Susana Díaz se lleva una sonora bronca en su visita a Cádiz
En la presentación de los candidatos socialistas a las municipales dice que «no va a pactar ni con PP ni con Podemos»
Actualizado: GuardarMal ha acabado el día la presidenta de la Junta en Cádiz. Susana Díaz se ha llevado una fuerte bronca en su visita a la capital gaditana, a la que ha acudido en la tarde del viernes para presentar a los cabezas de lista de los 44 municipios de la provincia.
Una sonora pitada, acompañada de insultos y proclamas en contra del PSOE, pero también del PP y de IU, ha sido la nota discordante en un final de jornada que había sido diseñado por el partido para que Díaz se diera un baño de aplausos y abrazos entre los suyos, los militantes y simpatizantes socialistas.
Un dispositivo policial, además de personal de seguridad privada, ha protegido la llegada de Díaz
que se retrasó más de 30 minutos de la hora prevista. Eso posibilitó que la concentración de colectivos que protestaban en la puerta del Palacio de Congresos fuera ganando en participantes hasta superar el centenar de personas.
Por las pancartas que portaban y los lemas de sus gritos se podía identificar a quienes representaban: extrabajadores de la extinta factoría de Delphi, activistas de la corrala la Bahía, integrantes de la plataforma de enfermos de la hepatitis C y agentes de empleos (Alpes) que llevan meses esperando que sean readmitidos por la Junta tras darle la razón la Justicia.
Tampoco se libraron de los gritos los militantes que asistieron al acto, a los que llamaron «borregos» o «estómagos agradecidos». Y entre los políticos que no pudieron evitar ser reconocidos, Luis Pizarro y Salvador de la Encina, a los que descalificaron fuertemente.
Los medios de comunicación también recibieron lo suyo, acusados por los manifestantes de «estar comprados por la Junta».
En autobús y escoltada
La presidenta llegó en un autobús de campaña y escoltada entró en el edificio en cuestión de segundos. Encargados de la seguridad del evento cerraron rápidamente las puertas a su paso. Había temor de que los participantes en la concentración se colaran dentro y reventaran el acto. Sin embargo, era prácticamente imposible cualquier contacto porque un cordón policial los había alejado de la entrada.
Si bien, varios Alpes había entrado discretamente antes y sentados en el patio de butacas esperaron a que el mitin arrancara y comenzara la intervención de la presidenta de la Junta.
Ya dentro, comenzarían los discursos dirigidos a un público entregado de antemano. Antes de que lo abriera el candidato a la Alcaldía de Cádiz, Francisco González, cinco minutos de aplausos y banderas agitándose a la llegada de la presidenta.
González dirigió su breve discurso para atacar a su rival en la urnas, Teófila Martínez. «Está imposibilitando el desarrollo de la ciudad». La responsabilizó de dos datos muy negativos para Cádiz: «Los 18.000 desempleados y los 25.000 gaditanos que se han ido de la ciudad».
Su intervención fue breve, apenas con tiempo para decir que «se sentía orgulloso» de ser socialista. El acto había sido diseñado para y por Susana Díaz, que tiene la cita más inminente el 22 de marzo.
La secretaria provincial del partido, Irene García, dedicó la mayor parte de su discurso a alabar las políticas de la Junta. «Si algo nos refuerza es saber que tenemos ese aval, el de un gobierno sensible, poniendo siempre por delante las políticas de los ciudadanos».
García envió varios recados al PP, del que dijo que «lo han puesto demasiado fácil» en alusión a la elección de Antonio Sanz como cabeza de lista por Cádiz en las autonómicas. «La vuelta de Antonio Sanz ha sido la vuelta al bloqueo, al clientelismo. El mejor ejemplo es el servicio de recaudación de la Diputación, que sirve de caja para premiar a aquellos que han saqueado las arcas públicas».
Segura de la victoria
El plato fuerte, el motivo que había llevado a los militantes a llenar el salón del Palacio de Congresos arrancó su intervención dando por hecho una victoria en las próximas elecciones: «Sabéis como yo que vamos a ganar ¿no?».
Apenas había comenzado a hablar cuando varios Alpes se levantaron de sus asientos y le gritaron a la presidenta cuándo iba a readmitirlos. No hubo tiempo para más, fueron sacados a la fuerza por personal de seguridad.
Lo más destacado del discurso de Susana Díaz fue su negativa rotunda a cualquier alianza con otra fuerza política, aunque las primeras encuentas dan un Parlamento ingobernable sin pactos. «No voy a pactar ni con PP ni con Podemos sino con los nueve millones de andaluces que nos van apoyar (un pequeño desliz en la euforía del discurso porque el último dato oficial del INE arroja una población de 8,4 millones)».
La presidenta fue muy crítica, como era de espera con el PP, al que culpó de «hacer mucho daño, de estrangular la economía de las familias». Pero tampoco se mordió la lengua con Podemos: «que son como la derecha. Cuando me llamaron fontanera se metieron con mis orígenes humildes».
En varios momentos la líder regional quiso ligar la imagen del partido al de la clase obrera para contrarrestar el efecto del discurso de la casta que también afecta al PSOE.
Sobre Podemos, obvió en su discurso a Teresa Rodríguez, la candidata a las andaluzas. «Ellos son los Cañamero, los Sánchez Gordillo, los del Sindicato Andaluz de Trabajadores, que ya los conocemos todos».
Ni una palabra de corrupción
También fue llamativo que no dedicara ni una palabra a la corrupción, una de las principales preocupaciones de los españoles según el último barómetro del CIS. Entre los 44 candidatos que se presentan a los comicios municipales por la provincia de Cádiz, cuatro de ellos se encuentran en estos momentos imputados, tal y como informa este periódico.
En todo mitin electoral hay un capítulo de promesas y en esta ocasión, Susana Díaz anunció que la semana que viene se adjudican las obras del nuevo centro hospitalario de Vejer (Chare) y que a final de 2015 acabarán las obras del nuevo hospital de La Línea.
El acto acabó como había empezado. Con una bronca monumental esperando a Susana Díaz en la puerta. Esta vez, un grupo de militantes intentó contrarrestar los gritos con aplausos a la presidenta que recorrió la distancia entre la puerta y el autobús en segundo. Fue imposible, los gritos en contra de la Administración andaluza («Junta de Andalucía, junta de ladrones») eran ensordecedores.
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