«En Hollywood se necesita piel de cocodrilo»
Encarna al narco Pablo Escobar, un hombre contradictorio que fue visto por algunos de sus compatriotas como un Robin Hood El actor recibe el segundo Premio Donostia del Festival de San Sebastián
SAN SEBASTIÁN. Actualizado: GuardarBenicio Monserrate Rafael del Toro Sánchez no es un dechado de locuacidad, quizá porque se maneja más cómodo en inglés que en castellano. «¿Le gustaría hacer comedias?». «Sí». «¿La película más difícil de su carrera?». «La del Che». Con sacacorchos hubo que sacarle ayer las palabras al actor, pocas horas antes de recibir el segundo Premio Donostia de esta edición de manos del cubano Jorge Perugorría. Del Toro conoce de sobra San Sebastián. Vino por primera vez en 1998 con 'Miedo y asco en Las Vegas' y hace dos años entregó el Donostia a John Travolta, su compañero en 'Salvajes', de Oliver Stone, además de presentar su contribución como director al filme colectivo '7 días en La Habana'.
«Recibir el Donostia es un honor. Es el primer premio de este tamaño que me dan por mi carrera», agradeció el ganador del Oscar de reparto por 'Traffic', donde encarnaba a un policía mexicano cercado por la corrupción. La última vez que vino a San Sebastián confesó que había vuelto a hacer de «latino malón» solo porque se lo pidió Oliver Stone. Ahora le ha tocado desdecirse, porque en la cinta que cerró la sección Perlas del festival le toca dar vida a uno de los villanos latinos más temibles de todos los tiempos: Pablo Escobar.
Cuando Benicio del Toro, nacido hace 48 años en el Santurce de Puerto Rico, se asomó por primera vez al cine quedó claro que era un robaescenas: 'Huevos de oro', 'Sospechosos habituales', 'Basquiat'... En 'Escobar: Paraíso perdido' hace algo parecido; pese a su título, no aparece demasiado tiempo aunque su poderosa presencia sobrevuele todo el metraje. «No salgo demasiado, cierto, pero estaría encantado de desarrollar el personaje en otra película con el mismo director y actores», reconoció piropeando al debutante Andrea Di Stefano.
A Del Toro le interesó del mítico narco «cómo tocó a un pueblo y le vendió la esperanza». El filme se detiene en el momento en que Escobar «se volvió político». ¿Cómo se interpreta a un monstruo al que las autoridades vinculan con el asesinato de 10.000 personas? «Yo no juzgo cuando interpreto, me limito a rodar las escenas. Primero preparas el personaje para entenderlo en una labor de investigación, como si fueras un periodista. Pero una vez que suena la campana en el ring del rodaje tan solo actúas y te olvidas de lo que aprendiste».
El fundador del cártel de Medellín murió acribillado por la Policía en 1993 a los 44 años. Su recuerdo sigue vivo en Colombia. «Sentí ese dolor que recorre el país», admitió el actor. «Fue un ser humano pero algunas cosas son difíciles de entender. Escobar ayudó a personas para las que sigue siendo una especie de Robin Hood, mientras que para el resto del mundo es un monstruo. Para hacer el papel tuve que estudiar la historia de un continente y un país. Llevo muchos años haciendo este trabajo y sé que lo más fácil es abordarlo como un cirujano, sin que te afecte a nivel personal. Porque yo no me convierto en el personaje y esto es una película de ficción».
El poseedor de las ojeras más sexis de Hollywood, rebautizado en Donosti 'Buenicio del Toro', encarna a un Escobar de hablar suave y maneras tranquilas, que no parece perder los nervios nunca. «En la vida real parece que también daba las órdenes con calma. Yo creo que tuvo que perder la cabeza muchas veces, arrodilló al Gobierno de un país». El zar de la cocaína se suma a la galería de celebridades latinas con su rostro, como el Benny Dalmau de 'Basquiat' y Che Guevara. «Los personajes reales son un trabajo más, ni más fáciles ni más difíciles. Yo me fijo en el guion y en el equipo, porque es más fácil ir al espacio si estás rodeado de astronautas».
Del Toro, el villano más joven en la historia de James Bond (tenía 21 años cuando hizo 'Licencia para matar'), se permite el lujo de saltar de una superproducción como 'Guardianes de la galaxia' -la cinta más taquillera en el mundo este verano- a aventuras independientes como la que acaba de rodar en Granada a las órdenes de Fernando León, 'A Perfect Day'. Una vez dijo que en Hollywood hay que entrar dando un portazo, titular que ayer matizó. «Quería decir que en Hollywood hay que tener memoria corta, porque no puedes ahogarte en los rechazos que vas a sufrir. Allí hay que tener piel de cocodrilo».
El quinto español que recibe el Premio Donostia (el Gobierno de Zapatero le otorgó la nacionalidad en 2011 junto a Ricky Martin, también nacido en Puerto Rico) tiene fama de donjuán. Nunca se ha casado y es padre de una niña de tres años con Kimberly Stewart, hija de Rod Stewart, aunque oficialmente no son pareja. Ayer recordó sus sueños de actor cuando era adolescente, justo cuando se fue a vivir a Pensilvania tras la muerte de su madre en la isla. «A los 14 años no escuchaba mucho, estaba a mis cosas. Los actores que veía en películas en blanco y negro me ayudaron a soñar».