La playa más 'cool' de Nueva York
Fort Tilden fue cuartel en la Guerra Fría, nido de amor de Patti Smith y Robert Mapplethorpe y ahora es el sitio de moda de los 'hipsters'
NUEVA YORK. Actualizado: GuardarLa noticia corrió como la pólvora por los patios de Williamsburg y los bares del Lower East Side: «¡Han vuelto a abrir Fort Tilden!». En octubre de 2012, 'Sandy' se llevó por delante la península de Rockaway, al Sur de Queens. El huracán la inundó de escombros durante meses. Entre las víctimas: Fort Tilden, una playa salvaje, el refugio de la modernidad neoyorquina.
Parece increíble que en esta ciudad haya sobrevivido un santuario playero como Fort Tilden. Solo hay arbustos, dunas y modestos espigones. Cada fin de semana, «la fauna creativa», sobre todo de Brooklyn, se tumba en su arena descuidada, llena de conchas rotas, cangrejos y medusas náufragas, palos y cañas arrastrados por las corrientes. Hay gente de todo tipo, pero abundan artistas, escritores y galeristas. Fort Tilden se ha convertido en la playa 'cool' de Nueva York. Es Bushwick (el barrio 'hipster') en el mar.
Desde principios de siglo y hasta 1974, Fort Tilden fue un campamento militar. Todavía quedan barracones en las dunas, búnkers tatuados con grafitis y la capilla del destacamento. Antes que los bañistas, aquí hubo misiles Nike, preparados para proteger Nueva York durante la Guerra Fría.
Algunos famosos se han arrimado a ella en los últimos tiempos. Entre ellos, uno de los luceros de la modernidad neoyorquina durante décadas, Patti Smith. Tras la llegada de 'Sandy' ha estado volcada en recuperar la zona. Su pasión por la playa se remonta a los años 70, cuando la mayoría de los actuales domingueros no habían nacido. En las dunas de Fort Tilden, que recorría junto al fotógrafo Robert Mapplethorpe, no se encontraba un alma.
Klaus Biesenbach, director de PS1, la filial del Museo de Arte Moderno (MoMA), también residente en Rockaway, alistó a famosos y artistas en la reconstrucción de estas playas y disparó su vida cultural con una sucursal 'pop up' del museo. Este año ha organizado la exposición 'Rockaways!', con muestras de arte en bares y galerías. Smith y Biesenbach la inauguraron en verano. Se les unió James Franco, que leyó poemas de Walt Whitman. También cantó Michael Stipe, de R.E.M.
«Antes no venía nadie», dice Coque Prieto, una diseñadora que acude a Fort Tilden desde 2004. Asegura que era difícil encontrar a alguien en varios kilómetros de playa. Ahora es distinto: «Vienen 'hipsters', bohemios a los que no les gusta la aglomeración de Rockaway».
El secreto de Fort Tilden es que no es muy accesible. El parking está reservado para pescadores y residentes, para llegar al metro más cercano hay que andar diez minutos y tomar un autobús que tarda 25. También llega un ferry desde Manhattan. La opción más popular es pedalear en bici -entre una y dos horas- hasta el mar. Así viene Erik Patton, un artista que adora una playa «íntima, sin restricciones (el 'top less', muy raro en otras zonas, es aquí habitual). ¿Dónde hay un lugar en Nueva York donde puedas tener cierta sensación de soledad en un entorno salvaje?». Algo así no dura mucho. El resurgimiento de Rockaway, donde se multiplican los bares surferos y las galerías, han colocado multitudes casi a las puertas de Fort Tilden.
Llegará un verano en el que Fort Tilden sea una playa con socorristas, chiringuitos, parkings para coches... y mucho menos encanto.