Medio siglo sin apearse del mundo
La criatura más celebre nacida de los lápices de Quino cumple 50 años y su creador no para de recibir homenajes en su Argentina natal
Actualizado: GuardarAcaba de cumplir 50 años pero sigue igual de inconfomista. Mafalda, la creación más popular del dibujante Quino, vio la luz el 29 de septiembre de 1964 y ahora es ya todo un icono para muchas generaciones del mundo hispanohablante que adoran su humor tan tierno y como cáustico.
La niña que más encarnizadamente detesta la sopa fue alumbrada con fines muy distintos a los de denunciar la injusticia. De hecho, nació para promocionar los electrodomésticos Mansfield. La campaña publicitaria no cuajó. Pero, para solaz de los amantes de esta pequeña rebelde y un poco marisabidilla, la niña gozó de una segunda oportunidad. La revista argentina 'Primera plana' pidió a Quino una historieta y el diseñador gráfico, galardonado con el Premio Príncipe de Asturias, echó mano de papeles olvidados y recuperó el personaje. Desde entonces nadie la ha apeado del título de emperatriz de la tira cómica. Con el concurso del soñador Felipe, el bruto de Manolito, la cursi Susanita y la revolucionaria Libertad, amén de sus padres y su inseparable hermano Guille, Mafalda ha acuñado frases célebres que forman parte de la educación sentimental de millones de admiradores. Su incorrección política y su ingenio han cautivado al público de tal modo que las peripecias de Mafalda han sido traducidas a 26 idiomas.
La imagen de esta chica de melena negra y flequillo corto es un icono global que aparece estampado en bolsos, camisetas y material escolar. Su lema 'Paren el mundo, que me quiero bajar' es tan célebre que se desliza en cualquier conversación. En Argentina, el país que la vio nacer, es tan conocida como el tango, el Che o Evita.
La hermana de Guille gusta tanto a las clases populares como a los intelectuales más respetados. El escritor y semiólogo Umberto Eco es un incondicional de esta niña respondona. El profesor la bautizó como «la heroína iracunda».
Mafalda es la típica criatura cuya fama transciende a la de su creador. Quino, agotado por un personaje que absorbía a chorros su talento y consciente de que la dictadura argentina no iba a seguir tolerando sus irreverencias, pretendió enterrarla en 1973. La chiquilla, sin embargo, no aceptó su destierro.
Ha renacido en campañas a favor de Unicef, cargado contra las invectivas machistas de Silvio Berlusconi y acudido en socorro del Gobierno argentino. Cuando en 1987 se produjo un golpe de Estado contra el presidente legítimo, Raúl Alfonsín, la niña irrumpió en la escena política para abanderar un rotundo 'sí a la libertad'. Para nosotros, Mafalda tiene más carisma que Carlitos, el dibujo de Charles Schultz.
La chiquilla participa del paisaje de Buenos Aires. Una escultura suya, sentada en un banco a escasos metros de la casa donde vivía Quino, en el barrio de San Telmo, se ha convertido en destino obligado de los turistas. La ciudad rinde tributo a su creador con tres exposiciones, mientras que un tal Joaquín Salvador Lavado, por todos conocido como Quino, ha sido nombrado doctor honoris causa por la Universidad de Buenos Aires. Mafalda, incorruptible, seguirá dando guerra.