CARTAS DE LOS LECTORES

Nadie es perfecto

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Un periodista se extraña de que los dos misioneros con ébola repatriados y muertos en España no hayan escogido acabar su vida de solidaridad en África, aceptando, si acaso, una ayuda médica de España, que pudiera servir también a otros. Pero el instinto de conservación es muy fuerte, y el razonamiento de que, pudiéndose así salvarse ellos, podrían ayudar a los demás, es tentador, y no siempre del todo falso. Hasta Gandhi, que rechazaba la medicina occidental y propagaba la de la India, aceptó ser hospitalizado a la occidental cuando enfermó. Y la madre Teresa de Calcuta, que apenas se preocupaba por curar a quienes estaban en peligro de muerte, ni mitigar su dolor, acudió a los más lujosos hospitales cuando le tocó su turno. Sí, nadie es perfecto, somos humanos, y algunos, como en este último caso -por eso y por mucho más, como puede verse en internet- demasiado humanos, incluso inhumanos.