PAN Y CIRCO

ALONSO SIEMPRE GANA

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Soy consciente de que en la prensa deportiva uno de los principales objetivos es crear superhéroes, ídolos a los que admirar, seres humanos de los que querer saber; sé perfectamente que Fernando Alonso forma parte de esa generación de ‘superhéroes’ que construyeron (y siguen construyendo en algunos casos) las páginas más gloriosas del deporte de nuestro país; y tampoco se me escapa de que la Fórmula Uno en general, y la figura del piloto asturiano en particular, cuenta con un respaldo económico de patrocinios que en muchos casos superan ya los intereses meramente deportivos. Ya saben: la banca siempre gana…y Alonso también.

Al principio todo puede ser fruto de un flechazo a primera vista, de la ilusión del primer año, del empuje de un deporte de moda. Pero pasan las temporadas y el discurso no varía ni un ápice en la línea editorial de los medios, salvo honrosas excepciones individuales que a veces se salen del guión para desmontar la teoría de que Fernando Alonso nunca se equivoca.

Porque sí, Alonso se equivoca…y últimamente más que al principio de su carrera, cuando todo eran ganas de comerse el mundo, de demostrar que era el mejor piloto de la parrilla, el que mejor preparaba los coches y el que más fino trazaba las curvas. Ahora esas curvas se han vuelto un preocupante tobogán de sensaciones en el que han tomado ventaja las excusas y las lamentaciones a la necesaria capacidad de asumir decisiones erróneas y tener la capacidad de crecer desde un plano ‘secundario’ deportivo…que no mediático.

Alonso tiene talento, pero también Vettel, Rosberg o Hamilton. Igual que en su día tuvieron Schumacher, Webber o Raikkonen; el mismo que empiezan a mostrar pilotos como Daniil Kvyat y Max Verstappen en estos momentos. Pero, ojo, no perdamos la perspectiva. En la Fórmula Uno, sin dinero, el talento no te llevará a ninguna parte. Y es precisamente ese dinero, el de la gente que apuesta (y ha apostado por Alonso) el que se encarga ahora de que Ferrari sea el problema, de que tomarse un año sabático no se plantee como una locura, de que toda cantidad que reciba Alonso en sus futuros contratos sea poca, independientemente de la escudería en la que recale.