Las esperanzas se esfuman en Iguala

Las declaraciones de cuatro nuevos detenidos en el operativo gubernamental para localizar a los 43 estudiantes desaparecidos permitieron el hallazgo de otras cuatro fosas clandestinas en un camino rural de Iguala, cerca de donde la semana pasada encontraran otras seis con restos de 28 personas. Según la Fiscalía, hay restos de 15 cuerpos calcinados. Todo apunta a que corresponde a los jóvenes tiroteados, secuestrados y asesinados por grupos de policías asociados a narcotraficantes el pasado 26 de septiembre. De esta manera, se desvanece la esperanza de las familias de que los chicos estuvieran escondidos pero aún con vida.

El Fiscal General de la República (PGR), Jesús Murillo Karam, informó de que los detenidos el miércoles «no son policías» y los llevaron hasta las «cuatro fosas, en donde fueron también depositados los restos de estudiantes asesinados», según se traduce de los interrogatorios. Explicó que la escena está «perfectamente custodiada» para que «no se altere ni se toque».

Desde que ocurrieron los hechos que han suscitado el rechazo nacional e internacional por la connivencia de policías, funcionarios y narcotraficantes del grupo Guerreros Unidos la indignación generalizada va en aumento. Pese a la orden de búsqueda de la 'La Pareja Imperial', como conocen al todavía alcalde de Iguala, José Luis Abarca, y a su mujer, María Ángeles Pineda Villa, continúan sin aparecer. Las autoridades creen que están protegidos por la familia de la primera dama, vinculada al cartel de los Beltrán Leyva.

Pero esa ayuda podrían perderla pues ayer se informó que el miércoles fue detenido en el centro de Cuernavaca Salomón Pineda Villa, alias 'El Molón', cuñado del alcalde y presunto líder de Guerreros Unidos. Su captura era un logro que sumaban a otro arresto, el de Vicente Carrillo Fuentes, alias 'El Viceroy', hermano de Amado, conocido como 'El Señor de los Cielos', quien murió mientras le hacían una operación para cambiarse el rostro.

Golpe al crimen organizado

Con la captura de Carrillo, uno de los principales proveedores de drogas a EE UU y generadores de violencia, incluyendo al menos 1.000 homicidios directos, entre ellos decenas de feminicidios de jóvenes en Ciudad Juárez, cartel que puso el nombre de esa ciudad en el mundo, queda prácticamente desmantelado y sus integrantes han constituido células de sicarios sin códigos. Al igual que con los Guerreros Unidos, los nuevos narcos no tienen piedad, son mucho más sanguinarios y violentos.

A ese perfil responden los detenidos por los hechos de Iguala, 22 policías municipales de una plantilla de cerca de 300 y una decena de civiles. Todos ellos pertenecen o colaboran con ese grupo criminal surgido hace menos de dos años. Según sus testimonios «cumplían órdenes». El alcalde exigió al jefe de seguridad local Felipe Flores -también huido- que los uniformados detuvieran a los estudiantes de magisterio que viajaban en tres autobuses y los entregaran a los sicarios para asesinarlos. El congreso local votaba la retirada de sus fueros para que sea procesado por «violación a las garantías de la población» imputado por 6 homicidios y 43 desapariciones, que serían homicidios si se confirman sus muertes.