Mas, ayer en Tarragona. :: EFE
ESPAÑA

Mas anuncia que los catalanes «haremos a nuestra manera» el referéndum

Sigue sin dar detalles de cómo se celebrará la votación, pero se muestra convencido de que tras el 9-N Rajoy abrirá el dialogo

MADRID. Actualizado: Guardar
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«Lo haremos a nuestra manera, que quiere decir con consenso político». Artur Mas mostró una seguridad total en que el 9 de noviembre habrá un referéndum en Cataluña sobre la independencia. Su palabra, sin embargo, tiene un valor limitado para Esquerra y el soberanismo más radical, convencidos de que el presidente catalán encontrará la puerta para renunciar a la consulta y echar la culpa al Gobierno de Mariano Rajoy. Tampoco le creen los socialistas, que esperan el anuncio de elecciones anticipadas. En la Moncloa, asimismo, persiste la convicción de que Mas cumplirá la ley y no habrá votación.

Hasta que llegue la hora de la verdad, el presidente de la Generalitat se muestra como el más firme abanderado de la consulta. Una firmeza que no mostró en la cumbre soberanista del pasado viernes en el Palau de la plaza de Sant Jaume, en la que, según algunos de los asistentes hubo momentos «tensos». En la reunión, según estas fuentes, Mas llegó a plantear que no había fórmula legal para cumplir el compromiso de celebrar el referéndum por la cerrazón política y jurídica del Gobierno de Rajoy. Un análisis que motivó la respuesta airada del líder de Esquerra, Oriol Junqueras, quien exigió al anfitrión más decisión y más imaginación para sortear unos obstáculos legales esperados desde el primer momento y que no eran ninguna sorpresa para nadie.

Como la reunión, pese a las discrepancias, se finiquitó con la foto de la precaria y forzada unidad, Mas siguió en su papel de líder de la consulta. Señaló ayer antes de presenciar un concurso de 'castells' en Tarragona que la votación se hará «a nuestra manera». ¿Cómo? No dio detalles. Solo apeló a la necesidad de actuar con «inteligencia» cuando falta un mes escaso para el 9 de noviembre y faltan multitud de trámites legales por cumplir, requisitos que están parados por la suspensión decretada por el Tribunal Constitucional.

El presidente catalán insiste en la necesidad de que tiene que ser una votación con las máximas garantías democráticas para que sea homologable ante el mundo. Pero por ahora no hay censo verificado, la creación de la junta electoral será recurrida este lunes por la Abogacía del Estado, los colegios electorales están congelados por la suspensión, y la campaña institucional ha tenido que recurrir a argucias legales para malvivir. El único elemento material del que se dispone son las urnas de cartón plegable a razón de dos euros cada una que fabrican los reclusos de la cárcel de Lérida.

«Voluntad política»

Mas, sin embargo, insistió en su certeza, y después de que cuenten las papeletas el Gobierno central entenderá que «esto se ha de resolver por la vía del diálogo». Casi la misma receta que propuso Rajoy el sábado. El jefe del Ejecutivo ofreció «ley y diálogo» para resolver la situación, pero el presidente catalán obvió el apartado legal porque no se trata de un tema de leyes sino de «voluntad política» para hallar una salida. «No es que (Rajoy) no pueda, es que no quiere» que los catalanes decidan su futuro, aseguró Mas. Existe «un clamor» en Cataluña para ejercer el derecho a decidir y puso cifras a esa voluntad: «Mas del 95% de los ayuntamientos a favor, más de dos tercios del Parlamento de Cataluña y cada año manifestaciones de más de un millón de personas (en la Diada)». «Cuando una sociedad tiene esto -concluyó- no se la puede parar, hay que dejarla votar».

Se mostró convencido de que frente a esta marea no valen «argucias legales», como las que, a su juicio, hizo el Gobierno cuando recurrió ante el Constitucional la convocatoria del referéndum. Ni tampoco sirve, prosiguió, utilizar la Constitución «como muro de contención» ni como marco legal para «entenderse», que es la oferta que ha puesto Rajoy sobre la mesa.

Pero la verdad es que Mas no tiene problemas en la confrontación política con el jefe del Ejecutivo, sus mayores dificultades están en casa. La desconfianza del soberanismo sobre sus intenciones existía desde antes, pero se profundizó tras la reunión en el Palau de la Generalitat. Los partidos contrarios al referéndum, PSC, PP y Ciutadans, no albergan dudas de que el adelanto electoral para unos comicios plebiscitarios está a la vuelta de la esquina. El líder de los socialistas catalanes, Miquel Iceta, exteriorizó sus sospechas y se ofreció ayer mismo como candidato a la Generalitat.

Esquerra y la CUP se temen que Mas solo quiere ganar tiempo para desistir en algún momento antes del 9 de noviembre. Unió Democrática, el socio menor de CiU, tampoco cree que el presidente catalán vaya a dar el paso de situarse fuera de la ley, aunque algún democristiano se malicia que Mas optará por inmolarse en el altar de la patria para convertirse en un héroe de la Cataluña independentista. El líder de Iniciativa, Joan Herrera, también sospecha que ha sacado la calculadora «electoral» y se mueve por «tacticismo».