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Castro recupera al 'zar' de las reformas para salvar el bache

Marino Murillo vuelve al Ministerio de Economía para luchar contra el «estancamiento» de Cuba e impulsar la producción nacional

LA HABANA. Actualizado: Guardar
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Los expertos aprecian «estancamiento» en la economía de Cuba. Para salir del bache, el presidente, Raúl Castro, volvió a confiar en Marino Murillo, vicepresidente del Gobierno y jefe de la Comisión Permanente para la Implementación y Desarrollo. Lo volvió a situar al frente de la cartera de Economía y Planificación, según anunció una nota oficial, lo que lo convierte en el hombre fuerte de la economía cubana.

El cerebro y principal redactor de los lineamientos (directrices) aprobados por el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC) en abril de 2011 sustituye a Adel Izquierdo, quien fue su viceministro, un cargo que volverá a ocupar ahora. Murillo permanecerá en el Buró Político del Comité Central del PCC, el único partido en Cuba.

El comunicado explica que la puesta en práctica de los lineamientos «se adentra en las cuestiones completas y profundas» que se necesitan «armonizar e integrar a un nivel superior el proceso de actualización del modelo económico y la planificación como principio de la conducción de la economía nacional». El último informe del Ministerio decía confiar en que para el final de este año haya una leve mejoría y el PIB, que en el primer semestre apenas creció un 0,6%, cierre en torno al 1,4 %. Pero admitió públicamente que la desaceleración anual supera la previsión de origen: era el 2,2%, después del alza del 2,7% con la que se cerró 2013.

Los números no cuadran con las previsiones. Los ingresos por turismo bajan, los de la exportación de níquel se mantienen similares pese al aumento del precio. La importación de alimentos se lleva una de las tajadas más importantes del presupuesto y, pese al llamamiento a aumentar la producir para reducir la dependencia del exterior, el esfuerzo nacional no acaba de despegar. El endurecimiento del bloqueo, con millonarias multas a bancos que operan con Cuba, limita las operaciones bancarias, la financiación y complica el comercio exterior.

Murillo, economista de 53 años, forma parte de la generación de jóvenes dirigentes comunistas. Al asumir oficialmente la presidencia, el general Castro confió en él -entonces casi un desconocido- para dirigir el Ministerio de Economía entre 2009 y 2011. El ejecutor de la apertura económica sin renunciar al modelo socialista ha tenido un ascenso meteórico. Busca rentabilizar las improductivas empresas estatales en las que el bajo salario desmotiva a los trabajadores. La ampliación del sector no estatal emplea a 460.000 personas en pequeños negocios particulares.

Otras reformas fueron la aprobación de la compraventa de viviendas y coches y los viajes al extranjero eliminando el permiso de salida. Pero los beneficios no llegan a la mayoría de los 11,2 millones de cubanos.

Y lo más difícil está por llegar con la unificación de la doble moneda que, según los expertos, está en la base de todas las dificultades porque mantiene una doble economía ficticia. Para las empresas, un peso cubano vale como un CUC (0,80 euros) pero en las tiendas y en las casas de cambio un CUC se canjea por 24.

Con fama de pragmático, Murillo es la cara visible, después de la de Raúl Castro, de la ley de inversión extranjera que, con beneficios de varios tipos, espera atraer al capital foráneo, sobre todo hacia la zona especial del Mariel.