Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizCádiz
Decenas de personas hacen cola para entrar en un colegio electoral de Río de Janeiro, al lado de la favela Rocinha. :: VANDERLEI ALMEIDA/ AFP
MUNDO

Brasil se vuelca en las urnas

Los 142,8 millones de electores se reservan para segunda vuelta la decisión de quién será su presidente

MARCELA VALENTE
BUENOS AIRES.Actualizado:

Tras una campaña apasionante, con momentos de tragedia, sorpresa y suspense hasta el capítulo final, Brasil votó ayer para elegir presidente, gobernadores de todos los Estados y para renovar la Cámara de Diputados y un tercio del Senado. Los últimos datos confirmaron que la presidenta, Dilma Rousseff, reunió el mayor porcentaje de intención de voto, un caudal que, no obstante, se preveía insuficiente para vencer en primera ronda.

En cuanto al segundo en la carrera, si bien en las últimas semanas la mejor posicionada era la ecologista Marina Silva, que amenazaba con ganarle incluso a Dilma Rousseff, tres sondeos la situaron tercera después de Aecio Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), que se recuperó en el minuto final.

La que pudo ser favorita se desplomó en cuestión de días y Neves, que parecía liquidado, resucitó cuando nadie lo esperaba. Los candidatos compitieron en las populosas elecciones de este país que representa una de las cinco mayores democracias del mundo. Son 142,8 millones de votantes que están habilitados a elegir y, dado que votan mediante urnas electrónicas, el recuento es rápido y se esperaba que terminara a primera hora de la madrugada de hoy en España.

De acuerdo a la encuesta de Datafolha, Dilma Rousseff obtendría el 44% de los votos, Neves el 26% y Silva el 24%. Hay otros ocho candidatos que no tienen oportunidades de continuar la disputa por la presidencia. Ibope, por su parte, le otorgaba el 46% a la mandataria, el 27% a Neves y el 24% a Marina Silva. Con esos datos, los candidatos fueron a votar sonrientes y extenuados, acompañados por familiares y colaboradores y casi seguros de que la competencia no terminaba este domingo sino el 26 de octubre, cuando se celebre la segunda vuelta.

Dilma Rousseff votó en Porto Alegre, capital de Río Grande del Sur, junto al candidato a gobernador del Partido de los Trabajadores, Tarso Genro. Fue recibida con aplausos, sonrisas, abrazos y pedidos de foto. Un votante le gritó «¡No se olvide que es el 13, presidenta!», aludiendo al número de la papeleta electrónica. Rousseff sonrió y salió del cuarto oscuro en poco más de un minuto.

Al ser consultada sobre una eventual segunda ronda, dijo que siempre trabajó con esa hipótesis pero que sería «irrespetuoso» con los rivales mencionar quién competiría con ella en ese eventual escenario. Advirtió de que «el voto es un arma para garantizar las conquistas» que los brasileños quieran defender y realzó tácitamente los logros cosechados por su Gobierno y el de su antecesor, Luiz Inacio Lula da Silva.

«Son 12 años que Brasil viene siendo transformado pacíficamente», resaltó. «Éste país cambió. Quien quiera mantener esas conquistas tiene que luchar», advirtió refiriéndose a los programas sociales que lidera su Ejecutivo y que permitieron a millones de brasileños salir de la pobreza y la indigencia y acceder más ampliamente a la salud, la educación, la vivienda y el empleo.

Implementar «cambios»

«Tenemos hoy la primera generación de niños que fue a la escuela y no pasó hambre», recordó por si quedaban dudas. «Tengo la convicción de que nuestro proyecto es el único que puede continuar haciendo los cambios», dijo todavía en campaña.

En Belo Horizonte, capital de Minas Gerais, acudió a las urnas Neves, que fue dos veces gobernador de ese Estado. «Soy un brasileño que no desiste nunca», declaró el candidato, que dijo no estar sorprendido por su remontada de último momento. Sonriente y relajado, dio unas vueltas en bicicleta, se tomó fotos y cuando supo que su candidatura ganó entre los votantes brasileños de Nueva Zelanda, India, Japón y Australia, gritó: «¡Me voy a mudar allá!».

Marina, cuya candidatura aportó el mayor dramatismo a esta campaña, que hasta agosto era tan previsible como aburrida, votó en su Estado, Acre, en la ciudad de Río Branco. Llegó con su padre, un recolector de caucho de la Amazonia, con su esposo y otros familiares y colaboradores. Viajaron en una furgoneta y la candidata pidió que apagaran el aire acondicionado. «No vine a Acre a pasar frío. Vine a pasar calor», dijo más política que ecologista.

Confiada en que disputaría la segunda vuelta, Marina, que ocupó la candidatura del Partido Socialista Brasileño tras la trágica muerte del candidato Eduardo Campos en un accidente aéreo en agosto, dijo que no quería ganar las elecciones en base a la calumnia. «Estamos muy felices con la campaña que hicimos», afirmó, pese a la caída estrepitosa de apoyos en las últimas semanas.

Silva había logrado colocarse a la par de Dilma Rousseff hace un mes y prometía ganarle en segunda vuelta. Pero luego empezó a descender y la bajada no paró hasta ayer. Si se confirman las previsiones, Silva habrá estado cerca de su porcentaje de 2010, cuando quedó tercera con casi el 20% del total de votos.

Los observadores señalan que aún con la victoria de Rousseff, en primera o segunda ronda, los brasileños sí quieren cambios. De acuerdo a Ibope, el 67% de los consultados querrían seguir con las transformaciones de su país. Eso puede sugerir que votarían por un candidato nuevo. En cambio, por lo que se prevé, para una mayoría, los abanderados de la oposición no garantizan esas «mudanzas» como dicen ellos, y sí podría llevarlas adelante la actual presidenta.