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Los cristianos de Irak se arman contra el yihadismo

Perseguidos en toda la zona que controla el Estado Islámico, forman brigadas y mantienen contacto con milicias libanesas

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Los cristianos del norte de Irak siguen el ejemplo de los sirios y toman las armas para defenderse del Estado Islámico (EI). Los vecinos de la aldea de Sharafiyah, 40 kilómetros al norte de Mosul, han formado la brigada Dwekh Nawsha (futuro mártir, en el dialecto arameo local), que por ahora cuenta con un centenar de hombres, según el testimonio de mandos locales recogido por la agencia AFP. El Movimiento Democrático Asirio asegura que 2.000 personas se han presentado voluntarias para luchar contra el EI y mantienen contacto directo con las Fuerzas Libanesas (FL), la principal milicia cristiana durante la guerra civil en Líbano (1975-90), que lidera el mítico 'señor de la guerra' Samir Geagea.

La idea de armar a los cristianos la lanzó el presidente kurdo, Masoud Barzani, pero ha recibido fuertes críticas de la cúpula eclesiástica en Bagdad porque «la creación de este tipo de milicias con base étnica o sectaria puede destruir Irak». Hasta ahora, los peshmerga kurdos son quienes han velado por la seguridad de las aldeas cristianas en el norte de Irak, aunque algunos núcleos se sienten abandonados por los kurdos y el Gobierno iraquí.

Los pocos cristianos que quedan en el país se arman para defenderse, pero la mayoría ha optado por salir de Irak. El éxodo de la comunidad cristiana comenzó en 2003 después de la caída de Sadam Hussein. Ha pasado de contar con 1,2 millones de personas a quedar reducida a no más de 300.000. La región autónoma del Kurdistán es la salida temporal que elige la mayoría, pero Europa y Estados Unidos son los destinos soñados. Bagdad, Basora y Mosul son las plazas históricas con presencia cristiana -originalmente asirios y caldeos que siguen rezando en arameo, la lengua de Jesús- desde la época preislámica, pero el califato les ha expulsado de esta última ciudad y están perseguidos en toda el área que controlan los yihadistas.

La creación de brigadas cristianas en Irak imita el modelo puesto en marcha por el régimen al otro lado de la frontera. Desde que comenzaron los problemas para Bashar el-Asad, su Gobierno entregó armas a las comunidades cristianas -y al resto de minorías, como drusos o alauíes- y las incorporó al esquema de Comités Populares ideado para la defensa de barrios en las zonas leales al poder central.

En el norte del país los asirios constituyeron el Consejo Militar Siríaco y desde hace meses combaten junto a la milicia del Partido de la Unión Democrática (PYD), vinculado al Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK). Estos milicianos kurdos son los que resisten el asalto del EI a la ciudad de Kobani desde hace días y su líder, Saleh Muslim, denuncia la falta de apoyo de la alianza, que «no ha atacado una sola posición enemiga, aunque vemos pasar sus aviones constantemente», según declaró al canal Rudaw, con sede en Erbil.

Capacidad de reclutamiento

Los bombardeos de la alianza han obligado a parar la producción de petróleo en la provincia de Deir Ezor y obligado a los yihadistas a medir sus pasos, pero no han provocado una desbandada en las filas de un EI que sigue ganando adeptos. El Observatorio Sirio de Derechos Humanos asegura que al menos 200 combatientes del Frente al-Nusra -brazo de Al-Qaida en Siria- de la provincia de Alepo habrían decidido cambiar de filas y enrolarse en el EI desde el inicio de los bombardeos occidentales y árabes. Concretamente los días 23 y 24. Los dos grupos comparten una visión ultraortodoxa del islam, pero las diferencias entre sus cabecillas les han llevado a una guerra interna que estalló en enero y ha mermado la capacidad de la oposición armada frente al régimen. Algunas voces alertan de la posibilidad de un pacto entre ambos grupos para hacer frente a la alianza liderada por Estados Unidos, pero eso exigiría el reconocimiento por parte de Ayman al-Zawahiri de Abu Baker al-Bagdadi como califa de los musulmanes, algo poco probable.

El grupo de Al-Bagdadi mantiene su capacidad de reclutamiento. Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, este mes ha incorporado a combatientes de quince nacionalidades diferentes, aunque sirios en su mayoría. Sin embargo, no estaría alcanzando los niveles de atracción del pasado julio, cuando engrosaron sus filas 6.300 nuevos miembros al calor de la triunfal ofensiva en el norte y oeste de Irak. La expansión de comienzos de verano pudo elevar los integrantes del EI hasta los 15.000. Y de ellos, más de un millar procedentes del extranjero.