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Un emocionado Pedro García Aguado se derrumba ante Risto Mejide en 'Viajando con Chester'

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Pedro García Aguado se ha mostrado sincero y abierto frente a Risto Mejide. El presentador de ‘Hermano Mayor’ se ha sentado este domingo en el famoso sofá de ‘Viajando con Chester’ como invitado especial junto a Pablo Iglesias, líder de 'Podemos'. «La puta droga me había hecho tanto daño», con estas palabras el exvaterpolista y coach, ha narrado su drama personal que ha logrado superar. Muy emocionado, Pedro, ha confesado cómo empezó a coquetear en el mundo de las drogas y de la noche. «Con 12 años mis padres se divorcian y yo no asimilé bien la separación. Empecé en la droga por azar, con alcohol. Desarrollé tolerancia y mi cuerpo ya lo aceptaba. Yo ahí estaba empezando a ser deportista de élite».

La vida y sus decisiones le llevaron a que el éxito fuera lo más peligroso para él. Uno de los mejores waterpolistas del mundo. En la década de los noventa, Pedro García Aguado, tocó la cima sin ser conciente de donde se metía. «Quince días antes de Barcelona 92 estaba expulsado del equipo. Confesé a mi entrenador mis salidas por las noches y pedí ayuda. Me emborrachaba y tomaba cocaína. Confesé porque me enteré de que si alguien daba positivo todo el equipo era expulsado. El día antes estaba a cero, no había tomado nada y pude ir a la Olimpiada», ha confesado.

«En el 94 me caso y en el 98 me divorcio, con una hija de ocho meses, porque mi pareja no me dejaba consumir cocaína. Conocí a gente del mundo de la noche y perdí la cabeza, del 98 al 2003. No tenía ningún tipo de conciencia. La puta droga me había hecho una persona tan fría que ahora empiezo a despertar, cuando llevo once años sin tomar nada», reconoce el presentador entre lagrimas.

Pedro García Aguado ha sido víctima de su propia personalidad. El presentador de 'Hermano Mayor' reconoce que ha sido muy dura la recuperación sin embargo esta muy orgulloso de que a pesar de que sus padres estaban divorciados se unieron para ayudarle. «Vino mi madre, yo me fui a una cena y desaparecí tres días. Intenté volver a mentir, incluso diciendo al seleccionador que mi padre había tenido un ataque al corazón. El mayor rastrero del mundo. Ahí dije 'ostras, qué hago' y le dije a mi madre que me buscase ayuda, y me metí al centro terapéutico», ha confesado.

«Aquellos padres a los que yo odiaba dieron la cara para mi recuperación. Si mis hijas me dicen que consumen, empiezo a ahorrar dinero para su tratamiento. Pero ya he hecho un trabajo previo, un trabajo de autoeficacia, y ellas han crecido con unos referentes distintos», ha contado.

Fuera ya de ese mundo, Pedro sabe que no es complicado volver a caer. Su mejor terapia ha sido ayudar a otros jóvenes con problemas similares. «A día de hoy, te puedo decir que no lo volveré a hacer. La resolución será cuando esté en la caja de pino y realmente no lo haya hecho. Esta enfermedad es muy bestia. No quiero bajar la guardia».