Silencio sobre Cataluña
El ministro de Defensa transmite que el proceso soberanista es un «tema político» y agradece la «serenidad» porque no habrá referéndum Velados mensajes de Morenés para que los militares mantengan la neutralidad
MADRID.Actualizado:Desde que el proceso soberanista en Cataluña pasó de la teoría a la práctica en otoño de 2012, en el Ministerio de Defensa no se han puesto de perfil. El jefe del departamento, Pedro Morenés, sabe que se trata de un asunto que requiere sensibilidad. Que, como es lógico, genera opinión en la cúpula militar y en los cuarteles porque se está poniendo en cuestión uno de los primeros mandamientos: la defensa de España y de su unidad. Sin embargo, mientras más se tensa la cuerda política mayor calado tienen sus velados mensajes pidiendo calma y agradeciendo la serenidad de los uniformados. Hasta conseguir un silencio generalizado.
En la Pascua Militar del pasado 6 de enero, a no pocos asistentes sorprendió que Morenés, un hombre poco dado a proyectar su imagen pública, espetara ante el más selecto público que las Fuerzas Armadas asisten con «serenidad» a la tensión de la coyuntura política. No cabe duda de que se dirigía a los militares y hablaba del proceso soberanista catalán, de lo que estaba siendo y de lo que estaba por venir. También de la altura de miras que debían de demostrar los uniformados. Del obligado cumplimiento de la neutralidad política. En aquellas sonoras palabras Morenés enseñó la zanahoria. Pero al ministro no le ha temblado la mano y ha sacado el palo cuando ha habido algún desliz.
A finales de 2013 destituyó al director de la revista Ejército, general de brigada Ángel Luis Pontijas, por haber incluido en la citada publicación un editorial crítico con la política soberanista del presidente de la Generalitat, Artur Mas. Meses antes hizo lo propio con el general de división en la reserva Juan Antonio Chicharro, que en un foro sobre Fuerzas Armadas y ordenamiento constitucional dijo que «la patria es anterior y más importante que la democracia» para referirse a las aspiraciones del nacionalismo catalán. Este presentó su dimisión antes de que le cesasen.
Estos dos episodios se quedan cortos con el vivido por el exministro socialista José Bono con el teniente general Juan Mena, que invocó la aplicación del artículo ocho de la Constitución en pleno debate del Estatut de Cataluña en 2006, que atribuye a las Fuerzas Armadas la defensa de la integridad de España. Una declaración que acabó también con su cese y su paso a la reserva.
Régimen disciplinario
Estos gestos, claro está, no han pasado desapercibidos en los cuarteles ni en los despachos nobles del ministerio. Cualquier salida de tono se zanja con el palo, con el régimen disciplinario en la mano. Así, en no pocas intervenciones posteriores a la Pascua Militar el ministro ha dejado clara su postura. Y de puertas adentro transmite a la cúpula castrense que se trata de «un tema político», que no se va a romper España y que no se celebrará el referéndum que ponga a prueba a la institución, según comentan fuentes militares consultadas.
Es más, cualquier otra postura «sería contraproducente» para la reconocida imagen de los tres ejércitos, en un momento además en el que sufren de lo lindo para mantener su operatividad por la drástica reducción del presupuesto en los últimos años, hasta un 30% menos, añaden las citadas fuentes.
Otro gesto más. El régimen disciplinario actual de los militares considera falta leve expresar públicamente opiniones que supongan infracción del deber de neutralidad política. El castigo es la privación de salida de la unidad hasta ocho días, sanción económica de hasta siete días y el arresto hasta medio mes.
Con el proyecto del nuevo reglamento disciplinario que se tramita ahora en el Parlamento esta infracción será considerada grave, se doblan las sanciones y se puede perder el destino o la baja en el centro docente militar.