecimientos", explica la sentencia, le contó lo que sucedía a una amiga. La madre de esta chica acabó convenciéndola para que hablara con su progenitora. En mayo de 2013, Francisco V. V. era denunciado en la Comisaría Provincial. Permaneció en prisión provisional cuatro meses.

Arropado por la familia

En el juicio, la familia del condenado lo arropó, algunos de sus miembros declararon a su favor, negando que tuviera una conducta impropia con la pequeña. Al tribunal le llamó la atención "la enorme sintonía, identidad en sus respuestas" y como alguno llegó a justificar que diera palmadas en el culo a los niños y a las mujeres.

Uno de esos testigos "llegó a decir, en esa defensa a ultranza para exonerar a Francisco de cualquier conducta delictiva o indecorosa, que era normal que le tocase el culo a las mujeres, incluida la suya. Es más, narró como convenció a su hija que tenía que cambiar su declaración de la Comisaría pues lo relatado allí era muy grave", indica la sentencia.

Cuando la Policía investigó este caso en 2013, recogió el testimonio de otras primas de la víctima, quienes también reconocieron en sede policial haber sido objeto de tocamientos. Sin embargo, cuando tuvieron que reafirmarse ante el juez, se echaron para atrás.

La defensa de Francisco V. V. sostuvo en el juicio que la menor mentía y que su declaración se debía a unas relaciones familiares desestructuradas. El tribunal, en cambio, califica el testimonio de la niña de veraz. Los forenses que analizaron a la familia concluyeron que la joven vive en un ambiente perfectamente normalizado.

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