La técnica sanitaria Teresa Romero, de 44 años. :: R. C.
Sociedad

La enfermera admite que se pudo contagiar por un descuido

Teresa Romero cree que un guante rozó su cara en el proceso de quitarse el traje de protección tras tratar al misionero El consejero madrileño de Sanidad acusa a la auxiliar de omitir su estado febril cuando acudió a su médico de cabecera

MADRID . Actualizado: Guardar
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Fue un movimiento como otros tantos. Un gesto natural de tocarse la cara porque algo le picaba o porque tenía calor. Lo que no era nada habitual era el contexto en el que se encontraba: en una habitación de aislamiento de la sexta planta del madrileño hospital Carlos III. Allí es donde tenía que acudir todo el personal que atendió al misionero de la Orden de San Juan de Dios, Manuel García Viejo, infectado por el ébola en Sierra Leona. Y ahí entró también, en dos ocasiones, Teresa Romero Ramos. En la primera, se pudo contagiar con el virus. La técnica sanitaria ha tardado tres días en confesar que había podido cometer el error de tocarse la cara con el guante externo de su Equipo de Protección Individual (EPI) que deben llevar todos los profesionales sanitarios que estuvieron en contacto con el religioso y médico leonés.

Al doctor Germán Ramírez le costó llegar al meollo de la cuestión. «No era cuestión de cogerla en un renunció», explicó el médico internista de la Unidad de Enfermedades Tropicales del centro conversación en un hilillo de voz debido a una laringitis. Ramírez, que atiende a la auxiliar gallega de 44 años, la cuida desde que llegó el martes de madrugada. Mantuvo tres conversaciones hasta que pudo llegar al punto del «accidente». Ella lo negaba. No se acordaba bien de los datos. Incluso lo negaba en televisión, a veces más preocupada por el futuro de su perro. Hasta que al final cayó en la cuenta. «Pudo haber contacto al retirarse una parte del traje y tocar la cara», explicó ante una nube de micrófonos.

Nadie se dio cuenta. Ni la propia Romero ni las personas que supervisaban la operación de retirada del EPI. Un procedimiento que, según recoge el manual enviado por el Ministerio de Sanidad el pasado 15 de septiembre a las comunidades, consta de nueve puntos: retirar los guantes exteriores y eliminarlos, lavarse las manos con los guantes interiores puestos, retirar las calzas, la bata, el gorro y el protector ocular, en este orden. Después, quitarse la mascarilla y los guantes internos y, finalmente, lavarse las manos. «Este tipo de maniobras pueden pasar inadvertidas hasta para la propia interesada», comentó Yolanda Fuentes, subdirectora médica del hospital La Paz-Carlos III. El momento del contagio pudo ser, por el estado de salud y las declaraciones de Romero, cuando retiró un pañal al religioso leonés el 24 de septiembre. La segunda ocasión fue después de la defunción el 25 de septiembre.

En cuanto al resto de personas en riesgo, Fuentes explicó que el ingeniero español proveniente de Nigeria dio negativo en las dos pruebas y se confirmó que padece malaria; la enfermera que ingresó con fuertes diarreas y que también había trabajado en el equipo de García Viejo tampoco dio positivo por ébola. Ambos recibieron el alta anoche. Además otra enfermera del equipo que ingresó por la mañana está pendiente de las pruebas. A última hora de la noche de ayer ingresó un enfermero del equipo que atendió al religioso leonés y un médico del hospital de Alcorcón, aunque los dos se encuentran asintomáticos. Con el mismo pronóstico está el marido. Javier Limón tiene la etiqueta de contacto, de persona que ha estado en relación directa con la enferma pero que no ha desarrollado la enfermedad. Por el momento, Limón va a estar 21 días en observación.

Ataque

Mientras los profesionales sanitarios atienden el primer caso de ébola autóctono, el Ministerio de Sanidad decidió ayer convocar al Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud para mañana por la tarde para discutir las medidas y los protocolos de actuación en las diferentes comunidades autónomas. Uno de los citados a esta cumbre de urgencia es Javier Rodríguez.

El consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, objeto de las críticas por parte de los profesionales sanitarios y sindicatos, hizo también ayer su valoración sobre la situación de la técnica sanitaria. Y lo hizo pasando al ataque, culpando a la técnica sanitaria de omitir una información que podía haber sido fundamental para que recibiera con más prontitud los cuidados sanitarios. El primer reproche que realizó fue por su visita al médico de cabecera el día 30 de septiembre. La técnica gallega llamó el lunes 29 de septiembre a la unidad de seguimiento para anunciar que tenía algo de fiebre. Desde el otro lado del teléfono le dijeron que no pasaba nada y que fuera a su médico de cabera. Allí, en la consulta, no dijo nada. Como tampoco indicó nada de una «alteración» en el protocolo. «Durante todo este tiempo lo negó siempre, como tampoco informó a su médica de atención primaria de que había estado tratando a un paciente que había sido contagiado por ébola», comentó el consejero en la Asamblea de Madrid.

Sanidad anunció anoche el ingreso de la doctora aunque, como en el caso de los otros dos nuevos ingresos, carece de síntomas. También están en observación dos peluqueras, a las que Romero acudió para depilarse después de visitar su centro de salud. Rodríguez insinuó también que era probable que mintiera sobre los 38,6 grados, la barrera para tener ébola. «Esta paciente nunca superó esta cifra. También es verdad que a raíz de los resultados nos pudo haber estado mintiendo. Pero eso lo pongo de mi cosecha», comentó Rodríguez, quien después matizó que el contagio fue un «accidente». Unas declaraciones que provocaron la «indignación» de los sindicatos de auxiliares de enfermería.