Arcos despide su Feria con un domingo de los de antaño

Eran las últimas horas de la celebración y los arcenses no quisieron desaprovecharlas. Aquellos que todavía pasan de la moda del hotel en Chiclana o en Islantilla, con las pulseras del todo incluido, decidieron llenar de ambiente el Real de la Feria de San Miguel desde primera hora de la tarde. Caballistas que gozaban con el breve paseo por el recinto y de una copa de manzanilla a las puertas de la caseta; familias completas que acercaban a los niños a un rincón de ilusión y fantasía, la zona de los cacharritos; y grupos de amigo que disfrutaban de un rato de convivencia en la calle a las puertas del otoño, disfrutaban de argumentos muy antiguos pero muy presentes para mantener a esta celebración como la fiesta grande de la Ciudad Monumental.

La lluvia ha amenazado durante los cinco días de fiesta, pero no ha hecho acto de presencia, salvo unas leves gotas el sábado. Ayer el tiempo también respetó y dejó a los arcenses y visitantes, sobre todo de la comarca, despedirse de la que es la última feria de la provincia cada año. En algunos momentos esta amenaza podría haber restado algo de público pero, en líneas generales, la celebración ha gozado de un gran ambiente desde el inicio, acercándose incluso a las ferias de antes de la crisis económica, en las que todavía se respiraba mayor alegría que en las actuales.

La noche del domingo se cerró, de manera oficial aunque fueron muchos los que siguieron algunas horas más de fiesta, con el concierto de la gaditana Merche que llenó la Carpa San Miguel.