Un policía patrulla en una calle desierta de Freetown (Sierra Leona) durante el toque de queda por el ébola. :: EFE Un superviviente del ébola dado de alta en Liberia. :: EFE
Economia

La otra factura de las epidemias africanas

Cada país del continente pierde, de media, un 7% de su PIB anual por la caída de productividad asociada a las bajas laborales

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A Bokari Kone, las cuentas no le cuadran. Desde que un brote de ébola iniciara su mortal sendero a comienzos de año, el oeste de África se enfrenta a una crisis humanitaria sin similitudes históricas. «Nos estamos quedando sin suministros», reconoce este pequeño comerciante afincado en la localidad de Kenema, al este de Sierra Leona. Como Kone, las víctimas del virus no se encuentran solo en los cementerios.

El ministro de Agricultura sierraleonés, Joseph Sam Sesay (uno de los cinco países afectados junto a Guinea, Liberia, Nigeria y Senegal), reconocía recientemente que la economía del país africano se ha deshinchado en un 30% desde el inicio de la epidemia. Y con una renta per capita de 1.542 dólares anuales, la cuestión es de vida o muerte.

Para poner en perspectiva estas cifras, tomemos de referencia un elemento minúsculo, de apenas un milímetro de diámetro, como es el arroz. Según el Banco Africano de Desarrollo, Liberia importa más del 60% de los granos que consume. Sin embargo, el cierre de las fronteras ha provocado la escasez de este cereal. Y en la región de Lofa -epicentro de la epidemia y sede de una cuarta parte de la producción local- la mayoría de los agricultores han huido a la desesperada dejando atrás sus cultivos Pese a su espectacularidad, que nadie se engañe. El ébola es solo un problema más en el sistema médico del continente. Y ni mucho menos el mayor, en cuanto a su influencia en la economía regional.

Según datos de la firma laboral Adcorp, cada día el 3,7% de los trabajadores sudafricanos están de baja por enfermedad, y entre 2009 y el pasado año una cuarta parte de todos los empleados de Sudáfrica se acogieron a la indemnización máxima por enfermedad: 30 días en un ciclo de tres años.

Extrapolando estas cifras al resto del continente, el panorama oscurece. El último informe de Global Competitiveness, que analiza la competitividad de las empresas a nivel global, situaba a 19 países subsaharianos entre los 25 peores del mundo. El Banco Mundial estima, por ejemplo, que la pérdida de productividad atribuible a la tuberculosis es del 4 al 7% del PIB dependiendo del país. Con ello, economías enteras se ven afectadas por el mal (Sierra Leona, país esquilmado por el ébola, cuenta con uno de los mayores índices de tuberculosis del mundo), sofocando el desarrollo a gran escala. De igual modo, el coste creciente de la atención médica es una sangría constante de los sistemas de salud cuyas infraestructuras son incapaces de soportar la carga.

Peor aún es la situación cuando se conjugan con otros males. Se estima que el 13% de los 8,6 millones de personas que desarrollaron tuberculosis en 2012 eran seropositivos.

Los costes se triplican

Y aquí el daño es absoluto. Por ejemplo, en Zambia un estudio reveló que los costos médicos anuales por empleado, debido fundamentalmente a las bajas, aumentaron más del triple entre 1993 y 1997. La influencia del SIDA entre sus trabajadores y las enfermedades asociadas fue decisiva. La perspectiva histórica es necesaria. Entre 1960 y 1990, la esperanza de vida en África aumentó en unos espectaculares nueve años. El impacto fue añadir, entre otras cuestiones, un 1,7% y un 2,7% anuales a la tasa de crecimiento del PIB.

En los últimos tiempos el sida, sin embargo, invirtió esta tendencia. Según un informe del Banco Mundial, este mal puede decrecer hasta en un 1% anual las economías locales, debido a la continua pérdida de trabajadores calificados en edad laboral (en Suazilandia, por ejemplo, el 26% de todos los adultos entre 15 y 49 años es portador del virus).

No obstante, las miserias económicas y la reducción de la masa laboral del continente africano no solo es provocada por la tuberculosis, la malaria (históricamente, por cada 10% de alivio en la incidencia del paludismo, se produce un crecimiento económico del 0.3%), el sida o virus «extraños» como el ébola.

Como denuncia Ana Olga Mocumbi, especialista de la Universidad Eduardo Mondlane de Mozambique, los problemas cardiovasculares representan ya el 9,2% de los fallecimientos continentales, convirtiéndose en la primera causa de muerte en la población por encima de los 45 años. En Tanzania, por ejemplo, el 21.9% de todos los decesos reportados en centros hospitalarios tuvieron este origen.

También sobrepeso

De igual modo, según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que hasta un 20-50% (dependiendo del país) de las poblaciones urbanas del África subsahariana cuentan con sobrepeso u obesidad, mientras que para el año 2025, tres cuartas partes de la población mundial serán obesas en los Estados no industrializados.

Para paliar estos números, por supuesto, es necesario un sistema sanitario adecuado. En España, el gasto anual per capita en salud es de 2.808 dólares, mientras que en Liberia o Sierra Leona, países asediados ahora por ébola, el dispendio previo a la crisis era de 65 y 96 dólares por habitante, respectivamente. Así que con ébola o sin él, a los Bokari Kone del continente les seguirán sin cuadrar las cuentas.