Los creadores exigen a Lassalle cambios en la LPI
El número dos de Wert defiende en el Congreso unos «reactivadores» Presupuestos con todo el sector en contra 'su' Ley de Propiedad Intelectual
MADRID.Actualizado:«Comienza una reactivación del apoyo público a la cultura». Lo dijo ayer el secretario de Estado de Cultura, José María Lassalle, al presentar en el Congreso sus presupuestos para 2015, que aumentan un 4,3%. «Por fin se ha producido un cambio de tendencia», se felicitó Lassalle antes de detallar el reparto de los 749,04 millones de euros que manejará su secretaria. Lo hacía tras constatar de nuevo la condena de los creadores de 'su' Ley de Propiedad Intelectual (LPI). En trámite parlamentario en el Senado, disgusta a todas las entidades de gestión de derechos, que de nuevo criticaron ayer con dureza el proyecto legislativo que tienen por «regresivo» y exigieron «rectificar» su contenido mediante la admisión de las enmiendas que proponen.
El presidente de la Asociación para el Desarrollo de la Propiedad Intelectual (Adepi), Antonio Guisasola, reclamó al Gobierno que «no obligue» al mundo de la cultura a emprender más acciones en contra del proyecto legal y aseguró no descartar «ninguna medida» para lograr modificarlo. Para Adepi, que agrupa a artistas, autores, editores y productores, y que se echará hoy otra vez a al calle, cree que arreglar el «desaguisado» de la LPI «resulta tan fácil como aceptar las enmiendas presentadas» a la reforma que deberá votar el Senado el próximo 14 de octubre. Guisasola la tiene por «regresiva, destructiva e innecesaria». Tanto que la tilda de «un dislate muy miope» que, de aprobarse, «situará a España en el escalón más bajo de la protección de la propiedad intelectual». «No queremos cabezas, queremos soluciones. No es momento de ceses», aseguró Guisasola cuando se le preguntó si reclamaba las renuncias de Wert o Lassalle.
La clave del descontento de las entidades de gestión radica en el actual sistema de compensación por copia privada con cargo a los presupuestos, lo que supone la aportación de una cantidad para los creadores sensiblemente inferior a la que se generaba con el canon digital.