La voz de denuncia contra la explotación infantil
A lo largo de sus 30 años de lucha ha movilizado a millones de personas y ha liberado a 80.000 niños forzados a trabajar
NUEVA DELHI. Actualizado: GuardarCuando tenía seis años, una imagen cambió a Kailash Satyarthi al descubrir cómo un niño de su edad ayudaba a lustrar zapatos a su padre frente al colegio. Aquel recuerdo se quedó grabado en su memoria y fue la inspiración para la lucha que el recién elegido Nobel de la Paz libra desde hace tres décadas contra la explotación infantil. Su vida modesta en India, su país natal, y su discreción ante los focos mediáticos dan buena cuenta de la personalidad de este activista que ha conseguido liberar a alrededor de 80.000 menores forzados a trabajar.
Profundo admirador de Gandhi, Satyarthi -que abandonó su carrera como ingeniero eléctrico a los 26 años para dedicarse a su labor social- ha liderado numerosas protestas para denunciar la situación de millones de niños. Nacido hace 60 años en la ciudad de Vidisha, en el Estado india de Madya Pradesh, alcanzó notoriedad al liderar en 1998 una movilización civil que reunió a 7,2 millones de personas. Así surgió la ONG Marcha Global contra el Trabajo Infantil, de la que es presidente y que agrupa a 2.000 grupos sociales con presencia en 140 países.
Ya en 1983 había fundado la organización Bachpan Bachao Andolan (Movimiento para Salvar la Infancia) en India. A través de ella, lleva a cabo redadas en talleres y fábricas donde se recurre a mano de obra infantil. Además de organizar campañas de concienciación y celebrar conferencias por todo el mundo, es el creador de la etiqueta 'Rugmark', que sirve para certificar las alfombras indias que se venden en el extranjero y no han sido fabricadas por niños.
En India, donde se concentra el mayor porcentaje de menores que sufren explotación infantil, Satyarthi logró en 2007 una marcha de miles de kilómetros contra el tráfico de menores. Convencido del grave problema que sufre su país, no dudó en recordar los orígenes del nuevo primer ministro, Narendra Modi, para fomentar la concienciación. «Un niño vendedor de té desafía a sus detractores y se convierte en el mandatario. Ahora es su papel asegurarse de que ningún niño es forzado a trabajar», le emplazó.
Aunque es consciente de que queda mucho camino por delante, reconoce los importantes logros que han conseguido en los últimos años. «Cuando comencé a luchar contra de la explotación infantil la cifra global alcanzaba los 250 millones de niños y ha bajado hasta los 168 millones», reconoció.