La presencia okupa de la finca abandonada de Manuel Rancés preocupa a los vecinos
Los residentes afirman que viven en un estado de «preocupación y miedo» permanente
Actualizado:Vivir con martillazos y ruidos día y noche se ha vuelto insostenible. Los vecinos de la calle Manuel Rancés están hartos de los okupas que se han metido en la finca abandonada número 18. El inmueble lleva años ocupado, pero los problemas de convivencia se han agravado en los últimos seis meses.
La paciencia de los vecinos se ha acabado y se sienten impotentes. «Estamos hartos de esta casa. Se han llevado los aluminios de las ventanas de nuestras casas». La creciente preocupación y el estrés que les provoca no poder llevar una vida tranquila ha empeorado tras el último incendio de la semana pasada que se inició en la primera planta del edificio y que provocó que los vecinos de las dos fincas colindantes al número 18 fueran desalojadas.
«Estaba en mi cuarto, y me llamó mi madre asustada que olía mucho a quemado, me asome a la ventana y, efectivamente, salía llamas de una de las ventanas de la finca y se estaba pasando al patio de nuestras viviendas. Esto era previsible, porque se quedan dormidos con las velas encendidas», asegura Jesús Letrán, vecino de la finca Manuel Rancés, 18.
El inmueble, que actualmente se encuentra en estado ruinoso -las ratas también son inquilinas-, forma parte de un grupo muy delicado: aquellos edificios que o bien han sido abandonados o se encuentran en proceso de restauración.
Bien lo saben vecinos que viven allí desde hace décadas, como la familia de Jesús, que viven en un estado de «preocupación y miedo» permanente. «Aquí hay olor a quemado un día sí y otro también. Desde nuestras ventanas vemos cómo queman el hachís y se meten la rayas de coca», explica Jesús.
Su familia lamenta profundamente esta situación. El joven explica compungido que «hace unos días atracaron a un repartidor de Telepizza» frente a la finca abandonada. «Hicieron un pedido a última hora de la noche, lo metieron dentro de la casa puerta y le robaron todo el dinero que llevaba». Añade que están hartos de llamar a la Policía y de poner denuncias.
Otro vecino de la finca Manuel Rancés cuenta que la mayoría de las personas que han ocupado el inmueble son delincuentes: «Desde que se marchó el movimiento La Higuera y han entrado estos nuevos okupas no se puede dormir, se llaman a voces de madrugada, hay mucho escándalo».
Jesús relata que desde la Policía le han informado que se trata de delincuentes, incluso algunos que han vivido varios días en la finca se encuentran en busca y captura. «Tenemos mucho miedo. A mi casa pueden acceder fácil desde este edificio. A estos individuos lo han relacionado con robos, ya que se han encontrado con la máquina tragaperras que hace meses robaron en un bar cernano», explica.
Cabe recordar que la finca Manuel Rancés 18, declarada Bien de Interés Cultural, f ue sede del centro social La Higuera . Un movimiento sociocultural de ocupación que finalmente fue desalojado por orden judicial. El inmueble es propiedad de una entidad financiera.
Los miembros del colectivo de La Higuera decidieron reokupar la finca aprovechándose de la situación de confusión existente sobre la titularidad del edificio que estaba a nombre de una promotora de Barcelona que tenía una deuda contraída con Bankia que reclamaba la propiedad como pago. Sin embargo, la situación cambio cuando Caixa Catalunya se hizo con el inmueble y denunció la ocupación para proceder al desalojo .
Hoy los vecinos recuerdan que este colectivo llenaba de vida el edificio, que apenas hacían ruido y que eran muy responsables y comprometidos con el barrio. Insisten en que viven «atemorizados» y que se sienten «impotentes». Los vecinos de Manuel Rancés han pedido ayuda a las autoridades municipales para que no vuelva a ocurrir un nuevo incendio.