Müller trata de levantar a Kramer tras el golpe en la final ante Argentina en Maracana. :: REUTERS
Sociedad

Kramer alucina con su otro yo

El alemán sufrió una conmoción cerebral en la final del Mundial de Brasil, lo que provocó que durante diez minutos delirara sobre el campo

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«Los médicos están seguros de que los recuerdos de la final del Mundial no regresarán», se lamentaba hace unas semanas Christoph Kramer, que sufrió una conmoción cerebral durante el Alemania-Argentina en Maracaná que cerró la Copa del Mundo de Brasil 2014. Kramer, centrocampista del Borussia Mönchengladbach, chocó violentamente contra el hombro de Garay y el encontronazo le provocó una amnesia temporal. Los recuerdos de esos 30 minutos que disputó no volverán aunque ahora, gracias a sus compañeros en la ZDF, se ha sabido que siguió diez minutos completamente desorientado y diciendo cosas extrañas sobre el césped. «En realidad todo empezó cuando, aunque estaba jugando perfecto, se me acercó y me dijo que quería quitarme el brazalete de capitán», recordó Philipp Lahm.

Poco después caminó hacia el área de Manuel Neuer y le hizo una petición extraña. «Manu, déjame jugar como portero», le dijo al meta alemán, al que al menos Kramer sí reconoció algo que no le sucedía con Thomas Müller. El jugador del Bayern explicó que le llamó Gerd Múller y hasta llegó a felicitarle, en pleno partido, por la final de 1974 que Alemania ganó a Holanda. «Luego miró la grada de Maracaná y me dijo que el ambiente del Estadio Ruhr era impresionante». Eso fue antes de que su comportamiento realmente extraño lo detectase el árbitro del encuentro, Nicola Rizzoli, que desveló que Kramer quiso confirmar si realmente era la final del Mundial.

A esa charla llegó Lahm: «Cuando quería cambiarse la camiseta con el árbitro, pensé que ya era suficiente». El capitán, Neuer y el árbitro hablaron para que Löw decidiese cambiarlo, entrando en el campo Schürrle, que participó en tanto decisivo de Götze. Müller terminó el vídeo recordatorio de lo sucedido, al que asistía en el plató un sonriente pero avergonzado Kramer, con una broma: «Fue importante que lo cambiaran, si no probablemente iba a terminar quitándole los pantalones al árbitro».

Kramer «no tenía ni idea» de cómo llegó a los vestuarios o de que había sido sustituido nada más recibir el golpe. «En mi cabeza, el partido existe desde el segundo tiempo». En la celebración, cuando ya era consciente de que estaba en Río de Janeiro y habían ganado el título, algunos de sus compañeros bromeaban: «¿Qué tal, te gusta Eslovenia?», le dijo Podolski mientras atendía a la televisión.

Su caso ha servido para que la FIFA reaccione y existe una nueva medida desde este mes para evitar riesgos. Si durante un partido se produce un golpe en la cabeza, el árbitro podrá parar el encuentro durante tres minutos -norma existente en la Premier League- y tras consultarlo con los médicos tendrá la última palabra si debe ser sustituido o no. Su decisión no puede ser cuestionada por los entrenadores, aunque, para evitar presiones de su club, habrá un tercer médico en el túnel de vestuarios. Kramer sonríe al conocer su otro yo.