Sociedad

El Papa pide «hablar claro» y sin miedo a lo que él piense en el Sínodo sobre la familia

ROMA. Actualizado: Guardar
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El Papa abrió ayer la primera sesión del sínodo extraordinario sobre la familia, la gran asamblea de 253 prelados y laicos que hasta el día 19 discutirá posibles cambios en la doctrina de la Iglesia en temas candentes. De la homosexualidad a los anticonceptivos. Lo hizo con un llamamiento que marca con fuerza, si aún hacía falta, el estilo que dominará un debate rodeado de expectación. «Una condición general es esta: hablar claro. Que nadie diga: 'Esto no se puede decir, pensará de mí esto o lo otro...'», advirtió Francisco. Desde luego no va a ser otro sínodo aburrido más. Para empezar, Bergoglio ha cambiado la lengua oficial. Ya no será el latín, sino el italiano.

Los ánimos están caldeados porque el sector conservador de la Iglesia ya ha reaccionado con vehemencia a las tesis avanzadas por el Papa y el ala progresista. Hay un asunto que se ha convertido en metáfora del choque de posiciones, la posibilidad de permitir comulgar a los divorciados que se han vuelto a casar, algo prohibido hasta ahora y que para los más tradicionalistas va contra la indisolubilidad del matrimonio.

Otros temas delicados que se discutirán son la poligamia en Africa y el matrimonio gay, asuntos hasta ahora tabú para la Iglesia, que los condena con rigor extremo.