La carga viral de Romero disminuye y enciende la esperanza de su salvación
El comité de expertos reconoce que trabaja en diferentes maneras de atajar el ébola «por extrañas que parezcan»
Actualizado:Al séptimo día, Teresa Romero recibió una buena noticia sobre su estado de salud. No es definitiva. Ni siquiera le permite decir que ha dejado de ser una paciente grave. Solo es una pizca de esperanza dentro del complejo esfuerzo de intentar salvar a una persona de las garras de una enfermedad que no tiene cura. La pequeña alegría la ofreció a ella y al equipo de treinta profesionales sanitarios que la atienden, en tres turnos, la carga viral del ébola. Los últimos análisis realizados habían constatado esta reducción que «pueden indicar cierta esperanza», según señaló un cauto Fernando Simón. El coordinador del centro de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad y miembro del comité de expertos designado por el Gobierno para coordinar la actuación en este caso de ébola confirmó que este dato permite pensar que «la infección esté en proceso de control». No obstante, recalcó la necesidad de ser cautos porque el ébola es todavía una dolencia desconocida en muchos aspectos y que puede dar desagradables sorpresas. «A medida que se propaga puede haber afectación en órganos y esto, a pesar del control de la infección, puede hacer que la progresión sea la contraria de la que nos gustaría», apuntó Simón.
Una noticia que alegró a la familia de la asistente, quien defendió su trabajo en el hospital. Su marido, Javier Limón, que continúa hospitalizado en cuarentena, pidió a través de Teresa Mesa, portavoz de la familia, que se respete la figura de su mujer, la «de una profesional como la copa de un pino». La portavoz explicó que pese a que no ha tenido ningún síntoma relacionado con el virus del ébola, «psicológicamente está aturdido». A su lado se encontraba, José Ramón Romero, hermano de Teresa, quien pidió «prudencia» respecto al estado de salud de su hermana. A pesar de esta levísima mejoría, Romero continúa en estable dentro de la gravedad de su enfermedad.
Está consciente, sin intubación, y charla con el equipo que la está tratando con ZMab, uno de los componentes básicos del ZMapp, el 'suero milagroso' del que no existen más existencias en el mundo. Un nuevo fármaco para una situación sin antecedentes. Eso está provocando, según indicó el miembro del comité de expertos, que se estén planteando todo tipo de soluciones e iniciativas «en todo tipo de escenarios» para atajar la enfermedad «por extrañas que parezcan». «Es la primera vez que afecta a zonas urbanas y a países que no tienen fronteras comunes. También es la primera vez que existen superdiseminadores en África, es decir, que varias personas acudan a entierros y produzcan un gran número de contagios secundarios», comentó el experto.
Una línea de actuación que fue criticada ayer por el Centro Europeo de Control de Enfermedades, que consideró que el hospital Carlos III no reunía las condiciones necesarias para acoger a los pacientes de esta enfermedad. Simón se limitó a señalar que los dos expertos que han trabajado con el equipo del centro madrileño plantearon un batería de mejoras a la dirección del hospital. Entre estas carencias que señalaron está el tamaño de las esclusas. «Son pequeñas para algunas situaciones concretas», precisó, aunque también desveló que la estructura hospitalaria recibió una consideración de «nivel alto».
Soldados sanos
En el hospital Carlos III permanecen ingresadas quince personas, todas las que estuvieron en contacto con Manuel García Viejo, el religioso leonés fallecido el 25 de septiembre, y con la propia auxiliar están «en monitorización activa». Mientras, las quince personas que permanecen ingresadas siguen en cuarentena y sin mostrar ningún síntoma. «Esto garantiza que el riesgo que pudiera haber para la población con casos secundarios del paciente actual está a un nivel de control muy alto», recalcó Simón.
Por otra parte, el ministro de Defensa, Pedro Morenés, descartó ayer que los militares que participaron en la repatriación de los dos españoles se hayan infectado. Dijo que se encuentran bien tras haber superado los 21 días de control que hay que seguir después de vivir una situación de exposición y romper, de esta manera, la cadena de contagio.