Rusia presiona a la UE con el gas
Bruselas, Moscú y Kiev no llegan a un acuerdo que evite el corte del suministro que el Kremlin utiliza como pasaporte contra las sanciones
MOSCÚ.Actualizado:Los titulares de Energía europeo y ucraniano, Gunther Oettinger y Yurin Prodan, no consiguieron ayer convencer en Berlín a su colega ruso, Alexánder Novak, para que firme de una vez el acuerdo que garantice este invierno los suministros de gas ruso a Ucrania, fije unos precios razonables y aleje así el fantasma de un nuevo corte del abastecimiento a la Unión Europea como ya sucedió en 2006 y 2009. Las partes se limitaron a consensuar un «borrador» que intentarán suscribir la semana que viene. El inicio de las conversaciones de ayer en la capital alemana estuvo precedido de nuevas amenazas de Moscú.
En una entrevista al diario económico germano 'Handelsblatt', Novak advirtió que revertir el gas adquirido a Rusia por los europeos hacia Ucrania es «ilegal» y podría conducir a un corte general del suministro a los países de la Unión Europea que realicen tal práctica. «Los contratos en vigor no prevén ninguna reexportación. Esperamos que nuestros socios europeos respeten esos acuerdos ya que sólo así se podrá asegurar un abastecimiento sin interrupciones a los consumidores europeos», manifestó el titular ruso de Energía. Debido a las discrepancias sobre el precio del gas y la deuda acumulada por Kiev, la ucraniana Naftogaz y la rusa Gazprom todavía no han podido firmar el correspondiente contrato.
Por eso, Gazprom cortó el suministro al país vecino el pasado mes de junio. Rusia estima que los impagos de Ucrania han alcanzado los 5.300 millones de dólares mientras que ésta sostiene que debe solamente 3.100 millones. Esta suma es la que abonará Naftogaz si la semana que viene se alcanza el acuerdo. Los 2.200 millones restantes los pagará en el caso de que el Tribunal de Arbitraje de Estocolmo le diera la razón a Rusia.
De manera que, desde junio, Ucrania ha estado recibiendo gas revertido desde varios países del este de Europa. Hasta que el jueves el operador de la red de gaseoductos húngaros FGSZ suspendió por tiempo indeterminado el flujo de gas a Ucrania por motivos «técnicos» para hacer frente al «aumento» de la demanda interna en Hungría.
Toque de atención
Hungría tomó esta decisión días después de que el presidente de Gazprom, Alexéi Miller, se entrevistara en Budapest con el primer ministro húngaro, Viktor Orban. Esta actitud provocó ayer un toque de atención de la Comisión Europea, donde la portavoz Helen Kearns instó a Budapest a rectificar. «No hay nada que impida a las compañías europeas disponer libremente del gas comprado a Gazprom, incluso vendiéndolo a terceros países como Ucrania», declaró.
Pese a que Moscú y Bruselas mantienen puntos de vista diametralmente opuestos, Oettinger es optimista y ve «altamente probable» que la semana que viene se llegue a un acuerdo con Rusia. Peor lo ve el primer ministro ucraniano, Arseni Yatseniuk, que está convencido de que lo que pretende Moscú es «congelar» este invierno a los ucranianos dejándolos sin gas.
Por otro lado, en lo que muchos analistas consideran una forma más de presión para lograr el levantamientos de las sanciones, el presidente ruso, Vladímir Putin, ha enviado una carta a José Manuel Durao Barroso pidiéndole una modificación del Acuerdo de Asociación entre la UE y Ucrania, que acaba de ser ratificada, pero que a petición de Moscú no entrará en vigor hasta el 31 de diciembre de 2015. Bruselas advierte que tal convenio es «bilateral» y por tanto se podrá cambiar su contenido sólo si lo desean las partes contractuales. Rusia no lo es.