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Soldados turcos en el paso fronterizo de Mursitpinar filtran el acceso de refugiados kurdos que huyen de los ataques de EI. :: BULENT KILIC / AFP
MUNDO

EE UU busca resucitar a la oposición moderada siria

El frente político de la ofensiva quiere armar a una fuerza no sectaria que luche contra el Estado Islámico y contra El -Asad

MIKEL AYESTARAN
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Los misiles de la alianza liderada por Estados Unidos castigan en Siria las posiciones del Estado Islámico (EI) y el Frente al-Nusra, brazo oficial de Al-Qaida en el país árabe. Los Tomahawk que hace un año estuvieron a punto de tener como objetivo al Ejército de Bashar el-Asad por haber cruzado la «línea roja» del uso de armas químicas, según Barack Obama, se dirigen ahora contra los que Washington considera los grupos más fuertes de la oposición armada al régimen. La decisión de no bombardear a El-Asad significó el hundimiento definitivo del Ejército Sirio Libre (ESL), el brazo armado de la Coalición Nacional Siria (CNFROS) respaldada por Occidente y que estuvo presente en los encuentros de paz de Ginebra. Sin apoyo exterior y dividido por las luchas internas de la oposición política en el extranjero, el ESL acabó absorbido por grupos y coaliciones de marcado carácter religioso que son las que se disputan el control de las zonas sin presencia del régimen, formaciones con ideales muy alejados de los que busca Occidente para reemplazar al líder de Damasco.

Animado por la intervención extranjera y los casi 400 millones de euros aprobados por el Congreso para ayudar a la «oposición moderada», el ESL -formado por desertores del Ejército y cientos de grupos locales de todo el país que se unieron bajo los colores negro, blanco y verde de la bandera de la primera república- vuelve a salir a escena. Nada más comenzar los bombardeos de la alianza, Hussam al-Marie, portavoz del grupo, colgó un comunicado en las redes sociales para dar la bienvenida a la operación militar y presentar a los suyos como «la unidad antiterrorista de Occidente sobre el terreno», pero pidió a la coalición «mantener la presión sobre El-Asad, que es quien ha permitido el auge del EI».

El presidente de la CNFROS, Hadi Bahra, también ha movido ficha en los últimos días con la disolución de la cúpula del ESL «por no incluir a todas las facciones». Según Bahra, que el viernes se entrevistó en la Casa Blanca con la consejera de Seguridad Nacional, Susan Rice, «la revolución está pasando por una etapa en la que necesita unificar sus filas y reorganizar sus instituciones, además de corregir errores para aumentar la eficiencia y las capacidades de sus fuerzas», con el objetivo final de «lograr las aspiraciones del pueblo sirio en la lucha contra Bashar el-Asad y los terroristas del EI». El discurso que quieren escuchar en Washington, pero que no será nada sencillo llevar a la práctica.

«Oportunismo americano»

El ESL simboliza el ejemplo de fuerza nacional, no sectaria, que busca Occidente, pero desde hace un año su presencia sobre el terreno es prácticamente nula. La segunda parte de la estrategia de Barack Obama consiste en financiar y entrenar a miles de combatientes dispuestos a esa doble lucha contra el EI y El-Asad de la que habla el presidente de la CNFROS. «La pregunta del millón de dólares es si quedan moderados entre las fuerzas rebeldes que combaten desde 2011 al régimen», se cuestiona el investigador sobre Oriente Medio del Instituto Internacional de Ciencias Políticas de Madrid, José Luis Masegosa, para quien «esta estrategia se enfrenta a dos obstáculos de envergadura. Por un lado, el enemigo natural y legítimo de los moderados sirios sigue siendo Bashar el-Asad. Por otro, el regreso de Washington a Siria después de un año tiene difícil venta entre la población local que lógicamente verá con resentimiento el oportunismo americano».

Los únicos nombres concretos que ha citado EE UU con la etiqueta de «moderados» entre los miles de grupos sirios -unos 1.500 según la Inteligencia estadounidense- son la Brigada Hazem, las divisiones 101 y 13 y las brigadas Omari y Yarmouk. Se trata de «los últimos vestigios del ESL», declaró el embajador Robert Ford, diplomático del Departamento de Estado encargado de la crisis siria, durante su reciente comparecencia en el Comité de Asuntos Exteriores del Senado.

Aliado de Occidente

La Brigada Hazem, presente en el noroeste del país y cuyos mandos reconocieron abiertamente en abril haber recibido armas de Washington, estaría formada por unos 7.000 combatientes. El grupo más fuerte de los citados por Ford es considerado aliado de Occidente, pero sus responsables se han apresurado a condenar en las redes sociales los actuales ataques de la alianza porque «el único beneficiado es El-Asad, sobre todo por la ausencia de una estrategia real para apartarle del poder». La Brigada Hazem fue mucho más dura que el régimen y calificó los bombardeos de «ataque a la soberanía nacional que daña a la revolución siria». Con el Ejército Sirio Libre en construcción, algunos giran la vista hacia las facciones próximas a los Hermanos Musulmanes como Liwa al-Tawid, en Alepo, o Ajnad al-Sham, en Damasco, pero destacados miembros de la Hermandad como Mouaz al-Jatib, ex máximo dirigente de la oposición en el exilio, condenan también la intervención militar extranjera. Tampoco contribuirá a popularizar la ofensiva contra el EI la subida del precio de los combustibles -entre el 50% y el 100%, informa Efe- y su consecuencia en forma de alimentos más caros en las provincias sirias bombardeadas. Al tiempo, los yihadistas, que comercializan crudo de contrabando, ven multiplicarse el número de clientes.

El rechazo de los grupos islamistas, más o menos moderados y que son la inmensa mayoría de los que están en el campo de batalla, a los ataques de la alianza puede generar justo el efecto contrario al que se busca, y ya han comenzado los primeros pactos de no agresión como el del EI con el Frente Revolucionario Sirio, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.